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Sobre este blog

Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

Japonismo

Agua de Ki y cosmética tradicional japonesa

Ana Fernández

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Será por los grabados japoneses del recibidor, que mi familia adquirió con compulsión en subastas de arte, por la música de la radial impenitente que golpea las meninges del vecindario todos los julios, por la señora que anuncia en la cola del supermercado que vota por correo porque el 22 toma un vuelo a Tokio, será por eso y por la enésima ola de calor, que voy a montarme en casa un spa japonés, y si no fuera bastante para la absoluta relajación, celebraremos la ceremonia del té.

En oriente la belleza y su dimensión espiritual poseen riquísimos matices. Nos llevan una ventaja de siglos. En el imperio del sol naciente nada hay de frívolo en vaporizar el rostro con flores, ni las exigentes rutinas para la piel son vistas como un castigo sino como esencial mimo hacia uno/a mismo/a.

Tras el enorme éxito de la innovadora y divertida cosmética coreana, el mercado europeo está listo y lleno de curiosidad para una inmersión en las incontables cremas, lociones, tratamientos, maquillaje… que, más allá de los conocidos gigantes nipones como Shiseido, existen con el sello made in Japan.

Además, y lo más importante, contamos con un número creciente de puntos de venta que ofrecen J-Beauty o directamente especializados en ella, como es el caso de la preciosa tienda Tsuki Japanese Cosmetics, que ha abierto en Madrid, en el barrio de las letras, con una selección de marcas espléndida, por su trayectoria, calidad e innovación, ingredientes limpios y naturales y su conexión con la tradición japonesa.

Tsuki, que en japonés significa luna y que es la palabra utilizada para una declaración de amor, posee tienda on-line, además de su espacio físico, que aúna hospitalidad y simplicidad. Junto con tratamientos faciales, para el cuerpo, las manos o el cabello, brinda también productos de estilo de vida como los inciensos y el té matcha.

Más cerca, en Primor, ha desembarcado una firma japonesa como Hada Labo, que en relación calidad-precio es una magnífica opción para cuidar de la piel con una gama completa y fácil de utilizar.

Como enamorada de Japón, desde sus manifestaciones más antiguas y sus bellísimos jardines hasta la cultura popular y tecnológica, solo me queda consultar con Doraemon, que vino del siglo XXII a cuidar de Nobita.

Al encantador y listísimo gato voy a preguntarle que por qué hay que parar la ola azul que dicen las encuestas que podría llegar. Podría, eso, podría, pues sabemos que no todos los votos (ni abstenciones) están decididos.

 

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación

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Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

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