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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Como una rana en una olla a fuego lento

Aviso rojo por calor en Córdoba

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Esta semana, la guerra de Putin ha provocado una nueva escalada con el corte de otro gasoducto que suministra principalmente a través de Polonia. Europa se queda sin recursos energéticos suficientes como para sostener el nivel de vida actual y la Comisión se prepara para aprobar una serie de medidas que impactarán de manera clara en el día a día de los ciudadanos.

Ante el panorama energético, en el que cada vez hay menos petróleo, el diésel está sufriendo una crisis de producción sin precedentes, el gas es carísimo y escasea, y la transición a energías limpias va lentísima, la única salida que queda es consumir menos. No hay otra alternativa. Gastar menos. No solo por una cuestión económica, que también, sino simplemente por los recursos que van quedando disponibles.

En los años setenta, la famosa crisis del petróleo provocó una recesión mundial y dejó a millones de conductores sin combustible. Duró poco pero fue una aviso de lo que podría ocurrir en un futuro en un mundo muy dependiente de la quema de combustibles fósiles para todo. En España, más del 95% del transporte es por carretera. Transitar hacia un modelo energético renovable es imposible a corto y medio plazo, además de doloroso. Y esto es lo que hay.

Estamos, como los teóricos del colapso lento, como una rana en una olla a fuego lento. Poco a poco se va quemando, aunque no se da cuenta. Y de esto va lo de los próximos años. Nada de películas de catástrofes sino de que poco a poco la vida irá cambiando, iremos transitando a la fuerza hacia otro modelo, donde la escasez energética empobrecerá a los que tengan menos recursos, enriquecerá a los de siempre y provocará enormes conflictos políticos y sociales.

La guerra en Ucrania ha dejado a Europa sin gas pero a los países del norte de África y algunos del sudeste asiático los está dejando sin comida. Ucrania y Rusia no van a exportar el grano que producían años atrás, no va a haber comida para todos y eso va a provocar catástrofes mundiales mucho más graves que si nosotros tenemos que optar entre ir a una velocidad máxima de 120 kilómetros por hora en la autovía a bajar a los 110. Ya lo hicimos y no pasó nada. Bueno, sí, llegamos diez minutos más tarde al destino. Qué tragedia.

La última crisis de los alimentos derivó en la primavera árabe. Una crisis de producción en Rusia y Ucrania por una histórica sequía disparó los precios del pan. Y lo que vino después... todavía lo están sufriendo en Siria o Yemen, por ejemplo. Ahora, los primeros problemas se están produciendo ya en Sri Lanka.

Aquí, con la comida asegurada, lo que está en juego es la calidad de vida actual. Nadie quiere renunciar, como en aquel principio de Trainspotting, a tener un coche que te cagas, seguro dental, una tele grande que no te cabe en el salón y a pasar el verano encerrado con el aire acondicionado modo antártico. Pensar en un futuro de esa escasez, de risa para un egipcio, sin ir más lejos, nos llevará a tuitear enfurecidos, supongo.

Lo que subyace detrás de todo este movimiento telúrico que es la energía es un cambio social que ya se está produciendo. Cambia la sociedad, cambia la política y cambia la economía. Lo que está por ver es hacia dónde van esos cambios. Ya lo sabemos, no siempre son a mejor.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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