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Épica dura de escorpión

Concierto de Scorpions en la plaza de toros de Córdoba | ALVARO CARMONA

Redacción Cordópolis

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El Coso de los Califas acogió anoche uno de los eventos más destacados de la 36 edición del Festival de la Guitarra

¿Qué hacen decenas de miles de personas con camiseta negra a cuarenta grados en una plaza de toros? Efectivamente, habéis adivinado. La nueva edición del muy cordobés Festival de la Guitarra cuenta entre sus platos fuertes para este año con la actuación del legendario grupo de rock duro Scorpions. La banda alemana está inmersa en una gira mundial de celebración de su medio siglo de existencia, y Córdoba era, junto con Bilbao y Madrid, una de las ciudades elegidas para tal efeméride.

Los escorpiones llegaron a Córdoba el viernes, y no lo hicieron, precisamente, en BlaBlaCar. Tras aparcar su avión privado en el flamante e impoluto Aeropuerto de Córdoba, seis coches de alta gama los estaban esperando para trasladarlos a la ciudad. Además, un sinfín de trailers transportaba un macro-escenario hasta el Coso de los Califas, en el que, junto a los de Hannover, se subirían dos teloneros. Veamos qué ocurrió:

La tarde del sábado comienza con Sebaton. A las 19:45 salta al escenario el grupo sueco, con su poderoso sonido metálico. Melenas girando como molinos de viento, y el gusto por una estética paramilitar. Resultaron simpáticos.

Turno después para los locales Medina Azahara.

Aciertan de pleno con el tema elegido para comenzar. Necesito respirar nunca sonó tan urgente y necesaria como la pasada noche en Córdoba. Durante casi una hora se suceden himnos que forman ya parte del patrimonio cordobés, como puedan ser Siento que ya llega la hora o Paseando por la Mezquita.

Manuel Martinez, luciendo un increíble pelazo rubio, nos canta con su timbre aflamencado canciones sobre la libertad, o sobre el glorioso pasado omeya de la ciudad, mientras que la guitarra de Ventura puntea como si no hubiera un mañana. Todo ello cimentado sobre una

base hard rock de teclados, bajo y batería. El público estaba ya a tono para lo que se le venía encima.

A las 11 de la noche, y con una apabullante torre de sonido, saltan al ruedo Scorpions. Electricidad, vatios y luces. Empiezan fuertes, con una pegada noqueante de rock duro a todos los acalorados asistentes al evento. Posteriormente pasarían por la pasarela a un pequeño escenario situado en el centro de la plaza, y donde desarrollarían alguna de sus power baladas, también llamadas baladones,

que los han hecho estar donde están. Es en ese momento cuando el público menea brazo

en alto sus smartphones, a modo de mechero. Momento épico, sentimental y tecnológico del concierto.

Vimos en todo momento a un Klaus Meine en plena forma, corriendo por el escenario, y con las cuerdas vocales en su punto. Hablando de cuerdas, habían venido a un festival de la guitarra, y no desmerecieron. Matthias Jabs y Rudolf Schenker nos enseñaron su muestrario de guitarras, a cual más espectacular. Eléctricas en forma de pico, acústicas en forma de pico, e incluso guitarras que echan humo, en sentido literal. También corrieron lo suyo sobre el escenario. No olvidemos que estamos hablando de señores que rozan los 70 años.

Habían anunciado que para este concierto iba a haber sorpresas, y vaya si las hubo. Al segundo tema, una descomunal bandera de España ocupa todas las pantallas del escenario, y los allí presentes quedamos boquiabiertos viendo a Meine cantar bajo un fondo rojo y gualda ondeante. Pero hubo más.

Mikkey Dee, batería que los acompaña para esta gira, y a su vez, exbatería de Motörhead, se marca a mitad del concierto un solo salvaje y animal,

secundado por tres flamencas y un flamenco que irrumpen en el escenario. A buen seguro que el mismísimo Lemmy estaba haciendo palmas desde el infierno.

Durante hora y media repasan un total de 16 temas representativos de toda su carrera, para cerrar con un bis, cómo no, con Still Loving You y Rock You Like a Hurricane. Son las 12:46 y el concierto ha finalizado. El respetable se dirige hacia los vomitorios de la plaza, simulando punteos de guitarra al aire, lentos y sentidos. ¿Diagnóstico? Picadura de escorpión.

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