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Puerto Banús: lujo marbellí

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Ana Fernández

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El lujo marbellí de Puerto Banús tiene algo singularísimo. El millonario o millonaria en cuestión, o hijo/a con Visa de papá y mamá de ídem, puede pasar en un pis-pas de degustar tan tranquilamente un pescaíto a pulirse cientos o miles de euros en cualquiera de las lujosas tiendas de alrededor. Nada que ver con la fría respetabilidad de las calles comerciales de Ginebra, donde las grandes marcas ocupan nobles edificios y se desconoce este ir y venir de gente guapa y rica, que se deja ver o que pasa porque tiene que pasar en sus coches de ensueño con chófer y matrículas personalizadas, aderezada por turistas curiosos que jamás gastarán más de 300 euros en un bolso y ya es mucho decir.

Se intuye, a ojos de los profanos, que por aquí y por allá, en aquel yate o en aquella lejana villa entre campos de golf, circula demasiado dinero. Sin embargo, todo es pequeño, cercano y amable en las calles próximas al puerto deportivo, que es el núcleo de la apetecible e internacional invención de Alfonso de Hohenlohe , José Banús y los herederos saudíes y no saudíes de la cosa.

¿Qué curiosear por la zona, aparte de coches imposibles de imaginar por su precio, estética sublime o aparatoso mal gusto?

Una visita asequible y que puede resultar provechosa es la tienda de Agent Provocateur. Lencería, saltos de cama, ropa de baño, perfumes para dejarse seducir, entre ellos Maitresse Eau Provocateur, dicen prúebame y úsame a los amantes de lo sexy y el estilo burlesque.

Unos metros más adelante, Gomina, en pleno cogollo de las marcas de lujo, destaca por su cuidada selección de firmas y diseñadores, por ofrecer perfumes de Diptyque y Byredo, además de por la amabilidad y saber hacer de quienes están al frente de ella.

Elite sobresale, y mucho, como la tienda-embajada que es de grandes firmas y diseñadores. En su escaparate se muestran artículos exclusivos como una gafas de sol extravagantes a la par que bellas y unas sandalias de Pierre Hardy, que sorprenden desde la mirada de cómic manga que ofrecen unos grandes ojos dibujados en las punteras. También es el lugar para adquirir Versace, incluida su maravillosa porcelana, así como perfumes niche, entre ellos de Sooud y Lubin.

A cinco minutos a pie, dejando atrás el mar y las lujosas naves, y como templo del consumo en el que todo hijo de vecino encontrará consuelo al deseo de comprar, se erige el Corte Inglés Costa Marbella de Puerto Banús, que es más grande y posee más espacios exclusivos que el resto de las consumistas catedrales de su especie.

Una buena opción en este acogedor gigante es hacerse la manicura en el espacio de OPI; visitar los stand de Mac, Bobby Brown, Nars o Armani, en maquillaje, y detenerse en la esquina de fragancias niche, si lo que se desea es seguir las piruetas olfativas Artisan Parfumeur, Rober Piget, Etro o Creed.

Bolsos, zapatos, joyería, decoración y mil y un lujos y avances para el cuidado del bebé lanzan tentaciones por doquier, junto con la variedad y las ofertas que se puede encontrar en ropa deportiva.

En las proximidades, para dar gusto al paladar y reponer fuerzas, es muy recomendable el Restaurante de Dani García del Hotel Puente Romano, la pizzería Picasso, el Hard Rock café, también La Moraga, aunque me resultaba más cuidada su cocina hace un tiempo.

Pero para lujo, y asequible, nada mejor que disfrutar la puesta de sol tomando un riquísimo helado, de Tridente, frente a los yates ajenos, bajo la protectora mirada de Neptuno un verano cualquiera.

Nota: Las menciones a marcas establecimientos no llevan aparejada ninguna clase de contraprestación.

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