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Sobre este blog

Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

Refugios climáticos urbanos

Una actividad infantil, en la Biblioteca Grupo Cántico.

Eduardo Moyano

15 de agosto de 2025 20:01 h

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Este verano está siendo extremo en Córdoba y otras ciudades andaluzas en cuanto a las temperaturas, con periodos continuados por encima de los 40 ºC. Esto significa que, solo en determinadas horas se puede andar por las calles o pasear por los parques y jardines: hasta el mediodía como mucho y a partir de las 21:00, aun cuando la temperatura supera la treintena de grados en esos momentos.

En esta situación, acompañada este año por el incendio de una parte (por fortuna, menor) de la Mezquita-Catedral, los refugios climáticos adquieren una gran importancia para el viandante. Lo son, sobre todo, para los que superan cierta edad, y más si van acompañados de niños y niñas, como es el caso de muchos abuelos, que aprovechan hasta la última sombra de los parques infantiles antes de que llegue la calima.

Cuando a partir de esas horas ya no es posible cobijarse en los Jardines de Orive ni tampoco bajo la arboleda del parque Cruz Conde o de los Jardines de la Agricultura, buscamos otros refugios antes de encerrarnos en nuestras casas. Algunos los encuentran en las grandes superficies comerciales por disponer de aire acondicionado, aunque solo sea por el tiempo limitado del horario comercial y no cuenten siempre con lugares de ocio para los más pequeños. Otros, sin la compañía familiar, se refugian, sean o no creyentes, en los espacios de penumbra y recogimiento de las iglesias. Los hay que acuden a los centros cívicos, por lo general bien equipados.

En nuestra ciudad, las bibliotecas (la provincial y las municipales) están siendo refugio climático ideal para estos días tórridos. En la Biblioteca Provincial Grupo Cántico, que es la que más frecuento, puede encontrarse un nutrido grupo de abuelos con sus nietos o de padres y madres con sus hijos en la sección de bebeteca, un luminoso espacio diáfano, situado en la planta baja con su gran cristalera que da al parque.

Altas temperaturas en Córdoba

Las pequeñas mesas están llenas de cuentos infantiles que los niños y niñas leen ayudados por sus padres o abuelos. Es una auténtica algarabía infantil la que se reúne allí a partir del mediodía. El excelente personal de la biblioteca gestiona la situación lo mejor que puede, siempre con simpatía, paciencia y esmero, colocando de nuevo los libros en los estantes y dando información a quienes se la solicitan.

Es una pena que esta biblioteca cierre en agosto a las 14:00, a diferencia de lo que ocurre en la Central, Antonio Gala, que es de dependencia municipal y que sí abre su aula de estudio por las tardes para suerte de los estudiantes. Comprendo que su personal tiene derecho a tomarse las vacaciones veraniegas, pero podrían buscarse soluciones imaginativas para que Grupo Cántico permanezca abierta hasta las 21:00. Por ejemplo, podría concertar con la uUniversidad algún tipo de acuerdo de colaboración para que los estudiantes del Grado de Información y Documentación desarrollen allí sus prácticas o realicen actividades de voluntariado reforzando el personal disponible.

Las previsiones nos dicen que tendremos que acostumbrarnos a estas olas de calor, pues han venido para quedarse. Mientras no encontremos la vía más efectiva de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, que son su causa principal y que llevará su tiempo, no queda más remedio que adaptarnos a esta nueva situación.

Por eso, los poderes públicos deberían buscar fórmulas de adaptación al nuevo contexto de calentamiento global, ampliando, por ejemplo, las áreas de arbolado, aumentando el número de piscinas públicas, hoy muy escaso, o modificando el diseño de muchas de nuestras plazas y avenidas, inhóspitas por el empleo abusivo del granito.

También deberían impulsarse soluciones más inmediatas, como las antes comentadas de refugio climático para los meses de verano en algunas de sus dependencias. Recordemos que más de un tercio de la población permanece en la ciudad durante ese periodo crítico de calor.

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Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

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