Un hallazgo arqueológico único y que puede deparar más sorpresas
“Hasta el momento no se conoce un hallazgo comparable en toda la Península por la complejidad del conjunto y su estado de conservación”. El profesor Fernando Quesada, responsable de una de las excavaciones más sorprendentes de los últimos años, describe en el perfil oficial de Facebook de un proyecto llamado Ciudades y complejos aristocráticos ibéricos en la conquista romana de la Alta Andalucía qué es exactamente lo que se han encontrado en las inmediaciones de Montemayor.
“En el fondo de una gran fosa se ha localizado un conjunto de cuatro grandes ruedas ibéricas de hierro depositadas casi enteras (llantas, forro de la pina y de los radios, bocines, todo en lámina de hierro forjado y remachado) en un estado de conservación excepcional. El tipo es similar al de las ruedas de la Cámara de Toya (Jaén) o de las necrópolis de Baza y del Mirador de Rolando (Granada), fechadas en torno al s. IV a.C., aunque las ruedas de Montemayor están mucho más completas y parecen de factura más compleja”, expone el responsable de un proyecto dirigido también por Javier Moralejo.
La excavación en Montemayor arrancó el pasado 24 de septiembre. El objetivo era buscar el entorno de Ulía, una ciudad romana que se extendía también hasta Fernán Núñez, y donde se libraron algunas de las batallas más decisivas al final de la Guerra Civil entre Julio César y los hijos de Pompeyo a mediados del siglo I antes de Cristo.
“Sin embargo, desde muy pronto la orientación de los trabajos se ha visto complicada y enriquecida por el extraordinario hallazgo de lo que probablemente sea la tumba de una persona de muy alto rango de la cultura ibérica” y fechada entre los siglos VI y I antes de Cristo. “Bajo las cuatro ruedas están apareciendo importantes restos de bronce como anillas -pasarriendas del carro- y las cubiertas del yugo. Igualmente se están consolidando elementos de hierro del timón, así como dos bocados de caballo en hierro de tipo ibérico”, relata el arqueólogo. “El carro, desmontado, parece haber sido cuidadosamente colocado, capa por capa, junto con restos muy fragmentados de huesos calcinados y cenizas, y el conjunto fue cubierto con cantos rodados del propio nivel geológico del cerro”, detalla.
“Es probable que esta tumba o depósito de ofrenda forme parte de una de las necrópolis de la antigua ciudad ibérica, muchas de ellas saqueadas y destruidas por expolio durante años”, señala. Es decir, se trata de un hallazgo que ahora ofrece más preguntas que respuestas.
De hecho, el párroco Pablo Moreno Llamas, ya fallecido y un gran aficionado a la arqueología (responsabilidad suya es el actual museo de Ulía en Montemayor), ya encontró vasijas funerarias en la zona. Al sacerdote acudían muchos agricultores que arando hallaban objetos que no sabían identificar. En la zona, además, se descubrió una multitud de proyectiles y hasta monedas que parecen evidenciar que fue allí donde se instaló el campamento prolongado de Julio César durante uno de sus largos asedios.
¿Existió esa ciudad íbera? En Montemayor apareció otro yacimiento sorprendente durante las obras de construcción de la Autovía de Málaga (A-45). Su trazado, incluso, llegó a ser desviado para protegerlo. En concreto, se trata de un yacimiento llamado El Convento con un origen probablemente religioso que hoy día no está puesto en valor, aunque sí protegido.
Sin embargo, hay noticias suficientes sobre diversos hallazgos (armas, proyectiles de honda, monedas) como para pensar que en torno a la ciudad se asentaron campamentos militares y se libraron fuertes batallas. Esto parece coincidir con los textos que hablan de la lucha librada por el gobernador cesariano Quinto Casio Longino en el año 48 antes de Cristo. en el entorno de la ciudad contra su enemigo Marcelo. Dos años después sería el propio César el que combatiría en Ulia contra los hijos de su archienemigo Pompeyo.
Esta prospección de superficie en curso emplea las más modernas y detalladas tecnologías de detección y de cartografía digital, que combinan localización mediante detectores y GPS con Sistemas de Información Geográfica, todo ello contrastado con el análisis de las fuentes literarias grecolatinas.
Junto con el carro ibérico ya descrito, en apenas semana y media de trabajo de esta primera campaña, ya se han localizado con precisión varias decenas de proyectiles de honda (glandes) en plomo, proyectiles de artillería romanos en forma de pesados virotes de hierro, puntas de flecha, clavos de botas militares romanas (caligae), monedas romanas e indígenas de la zona y otros cientos de objetos, lo que no sólo puede considerarse prometedor, sino un verdadero éxito que aporta datos nuevos a las campañas de César en Andalucía y ayuda a confirmar la identidad del municipio de Ulía.
La localización de los posibles campamentos de los asedios y batallas durante las guerras civiles de César dista de estar completado, y se prevé su continuidad durante dos o tres años, pero los trabajos de esta campaña documentan un posible eje de avance y ataque por los cerros y colinas al norte de la ciudad.
El Ayuntamiento de Montemayor, a través de su Museo local, sensible a su responsabilidad patrimonial, ha decidido, mediante un Convenio en curso con la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid, iniciar un estudio sistemático de la arqueología romana del municipio, y en particular de las batallas y asedios librados por Julio César y sus legiones.
Los trabajos de prospección se realizan por un equipo multidisciplinar, bajo la dirección de campo del doctor Javier Moralejo Ordax, en el marco de un Proyecto de Investigación de Excelencia de I+D-i (Ministerio de Ciencia e Innovación) dirigido por el profesor Fernando Quesada Sanz, director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM. Este proyecto está dedicado al estudio de la implantación romana en la Andalucía ibérica, y viene realizando otros importantes trabajos en el Cerro de la Cruz (Almedinilla) y Cerro de la Merced (Cabra), a los que ahora se suman los descubrimientos en Montemayor.
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