Un bosque de puntales soporta la indignación de Cañito Bazán
Los vecinos siguen sacando enseres mientras reciben la noticia de que el fuego en el comercio fue intencionado
Los vecinos del inmueble afectado por el incendio del comercio de Cañito Bazán el 21 de enero siguen sacando las pertenencias que pueden salvar de sus casas. Decenas de pisos siguen inhabitables y los técnicos se afanan en apuntalar los bajos y sótanos correspondientes con los portales 13 y 14. El fuego dañó algunas estructuras que deberán ser reforzadas y reparadas. Los obreros entran y salen cargando puntales al hombro que fijan a las estructuras.
El interior del almacén es hoy una mezcla de ceniza y agua que cae de las conducciones y desagües dañados. Un bosque de puntales se hunde desde el antiguo almacén de la tienda a los tres niveles de sótanos para garajes que tiene el bloque. En las estanterías de la tienda todavía permanecen centenares de objetos a la venta, ennegrecidos por el humo y retorcidos por las llamas. Budas sonrientes, imágenes de princesas chinas. Relojes derretidos como cuadros de Dalí. El ruido metálico del trabajo de los obreros contrasta con el del goteo incesante de una fuga que cae a un cubo de agua.
Fuera, los corrillos de los vecinos siguen monopolizados por un único tema: el estado de sus casa y la posible fecha de retorno. Pero esta mañana otro asunto se añadía a las conversaciones: el informe de la policía que apunta a que el fuego del comercio que afectó a todo el bloque pudo ser intencionado. “Un poco sí que nos los esperábamos”, señala María Osuna, una de las vecinas desalojadas. Desde hace dos semanas vive en casa de sus padres, como hace otra residente que le acompaña, Irene Zarza. “Esto de que el fuego ha sido provocado era algo que se decía. Pero nadie ha venido a contárnoslo, la verdad. Nos hemos enterado por los periódicos”, señala Zarza. “Aquí no ha venido nadie. Ni del Ayuntamiento ni de ningún sitio”, añade en referencia a la defensa de su gestión que hizo ayer el Consistorio.
Catalina Moyano es otra vecina que tiene declarada su vivienda como inhabitable. Tras pasar por un hotel unos días, vive de alquiler en el barrio de Figueroa. “La prioridad de los vecinos no pasa tanto por saber de quién es la responsabilidad sino de volver a sus casas. Yo solo tengo que decir que cuando compramos estos pisos no nos dieron la licencia de primera ocupación todavía y este bazar ya estaba abierto y vendiendo como si tal cosa”, se queja indignada. “Y yo ahora tengo que poner todos los gastos de mi bolsillo. Fianzas, alquileres, todo. Porque el seguro todavía no ha dicho nada”, termina.
Miguel Ángel Torrico, teniente alcalde de Presidencia del Ayuntamiento de Córdoba, señaló ayer que la anterior corporación municipal de IU y PSOE no había tramitado la denuncia interpuesta el 5 de enero de 2011 por la apertura sin licencia del comercio de la calle Cañito Bazán que ardió la noche del 21 de enero. El siniestro obligó al desalojo de decenas de pisos. Torrico cree que “la denuncia no se tramitó” por parte de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) y exigió a quien estaba entonces al frente, Francisco Tejada, actual portavoz de IU en la oposición, “que dé explicaciones”. El PP llegó al gobierno local en mayo de 2011.
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