Bretón pide volver a la cárcel de Alcolea
El padre de Ruth y José alega razones de proximidad familiar para regresar al centro penitenciario de Córdoba
José Bretón, el padre de Ruth y José y condenado a 40 años de prisión por su asesinato, ha enviado un escrito a Instituciones Penitenciarias para solicitar el regreso a la cárcel de Alcolea, en Córdoba. Bretón fue trasladado en octubre a Villena (Alicante) por sorpresa y por orden, precisamente, de Instituciones Penitenciarias. Ahora, el preso demanda su traslado para estar más cerca de sus padres, octogenarios, que no pueden ir hasta Alicante para visitarle tan habitualmente como hacían en la cárcel de Córdoba.
Bretón fue trasladado en primer grado a la prisión alicantina. Allí se le aplica el artículo 75.2 del reglamento para evitarle problemas con otros internos. De hecho, nada más llegar a la cárcel tuvo que ser aislado en el módulo de enfermería. La noticia de su llegada corrió como la pólvora en Villena y los presos del módulo en el que está ingresado Bretón (el más peligroso, en el que están internados condenados por los atentados del 11M en Madrid) exigieron verle. Para evitar problemas, los funcionarios de prisiones decidieron aislarlo y se lo llevaron días después a una celda especial. Esta celda no es de cristal, lejos de lo que se ha publicado, sino que tiene un ojo de buey por el que el preso sombra que comparte vida con Bretón para evitar que se suicide lo vigila.
Sin embargo, la gran polémica ha llegado cuando Bretón ha sido visitado por los médicos de la prisión alicantina. Ninguno de los sanitarios ha querido informar favorablemente para que siga aplicándose el Plan de Prevención de Suicidios, ya que ninguno ha considerado que de verdad quiera acabar con su vida. Sin embargo, un médico en prácticas sí que ha accedido a firmar el informe para evitar que Bretón salga al patio y comparta zonas comunes con el resto de presos de la cárcel. La dirección de la prisión teme por su vida.
Estos no han sido los únicos incidentes que ha protagonizado el padre de Ruth y José. Nada más llegar exigió a los funcionarios de prisiones que le consiguieran una Play Station porque ya disfrutaba de una en la cárcel de Córdoba. Los funcionarios se negaron en redondo, hablando de que se trataba de un beneficio inimaginable para un preso.
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