El atropello de un lince en Almodóvar eleva a 12 las muertes violentas de esta especie en 2019
Solo en un mes han muerto cuatro linces ibéricos en la provincia de Córdoba. A finales del mes de octubre, un lince ibérico murió atropellado en la misma ciudad de Córdoba, en las inmediaciones del Carrefour Zahira. Poco después apareció otro tiroteado en Villafranca y la semana pasada murió otro más arrollado en Cardeña. Ahora, este periódico ha podido saber que el 14 de noviembre ha muerto otro lince ibérico más atropellado en Almodóvar del Río, una zona en la que no debería haber linces. En total, y según han confirmado a este periódico fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, en lo que va de año han muerto de manera violenta 12 linces ibéricos, una de las cifras más altas de los últimos años que empiezan a preocupar y que llega además en el peor momento, ya que el programa Iberlince no termina de arrancar.
Este último caso, el de Almodóvar del Río, es especialmente significativo por muchas razones. En primer lugar por el sitio donde se produjo: a las 7:00 de la mañana del pasado día 14 un conductor notó que había atropellado a un animal en la carretera A-431, de Palma del Río. El conductor llamó a los servicios de emergencias y al Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que inició el correspondiente protocolo. Al animal, muy delgado, se le practicó la correspondiente necropsia en un protocolo que el instituto armado ha hecho ya en 12 ocasiones en lo que va de año en la provincia. A los agentes de medio ambiente les sorprendieron varias cosas, entre ellas que en Almodóvar del Río no se habían visto linces desde que se extinguieron hace varias décadas. De hecho, antes había en el entorno de La Breña, pero se han vuelto a ver animales en las fincas de monte bajo y pie de monte de este municipio y de Posadas, algo desconocido.
La cuarta muerte en menos de un mes y la duodécima en lo que va de año también significa que los animales se están moviendo. Y que su población ha crecido en los últimos años. Desde Ecologistas en Acción, Joaquín Reina, incide en un dato muy concreto: la población de conejo. El lince ibérico se alimenta principalmente de la caza de este roedor. La mixomatosis, que mermó la población de conejo en Europa en un 90%, provocó a su vez gran parte de la casi extinción del lince ibérico. Ahora, de nuevo, el monte vuelve a tener una grave falta de conejos. Y si no hay alimento el lince se va a buscarlo, explica Reina, desde Ecologistas en Acción.
De hecho, donde sí que hay, entrecomillas, abundancia de conejo es en los márgenes de las carreteras, un lugar en el que ni los agricultores pueden actuar ni los cazadores pueden entrar. Muchos linces, por tanto, acuden a esos márgenes y en algunos de los lances para cazar conejos acaban siendo atropellados. Ecologistas en Acción plantea, entre las medidas para proteger a una población de lince que “afortunadamente” va en aumento, que se trabaje en la reintroducción del conejo en los montes.
Este incremento de la mortalidad de los linces llega además en el peor momento. El programa Iberlince se quedó sin fondos el pasado verano, tal y como informó en su día este periódico. Un ejemplo está en la propia web del proyecto, que está sin actualizar desde el mes de diciembre del año pasado. Fuentes próximas a Iberlince señalan que el programa funciona actualmente bajo mínimos, solo con el personal de campo pero sin capacidad alguna de tomar medidas que puedan paliar los problemas que se están detectando actualmente. Básicamente, para anotar la muerte de cada lince y poco más.
La Junta ha reelaborado este programa y lo ha reenviado a Bruselas, que según fuentes de la Consejería de Medio Ambiente le dio el visto bueno en las primeras semanas de este mes de noviembre. Eso sí, las fuentes señalan que al menos hasta el verano del año 2020 no llegará la aprobación definitiva del programa y se podrán desbloquear los fondos europeos que permitan seguir adelante con el Iberlince.
Mientras tanto, la situación en el campo con esta especie es un poco caótica. Sin fondos no hay recursos para investigar exactamente qué está pasando con los animales, cuál es la situación exacta del censo (la última cifra del año pasado señalaba que habría unos 600 ejemplares en toda la Península). De todos, se calcula que en la provincia de Córdoba habría un centenar, siempre según estos últimos datos. Es decir, en lo que va de año habría muerto de manera violenta más del diez por ciento de la población cordobesa, algo que para colectivos como Ecologistas en Acción hace que se activen todas las alarmas.
En el año 2017, los propios técnicos de Medio Ambiente señalaban en un informe que una pérdida anual de un 10% de la población de linces de manera violenta o accidental suponía un grave problema, que podría provocar un retroceso importante en la recuperación de esta especie. De hecho, el lince pasó de ser considerada como una especie en peligro de extinción a especie de especial protección gracias a que su población se multiplicó. La causa, principalmente, que se trabajó de manera notable en los programas de reintroducción, cría en cautividad y la habilitación de zonas especiales que facilitaron su regreso, como el caso del parque de Cardeña-Montoro o los trabajos en el Guadalmellato.
0