Renacimiento
Cuando salgamos de esta, Córdoba no necesitará recuperarse sino renacer.
No querremos volver a como somos porque habremos tenido tiempo para pensar y darnos cuenta de que no íbamos por buen camino. La Córdoba cainita, indolente e individualista debe morir en 2020.
2021 debe ser el primero en una nueva era, la que transformemos el “es que en Córdoba se vive muy bien” al “estamos trabajando para que en Córdoba se pueda vivir”. Todos y todas juntas, haciendo gala de esa endogamia tribal que nos caracteriza, pero abriendo las puertas e invitando a los vecinos.
Para acercarnos a esto, debemos ser conscientes que nos enfrentamos a un cambio cultural, y no existe un reto más difícil.
Este es el momento.
Necesitamos la visión de un nuevo amanecer, un estandarte, un cántico que apriete nuestras filas y nos permita cooperar masivamente como nunca antes lo hemos hecho. Las personas de nuestra generación dejaremos una huella positiva en el recuerdo de las venideras, como así hizo la anterior con la nuestra. Nos lo merecemos, se lo debemos.
La naturaleza, que algo sabe sobre evolución, está haciendo su parte del trabajo y, si prestáis atención, podréis escuchar un susurro en mitad de la destrucción:
“Es vuestra oportunidad”
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