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'Crisis over'

Panorámica del Pleno del Ayuntamiento | ÁLEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Se acabó. La crisis económica que azotaba al Ayuntamiento de Córdoba ha terminado. En 2011, en plena oleada de protestas por el 15M y también en una situación económica muy delicada para las arcas públicas de todas las instituciones en España, el Ayuntamiento entonces gobernado por el PP decidió reducir el número de asesores municipales, congelar los sueldos del alcalde y congelados (que ya venían congelados de años atrás) y suprimir el cobro de dietas por parte de los políticos por asistir a consejos de administración y rectores de empresas públicas y organismos autónomos.

Entonces, y con razón, se atendía a cuestiones de ahorro en gasto corriente. No tenía sentido que el político que cobraba esas dietas le dijese luego al vecino que no podía arreglar la acera de su calle porque no había dinero. Pero eso ya pasó. El Ayuntamiento tiene en caja 130 millones de euros, según ha dicho el propio equipo de gobierno, y los concejales volverán a cobrar dietas por asistir a estos organismos. La crisis ha terminado.

No seré yo el que diga que un político en Córdoba cobra mucho. No es verdad si lo comparamos con lo que cobran los alcaldes de capitales de provincia de similar tamaño a la de Córdoba. José María Bellido puede ser, como lo fue Isabel Ambrosio y antes José Antonio Nieto, Andrés Ocaña y Rosa Aguilar, uno de los alcaldes de una gran ciudad peor pagados de España: su sueldo bruto ronda los 60.000 euros. Su responsabilidad, su firma, vale más que eso. Y hay bastante personal en el Ayuntamiento que cobra más que el alcalde. En algunos casos, bastante más.

Tampoco es que el resto de los concejales cobre una cantidad disparatada, aunque en este caso no está tan mal. La diferencia entre lo que cobra un teniente de alcalde o un portavoz de grupo de la oposición con los emolumentos del alcalde no es de más de 9.000 euros al año. Sobre el papel, parece corta. Y quizás por eso no tenía, hasta ahora, demasiado sentido el cobro de dietas por la asistencia a estos consejos donde, en muchos casos, los políticos se limitan a votar lo que previamente ha decidido el partido. En otros casos, me consta, esos concejales se trabajan los consejos, se leen en profundidad los asuntos que van a votar, interrogan al presidente de tal o cual empresa, etcétera.

No me parece mal que un político cobre dietas. Me parece peor que las dietas sean un fin más que una causa. El sueldo, como todo en la vida, hay que ganárselo. Y tampoco quiero abrir el melón de la loca propuesta de evaluar lo que ha trabajado cada concejal para determinar si merece o no el sueldo que cobra. Y si no ha trabajado pues que no lo cobre.

Pero a partir de ahora, esos políticos se han quedado sin excusas. La crisis ha terminado. Si la acera de su casa está intransitable, que sepa que ya hay dinero de sobra para arreglarla. Si no hay bomberos suficientes para apagar fuegos, ya hay dinero de sobra para contratar a más (algo que no se hace de un día para otro). La crisis ha acabado y el Ayuntamiento tiene dinero hasta para bajarle los impuestos.

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