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El fin del empleo o cómo Amazon crea un trabajo por cada tres que destruye

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Alfonso Alba

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Córdoba aspira, como Antequera, a que a la ciudad llegue una gran empresa de distribución logística. Lo hace creyendo en que su avistamiento supondrá poner fin a uno de los grandes dramas de la ciudad: el alto nivel de desempleo. Vale. Quizás ocurrió así hace años, pero no será de esa manera en el futuro.

Amazon, por ejemplo, crea un puesto de trabajo por cada tres que destruye. ¿Eso es bueno o malo? Es el futuro. Y mientras antes nos adaptemos a él, mejor para todos. Amazon está automatizando y robotizando sus instalaciones. El objetivo es ser más competitivos, más rápidos y más todo. Y lo está consiguiendo. Hoy, en cualquier gran centro logístico de Amazon hay robots que se encargan de mover arriba y abajo los paquetes. A diferencia de los trabajadores, los robots pueden estar 24 horas operando, los siete días de la semana, no se cogen vacaciones, no se ponen de huelga y encima no cobran. Encima, los pocos trabajadores que tiene están denunciando unos niveles de explotación propios del siglo XIX. No importa. Pronto, a no ser que sean desarrolladores informáticos que programan esos robots, no harán falta.

Tampoco harán falta conductores ni hasta mensajeros para llevar los paquetes a casa. Amazon está probando con éxito el uso de vehículos autónomos de carga. Y hasta el uso de drones para facilitar la entrega y recogida puerta a puerta. Tiene hasta un proyecto muy loco de construir enormes zepelines sobre las ciudades, llenos de mercancía y robots distribuyéndola a la que suban y bajen los drones que luego nos entregan sus paquetes en casa.

No es una película de ciencia ficción, sino algo en lo que este tipo de empresas están trabajando de una manera muy seria y concienzuda. Amazon, por tanto, seguirá destruyendo puestos de trabajo. Creará otros, pero serán pocos. Y encima mal pagados. Por eso, no estoy seguro de si la llegada de esta multinacional a Córdoba es bueno o malo. Me inclino por lo primero, pero tampoco me quitaría el sueño encontrar una parcela a medida como parece que está ocurriendo en la ciudad.

Para mí, el debate es otro. Córdoba seguirá siendo, e irá a más, una ciudad con unos altísimos niveles de desempleo. Aquellos que llevan más de cinco años en el paro y que van cumpliendo una edad deberían hacerse a la idea de que no van a volver a encontrar un trabajo estable en su vida. Si vuelven al mercado laboral, será en precario, por poco tiempo y por trabajos muy mal remunerados. Encima, poco a poco esos trabajos irán desapareciendo. Lo mismo aparecen otros, pero serán pocos.

El gran debate del futuro, como coinciden muchos economistas, pasa por saber qué hacer  con toda esa gente que ni tendrá trabajo ni volverá a trabajar. El futuro es un mundo con pocos trabajadores y muchos parados. Si no se encuentra pronto una solución, será muy peligroso. Por eso, la izquierda, que tanta dejación de funciones está haciendo más pendiente de nacionalismos y batallas internas, debería iniciar el debate sobre ese futuro y, sobre todo, sobre la renta mínima.

¿Un sueldo para toda la vida sin trabajar? Sí. Es algo tan serio que los primeros que se lo están planteando son los partidos más conservadores... de Finlandia. Es eso, que sean los robots los que trabajen por nosotros, los que paguen impuestos por nosotros y que quizás seamos nosotros los que nos dediquemos a algo que ya está inventando y que tan bien lleva practicando la aristocracia desde hace siglos.

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