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Más fuentes, sombras y cubiertas vegetales en edificios para luchar contra el cambio climático en Córdoba

Un hombre se refresca en una fuente de la Mezquita | ÁLEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Si hay algo que preocupa a los cordobeses sobre cómo será su ciudad en el futuro es que empiezan a tener claro que será un punto donde haga cada vez más calor. El cambio climático ya es unánime entre la comunidad científica (aunque negado por terraplanistas o el presidente de los Estados Unidos) y los cordobeses empiezan a asumir que tienen que hacer algo para que la ciudad no sea un territorio hostil en el futuro. De hecho, más de 500 personas han participado en la elaboración del borrador del Plan Municipal contra el Cambio Climático que ya está a disposición de los grupos del Ayuntamiento y pendiente de su aprobación inicial por el Pleno. El documento, muy ambicioso y con medidas valoradas en casi 20 millones de euros, recoge el espíritu de las demandas ciudadanas, ecologistas y científicas: Córdoba combatirá el cambio climático si se convierte en una ciudad verde con cubiertas vegetales en sus edificios, si se instalan más sombras (incluso con paneles solares), si se ponen más fuentes gratuitas y si poco a poco se va acabando con el tráfico privado con el fomento de cada vez más calles peatonales.

El borrador de este plan especial es uno de los documentos más ambiciosos del mandato, aún pendiente de aprobación. El plan se divide en tres partes, un diagnóstico, unas amenazas de cómo afectará el cambio climático a Córdoba y, la más importante, cómo combatirlo. En total, se han previsto 22 medidas de actuación concretas repartidas en cuatro ejes valoradas en 17 millones de euros.

Entre las iniciativas más llamativas está crear una especie de experiencia piloto en tres barrios de la ciudad (Fuensanta, Valdeolleros y el Santuario) donde empezar a aplicar muchas de las medidas propuestas. Esta experiencia piloto serviría también de faro y educación para el resto de la ciudadanía, y también mediría precisamente el impacto en la sociedad de algunas de las medidas que se pongan en marcha.

De los 17 millones de euros, el proyecto más ambicioso es el de mejorar la resilencia de la ciudad para el cambio climático (más de 3,7 millones). Con este dinero, se desarrollará un plan de acción para “la mejora de la movilidad” valorado en 2,5 millones de euros que conlleva un aumento de las peatonalizaciones y que los cordobeses se vayan olvidando de coger el coche para casi todo. También se prevén mejoras en la explotación del transporte colectivo de autobuses para optimizar rutas, aumentar la frecuencia de los servicios más de un 20% mediante carriles-bus, mejoras de flota, servicios TIC en paradas, plataformas reservadas para el autobús, etcétera, y construir nuevos carriles bici.

En este capítulo, también hay proyectos concretos para la construcción de itinerarios peatonales preferentes de la ciudad de Córdoba, actuando como plataformas continuas para las personas de movilidad reducida y otras de micropeatonalizacion en puntos de mayor concentración de caminalidad urbana. De hecho, el Ayuntamiento pone una cifra a cuánto tráfico tiene que reducir: más de un 20%.

Órganos de adaptación al cambio climático

El borrador también encarga al Ayuntamiento la constitución de órganos técnicos y políticos que desarrollen las iniciativas transversales para luchar contra el cambio climático en Córdoba. Estos organismos, que se tendrían que coordinar con otras administraciones, también deberían desarrollar políticas de comunicación y eficaces con el objetivo de concienciar a la ciudadanía de los peligros del cambio climático para una ciudad como Córdoba.

Un PGOU enfocado a la lucha contra el cambio climático

El segundo eje, además, establece estrategias de planificación urbanística concretas para diseñar el futuro de Córdoba. Por ejemplo, la ciudad tiene que aprobar en los próximos años un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). El actual data del año 2001 y en breve cumplirá 20 años. El objetivo es que todas las futuras promociones inmobiliarias y edificios de la ciudad estén adaptadas a combatir el cambio climático.

Así, se fomentarán aquellas viviendas que sean energéticamente eficientes. Por ejemplo, se busca la construcción de inmuebles con cubiertas vegetales (que en una ciudad como Córdoba refrescan) y capaces de expulsar calor para gastar lo mínimo posible en la refrigeración.

Por otra parte, entre las medidas previstas también está de la creación de una línea de incentivos para fomentar la eficiencia energética de los edificios y los criterios bioclimáticos en la construcción. Por ejemplo, se plantea modificar todos los pliegos de contratación donde se prioricen aquellos constructores que trabajen con estos criterios.

También se busca frenar la erosión de la ciudad con mejores sistemas de drenaje y riego. Y hacer un trabajo específico para frenar la generación de residuos. También se prevé hacer un trabajo específico con los turistas y buscar la mejora de su “confort” en la visita a la ciudad. Por último, se ha reservado un gran presupuesto para “proteger los espacios naturales como sector vulnerable ante la variabilidad climática.

Un proyecto pendiente desde 2015

La redacción de este plan se trata de un acuerdo del Pleno alcanzado a finales del año 2015. Entonces, PSOE, IU, Ganemos Córdoba, Ciudadanos y UCOR firmaron el denominado Pacto por el Clima. Se trataba de una hoja de ruta a nivel local para empezar a trabajar desde el consistorio con medidas para ayudar a frenar el cambio climático.

El Pacto por el Clima de Córdoba se centraba en acciones a corto y medio plazo para mejorar las condiciones medioambientales de la ciudad. El documento –al que también se adhirieron en su día otras formaciones políticas y ecologistas como Equo, la Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz (ASPA), el PCE y Ecologistas en Acción- incluye una veintena de medidas para poner en marcha desde el Ayuntamiento. Entre ellas, la elaboración de un diagnóstico sobre la situación medioambiental del municipio para realizar planes de reducción de emisiones, un diseño urbanístico acompañado con más arboleda, reducir el uso de vehículos municipales, el consumo de energías renovables, así como acciones de sensibilización y formación

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