Coplas por una ciudad en llamas

I

Llore la guitarra por alegrías

Que no ahogue ni un tirititrán

dónde va a encontrar el consuelo

si marchitó a la flor el alquitrán.

II

Fuera un gris sabor metálico,

como de las encías sangradas,

el que vampirizaba la calle

hacia las patrias deshabitadas.

III

Otorgaron rotos los sueños

de toda niñez venidera,

que ya no jugará en las plazas

ni robará a la aurora las brevas.

IV

Capitula aquella borrachera,

escogida al hilo del alba,

y escupíale a la luna llena

cuando la fiesta ya se ahogaba.

V

Apretándose el cinturón verde,

el brote fecundo de anoche,

zurcirá con amnesia la frente

y vestirá de huérfano al alcorque.

VI

En llamas la ciudad canta,

con su garganta partida,

y entre los huertos ardiendo

se desgañita, afónica, de vida.

VII

Paté de betún que se extiende

hirviendo las venas del suelo,

las arterias nada comprenden

y tan sólo contagian el duelo.

VIII

Ya aparca encendidas las brasas

Recoge con guantes al irte

Estas coplas por una ciudad

Que muere, late y embiste.

P.D.

Habrá más de un susto en el parto

que colmará de lamentos el llanto

Estas coplas por una ciudad

en que abrirá la flor el asfalto.

Desde este espacio nos sumamos, con esta copla trenzada de quejíos, a la alegría de ver la ciudad llena de poesía, gracias a la exuberante edición de Cosmopoética 2025.

Mientras de fondo arden las avenidas.