Cogitare

Lunes 23 Septiembre de 2012

María y Mario habían discutido esa mañana: la ausencia del uno en el otro, las minucias de la convivencia elevadas a catástrofe, la costumbre de la escasez en los elogios… María salió de casa, camino del trabajo. El atasco en Ollerías, las prisas, el insípido desayuno del lunes, piensa a Mario.

Mario no tenía nada que hacer hasta mediodía y enredaba y desenredaba los hilos de su tiempo entre la cocina, Internet y un par de recados en el barrio. María es enfermera. Mario es administrativo en una ong, con turno de tarde. Ambos, en su trabajo, de una forma u otra, se dedican a cuidar.

Cuidar: del latín COGITARE: pensar.

Cuidar a alguien es pensarlo.

María corría de un lado a otro del Hospital Provincial. Mario preparaba el almuerzo. María se cambia de ropa al final de su turno. Mario comía con cierta prisa para no llegar tarde al trabajo, cerca de Carlos III. La llave de María arranca el coche. La llave de Mario cierra la puerta de casa. María entra. Mario ya camina.

María almuerza tarde, viendo la redifusión del Telediario, sin prestar mucha atención, repasando las tareas pendientes para esa tarde. Mario escribe en el ordenador los datos biográficos de un usuario de la ong, se equivoca, borra, reescribe. María se sanea con algo de pereza en el sofá, luego sale a la calle a hacer un par de recados. Mario sigue escribiendo, casi a punto de afrontar la última hora frente al ordenador, piensa a María.

María vuelve a casa. Mario apaga el ordenador. María enciende el ordenador, accede a Facebook y encuentra en su muro decenas de mensajes privados que cinco años atrás se había intercambiado con Mario. Son mensajes de amor, de la presencia del uno en el otro, los detalles de la convivencia elevados a gloria, la desmesura en los elogios…

Mario llega a casa. María lo abraza. Sonríen y conversan ajenos a las noticias que suenan a lo lejos.

http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2012/09/24/actualidad/1348507026_917653.html