Emprendiduritis
Pues sí, básicamente, y resumido en esa escueta palabra, resumiría así lo que entiendo es uno de las burbujas que tenemos a día de hoy.
Y el que pueda pensar que es un adjetivo despectivo y con afán destructivo sobre el sistema y su apuesta sobre el emprendimiento anda un tanto equivocado. Me explico.
Llevo algunas semanas dándole vueltas a esta idea en la cabeza y he llegado a una doble conclusión. Una primera un tanto negativa y una segunda muy positiva, o al menos eso creo.
La negativa es obvia, y espero que no penséis que soy un descerebrado, existe un boom, una obsesión, una infernal presión, un empuje hacia el abismo, en el que hay que emprender sí o sí. No hay otra alternativa. Sea cual sea tu situación, emprende. No lo pienses, emprende. No sigas leyendo, emprende.
Es una presión-obsesión focalizada desde todos los estamentos, públicos y privados. En mi humilde opinión un tanto equivoca. Muchas veces se evoca e incita a lo que personalmente denomino el emprendedor de último recurso, aquel que emprende porque sólo le queda por cobrar el último mes del paro o sus últimos mil quinientos euros y se lanza a intentar montar lo que sea y como sea, un triple salto mortal sin red.
Sí, lo sé, emprender es un derecho, y una opción muy noble y respetable de cualquier persona. Hasta ahí estoy totalmente de acuerdo. Lo malo es cuando el que emprende no tiene ni idea del sector o actividad al que va a dedicar su tiempo, ilusión y dinero o ni tiene ni las nociones básicas sobre gestión de negocios. Y de estos, por desgracia, y por experiencia, sé que hay muchos. Quizás demasiados. El final de esta historia ya la conocemos todos…
La parte positiva, que sí que la hay, es el que si realmente tanto las administraciones públicas como las organizaciones y entidades privadas siguen apostando por el modelo del emprendimiento, tomando como base parte del trabajo y esfuerzo realizado hasta la fecha, muy posiblemente, dentro de diez o quince años hayamos conseguido una cultura empresarial, o emprendedora, y que esta sea una alternativa real y que los que decidan optar por esa vía lo hagan con conocimiento de causa y de manera totalmente consciente.
Al sistema actual hay que quitarle muchos de los fuegos de artificios que los adornan, apoyarse más en personas y equipos experimentados y fracasados, en resumen, menos powerpoint y mas callos de experiencia.
Ese día será el día en que fracasar no sea un estigma sino un sinónimo de experiencia, un valor en alza que será requerido para conseguir financiación, para que los inversores apuesten por tu proyecto, en una selección de personal…
Y sí, lo reconozco, he fracasado y soy un convencido de que emprender es una excelente opción.
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