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Echas más horas que un mecánico de Aucorsa

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Antonio Gutiérrez

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En lo que llevamos de verano, las incidencias han crecido un 13% con respecto a 2014 y un 31% sobre 2013 | La carga de trabajo se ha incrementado en más de 1.000 horas en los últimos dos años

Son las 8:30 horas. En los fosos de los talleres de Aucorsa, una docena de vehículos esperan reparación. La vista se va inmediatamente a los autobuses de segunda mano: uno, dos, tres, cuatro... ¿Estos han salido realmente malos, no? “No es tan así como lo pintáis. Desde dentro se ven las cosas muy distintas”, señala el responsable de los talleres, Eugenio Romero. A su lado, Carlos Luna, mecánico de la empresa desde hace cinco años, reconoce que “muchas veces vas en el autobús y oyes comentarios que te dan mucho coraje. Y más con el trabajo que se realiza aquí”.

La conversación se centra de nuevo en el rendimiento de los autobuses de segunda mano de la EMT, la empresa de vehículos de servicio público de Madrid. “Son muy baratos por algo”, indica Romero, que reconoce que estos vehículos precisan más nivel atención y que “como cualquier vehículo de segunda mano, te puede dar problemas porque ya tiene un uso. Económicamente han salido rentables, otra cosa es socialmente...”. Para Romero, gran parte de los problemas que tienen los vehículos “se solucionan con dinero”. “Somos la consecuencia de los recursos empleados”, señala recordando que la última gran compra de vehículos nuevos se produjo en 2009, caso aparte de los microbuses. La edad media de los vehículos de Aucorsa se sitúa en los 12 años; solo un 15% de los autobuses tienen menos de una década.

Esa falta de recursos también se ha dejado sentir en el personal de talleres, una veintena de trabajadores. “Tenemos unos medios muy escasos y, en estas condiciones, no se puede dar un resultado brillante”. ¿Se han demorado las puestas a punto y las labores de mantenimiento? “No, pero se han tenido que adaptar a las necesidades de trabajo y si algo se puede destacar es que todo el personal ha hecho el máximo esfuerzo”, defiende el responsable de los talleres“.  Las redes sociales están en el punto de mira: ”Averías las ha habido siempre, pero ahora todo es instantáneo y las imágenes han quedado en el imaginario popular“, señala Romero. El tema molesta y las palabras se miden, aunque se reconoce que la cadena de averías ha aumentado la presión para el personal de talleres. ”Es normal que no agrade, el esfuerzo ha sido grande y, en muchos casos, se ha trivializado“, indican.

Suben las averías... y las horas de trabajo

Lo que es cierto es que los datos son reveladores. Junio y julio muestran un sensible incremento de averías con respecto a los mismos meses en 2013 y 2014. ¿Influye el calor? “Sí, claro que influye. A partir de 39 grados comienza a haber problemas, es algo que tenemos comprobado”. Si esto es así, el incremento en el número de incidencias y los días bajo aviso por ola de calor tendrían una íntima relación. Entre junio y julio de este año los autobuses de Aucorsa han sufrido 3.682 incidencias (se incluyen las leves y las graves), casi 900 más que hace dos años y más de 400 con respecto al año pasado.

Este aumento de incidencias tiene su relación directa en horas de trabajo en los talleres de Aucorsa. En dos años, el mismo personal ha trabajado 1.068 horas más en junio y julio de este año. El total de horas en estos dos meses suma 6.345 horas por las 6.026 del pasado verano y las 5.277 que se trabajaron en 2013. En dos años, un 20% más de trabajo en el que tanta influencia pueden tener las altas temperaturas como una flota que no se renueva.

Esta situación ha provocado que la empresa haya decido sacar cuatro plazas temporales para reforzar sus talleres. El plazo se abrió a finales del mes de julio y concluye este lunes a las 14:00 horas. Por el momento se han presentado una treintena de aspirantes que, se espera, puedan estar trabajando antes de que finalice el presente mes. A esto se suma que a finales de septiembre se esperan diez nuevos autobuses que renovarán la flota aunque, como señala Eugenio, “el proceso será lento”.

Incendios, vandalismo y motivos de averías

Mientras se produce la conversación, de fondo, como en cualquier taller, suena una emisora de radiofórmula; a escasos metros de los fosos, se distingue la parte trasera del modelo 706, totalmente carbonizada. La conversación se traslada ante los restos de un vehículo del que, como en todos, se trata de aprovechar lo que se pueda. Que, en este caso, es poco. “Es una pena porque en este modelo se había trabajado mucho y se había adaptado poco antes del suceso”, señala el responsable de talleres. ¿Se puede aprovechar algo? “De la mecánica, poco”, señala Carlos, que se acerca al motor para comprobar los graves daños que afectan al vehículo. “Se aprovecha todo lo que se puede. Allí tienes una montaña de retrovisores, piezas... todo lo que se puede se recicla”.

Muy cerca del modelo 706 se encuentran los restos del modelo 203, totalmente destrozado en un acto vandálico durante la pasada Feria. Este modelo tampoco volverá a salir a la calle. A la antigüedad del vehículo hay que sumarle los graves daños que presenta y que hacen inviable su vuelta al servicio. “Del vandalismo se habla poco y rara es la semana que no tenemos incidencias relacionadas con daños por actos vandálicos”, indica Carlos.

¿Por qué estas averías? ¿Antes había incendios? La respuesta vuelve al punto de partida de la conversación: “No todo es blanco o negro”. A la pregunta sobre incendios previos la respuesta es eminentemente técnica: “Antes los autobuses tenían cuatro cosas, la distribución del motor era distinta. ¿Sabes cuántos kilómetros de cable tiene un autobús? Y todo se concentra en un espacio muy reducido, recorre el autobús y activa decenas de funciones que antes no había. Cualquier problema es, primero, muy difícil de diagnosticar, y después puede afectar a muchas funciones”, indican.

¿Cuáles son las principales averías? “En estos días todo lo relacionado con la refrigeración y el sobrecalentamiento de elementos mecánicos”, señalan, para añadir que “se ha ganado en calidad en los vehículos, pero a costa de mucha más complejidad. Todo es electrónico. Antes no había rampas, aire acondicionado, consumo inteligente, bajas emisiones... Todo eso tiene su trasfondo mecánico. Antes en diez minutos sabías lo que había pasado. Ahora es mucho más complicado porque hay muchos elementos invisibles que influyen”.

A diferencia de los dos últimos meses, el comienzo de agosto ha sido tranquilo. Esta semana apenas se han registrado incidencias y el hecho de que haya mucha gente fuera reduce el número de buses en la calle. “Parece que en estos meses se ha estropeado todo lo que se tenía que estropear”, comentan desde Aucorsa. La reválida llegará en septiembre, cuando se acaben las vacaciones y los 115 vehículos de la flota tengan que estar a pleno rendimiento. Tres meses después habrá que afrontar la prueba de fuego, cuando el balance de la empresa municipal tenga que dar beneficios -lleva tres años en pérdidas- para evitar una disolución por ley que, a fecha de hoy, es la principal preocupación del gobierno local.

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