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¿Está la ciudad de Córdoba preparada para el calor?

Turistas en Córdoba, este fin de semana | TONI BLANCO

Alfonso Alba

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Hace cuatro años, en este periódico, el arquitecto Pedro García del Barrio concluía que en Córdoba, y en verano, “la distancia más corta entre los puntos es la línea de la sombra”. A partir de ya, Córdoba es protagonista, día sí y día también, de informativo nacional por una cosa: es uno de los puntos de España donde más calor hace. Y es una de las ciudades donde ya se nota el cambio climático. Sí, hace más calor que antes. Ahí están los datos del observatorio del Aeropuerto de Córdoba. Pero la pregunta es: ¿está la ciudad preparada para el calor? Y, sobre todo, ¿está la ciudad preparada para que en el futuro haga aún más calor que ahora?

Más allá de que el presidente de Estados Unidos Donald Trump lo niegue, en la comunicad científica internacional hay consenso: el clima está cambiando y el Planeta se está calentando. Todos los países han llegado a la misma conclusión y han firmado un pacto por el clima en París, del que se acaba de descolgar Estados Unidos, asumiendo que sí, que hace más calor que nunca. En España, además de la línea de costa (donde el mar está subiendo año a año), preocupan ciudades de interior como Córdoba (y casi todas las del Valle del Guadalquivir) donde año tras año se baten récords de calor. Pero, ¿realmente se están tomando medidas?

La pasada semana, Equo, que se integra dentro de Ganemos, pidió un plan al Ayuntamiento para que adapte la ciudad al cambio climático. En el Consistorio se reconoce que, a día de hoy, la ciudad no está preparada para superar las altas temperaturas que ya la sacuden. Faltan árboles, reconocen. Y faltan árboles de gran porte en muchas zonas de la ciudad. Pero también hace falta contratar a personal para que los cuide adecuadamente y además de un alivio en verano puedan convertirse en un problema en invierno.

Equo pidió plantaciones masivas en los parques públicos de la ciudad. Además, reclamó la creación de nuevos espacios verdes. El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para construir el demandadísimo Parque de Levante o el Parque del Canal. Incluso se plantea hacer plantaciones masivas en la Asomadilla y ampliar su superficie.

Las propuestas de Equo, que es un partido ecologistas, van más allá. Así, proponen que se creen zonas verdes en las azoteas de la ciudad, que contribuyan a refrescar el ambiente, que se usen especies de gran porte pero de poco consumo de agua (flora mediterránea) y que se trabaje en un plan en la Campiña contra la erosión del suelo, favoreciendo la recuperación de antiguas zonas boscosas que contribuyan también a crear un ambiente menos tórrido.

Pero volviendo a la reflexión de Pedro García del Barrio, muchos arquitectos echan de menos más sombras artificiales en la ciudad. Este año, por ejemplo, los toldos de las calles comerciales del centro de la ciudad se van a instalar a mediados de junio, cuando las temperaturas ya están siendo insoportables. Además, los toldos solo se quedan en determinados puntos del centro, no cubren calles enteras (es algo muy costoso) ni por supuesto alcanzan a otras zonas de la ciudad.

Los arquitectos también se centran en los asfaltos. Córdoba siempre fue una ciudad donde se construyó suelo con granito rosa, un material disponible en la propia sierra. Es calorífico, pero fácil de regar. Muchos arquitectos se inclinan por suelos más claros, que asuman menos calor que otros más oscuros, y ponen como ejemplo la plaza de la Corredera, donde se alcanzan temperaturas altísimas con una gran exposición al sol. Incluso por la noche, estos suelos más oscuros siguen desprendiendo calor.

Además, se apuesta por una ordenanza más rigurosa a la hora de diseñar la ciudad. Incluso se plantea volver a las fachadas preferentemente blancas, que hagan que sea más fácil refrigerar los edificios (y, por tanto, haya menos emisiones de CO2 a la atmósfera).

Equo incidía también en la necesidad de cambiar el mobiliario urbano, y que este sirva como “refugio” a muchos peatones. Así, fijaban el caso de las marquesinas de los autobuses, con cristales que evitan que haya más sombra que además hacen el efecto lupa e incluso calientan más los asientos.

En abril del año pasado, el Ayuntamiento, a través del Área de Medio Ambiente, quería convertir a la ciudad en una especie de laboratorio contra el cambio climático. Necesitaba para ello de dos proyectos europeos que, de momento, no se han desarrollado.

¿Y LOS CIUDADANOS?

Por otra parte, los expertos inciden también en cómo están adaptadas las casas. En Andalucía, en las últimas semanas, ha surgido un debate: ¿Tienen que tener aire acondicionado las clases de los colegios? El final de curso coincide con meses que suelen ser ya bastante calurosos, como mayo y junio. Sin embargo, la Junta establece que deben ser los padres o en su defecto los ayuntamientos los que carguen con el coste del pago de estos aires acondicionados.

¿Y las casas? Aquí está el problema de la pobreza energética. Muchas familias o no tienen dinero para pagar la luz cada vez que encienden el aire acondicionado para refrigerar su vivienda y directamente jamás lo instalaron y dependen de ventiladores o abanicos.

Para mitigarlo, el Ayuntamiento abre los centros cívicos en verano e insta a personal de riesgo, principalmente mayores, a acudir a ellos a aprovechar su aire acondicionado. Pero la medida no suele tener el éxito esperado y la gente prefiere quedarse en su casa, admiten las fuentes consultadas. Por eso, se trabaja en fijar un suministro mínimo vital también de consumo eléctrico, que en Córdoba debería ser diferente precisamente por lo elevado de las temperaturas.

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