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ETA en Córdoba: diez presos en la cárcel, un atentado y diez muertos

Miembros de ETA, tras leer su último comunicado.

Alfonso Alba

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La banda terrorista ETA está a punto de anunciar su disolución. Este viernes, emitió un comunicado en el que pedía “perdón de veras” a las víctimas que había dejado en sus más de medio siglo de historia. Córdoba no ha sido una provincia ajena a la violencia y el terrorismo etarra. Al contrario. ETA en Córdoba sigue estando presente. En el penal de Alcolea cumplen condena hasta diez presos de la banda terrorista. Y en la memoria de la ciudad sigue presente el recuerdo de la mañana del 20 de mayo de 1996 en la avenida Carlos III cuando estalló un coche bomba y falló un segundo que tenía prevista una masacre.

Si finalmente ETA se disuelve, sus acciones y su salvajismo quedará para los libros de Historia, aunque su memoria permanecerá aún presente en la sociedad cordobesa. Hasta diez víctimas cordobesas se contabilizan en el casi millar de muertos asesinados que acumula la banda terrorista a sus espaldas.

La cárcel de Córdoba fue una de las elegidas por el Gobierno para acoger a un mayor número de presos de ETA cuando se decidió su dispersión por todo el Estado. Actualmente, hay diez etarras con condenas firmes en la prisión cordobesa, nueve hombres y una mujer. Todos tienen condenas por haber participado de alguna u otra manera en atentados. En 2012, en la cárcel cordobesa había 15 etarras cumpliendo condena. En 2015 salieron tres, en aplicación de la doctrina Parot y un tercero tras el cumplimiento total de su condena. El resto se han negado además a aceptar los beneficios penitenciarios que le serían concedidos si decidieran romper totalmente con la banda terrorista ETA y condenar la violencia. En caso de que lo hicieran podrían acogerse a la llamada vía Nanclares, que les permitiría un acercamiento a las cárceles del País Vasco. Actualmente quedan diez.

Igor Portu es uno de los presos más famosos de ETA ahora mismo en prisión. Condenado a más de 1.000 años de cárcel por los atentados de la T-4 del aeropuerto de Barajas, que en el año 2006 rompió las negociaciones que se habían establecido entre el Gobierno de Zapatero y ETA para poner fin a la violencia de manera definitiva.

En la cárcel de Córdoba está Javier Gallaga Ruiz, uno de los autores materiales del único atentado cometido por ETA en la ciudad, el 20 de mayo de 1996 que acabó con la vida del sargento granadino Miguel Ángel Ayllón. En la cárcel de Alcolea está otro de los miembros del comando Andalucía, Jon Igor Solana Matarrán, acusado de participar en el asesinato del doctor sevillano Cariñanos.

No es el único preso con una condena múltiple por asesinatos terroristas. También está Ibon Muñoa, condenado por colaborar en el secuestro y en el asesinato de Miguel Ángel Blanco. En la prisión cordobesa duerme también uno de los secuestradores de Ortega Lara, Xabin Usandizaga Galarraga.

Los asesinados

Pero en la memoria de Córdoba siempre estará el atentado del 20 de mayo de 1996 en el que perdió la vida el sargento Ayllón, pero donde pudieron perecer muchos ciudadanos inocentes. Un segundo coche bomba no estalló cuando estaba previsto y eso salvó la vida a las decenas de personas que acudieron al escenario del atentado. El sargento Ayllón fue el último cordobés en fallecer a manos de ETA. Antes, lo hicieron otras diez personas.

El primer cordobés muerto a manos de ETA fue José Díaz Pérez, un guardia civil que murió a tiros en Andoáin (Guipuzcoa) en febrero de 1979. En abril de 1980 moría otro guardia civil cordobés, Luis Martos García, ametrallado en el puesto fronterizo de Irún mientras consultaba la documentación de un camión.

En 1985 fallecieron otros dos guardias civiles cordobeses, Antonio Jesús Trujillo, de Priego de Córdoba, en la custodia de la Delegación de Hacienda de San Sebastián, y Juan Expósito Afán, de Aguilar de la Frontera, de un tiro en la nuca en Elgoibar.

En 1987, en el atentado de la casa cuartel de Zaragoza, también murió el guardia civil Emilio Capilla Tocado, su mujer María Dolores Franco y una de sus hijas. Los tres eran naturales de Valsequillo.

En septiembre de 1990 fallecía en Bilbao José Manuel Alba Morales cuando ETA lanzó un coche bombacontra una garita de vigilancia del muelle de Bilbao. En abril de 1995 moría el policía nacional Eduardo López Moreno, de Montilla, tras estallar una bomba lapa.

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