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La hora de los valientes

Redacción Cordópolis

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Dice PePe Nieto que el año 2013 será parecido a 2012 y, para reforzar esa ¿idea?, no presenta ni un solo proyecto nuevo, no asume ni un solo compromiso que ofrecer a la ciudad, ni siquiera recordar que se comprometió a que el paro, al menos, no subiera, ante lo que parece haber arrojado la toalla. Ningún anuncio de empresas que quieran establecerse en Córdoba, nada del plan de empleo que iba a cerrar con el gobierno, tampoco de un avance en sus proyectos estrella (centro de convenciones, metrotren, ...). Bueno, ya está en marcha ese extraño organismo que es Agrópolis, que, por lo pronto, incrementa el número de altos cargos, rompiendo un compromiso electoral pepero, sin saber los objetivos concretos que, paradójicamente, ahora tiene que desarrollar a quien se contrate. Se agarra desesperado a la opción de la declaración de la Fiesta de lo Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y su presencia en TVE, haciéndose dependiente del turismo que pueda atraer. Curiosamente, nada ha hecho su gobierno, y tampoco demasiado los anteriores, para sacar todas las posibilidades a los dieciocho años que lleva nuestro Casco siendo reconocido por la Unesco. Lo único que sigue siendo un valor constante, por su valor intrínseco, es la Mezquita, el tercero de nuestros reconocidos monumentos.

Parece que ha optado por la prudencia que, quizá, solo esconde falta de ideas, un vacío proyecto de ciudad, y una falta de dedicación ante lo que es ya “vox populi” entre sus cercanos: Nieto se está preparando la salida de la alcaldía, posiblemente, como sucesor de Zoido, dejando paso al liquidador Navas (que tiemblen el sector público y sus empleados). Para nada se le escucha ya hablar de su alternativa al proyecto de la capitalidad, que uniría a todos los agraviados por la no-nominación. Incluso ha mandado a los voceros oficiales a que propaguen que tampoco era para tanto la capitalidad perdida y deja en coma irreversible a la Fundación que la gestionaba. Lo que es cierto, es que solo el trabajo del “lírico” Moreno Caldérón mantiene una labor cultural digna, aunque falta del pacto social y político, y de algo de ambición, que suponía la Capitalidad. Ni siquiera PePe Nieto mantiene la pugna judicial absurda sobre la nominación de San Sebastián, y que no era sino un frente antivasquista, al desaparecer el terrorismo etarra. Toda su preocupación cultural es hacerse fotos en cuanto puede en algún acto, a la espera de que se sigan cerrando los proyectos que se encontró en proceso, como el Museo de Julio Romero de Torres, el Centro Espaliú, o el Centro del Flamenco Fosforito.

Y es que es cuando más azotan los problemas, cuando más parece que el futuro se pone cuesta arriba, es cuando llega “La hora de los valientes”. “La hora de los valientes”.Así nos lo contó Mercero en una tragicomedia sobre la defensa del valor de la cultura como seña de identidad de un pueblo, en un momento tan dificil como la Guerra Civil. La protección que realiza el bedel Manuel (Gabino Diego) de un autorretrato de Goya, hasta poner en peligro su vida y el de su familia, es un buen ejemplo de la importante que es la cultura que nos representa, en los momentos donde la destrucción avanza. Pero claro, para eso hay que ser capaz de confiar plenamente en ello y, más que el triunfo y el interés inmediato, apostar por la continuidad de una sociedad. Cuando todos salen huyendo para salvar la vida, que alguien siga asumiendo su labor de protección del arte, es una alegoría sobre la que reflexionar y, luego, actuar en consecuencia.

A Pepe Nieto le digo que es el momento de recuperar el proyecto de la ciudad en torno a la cultura, como germen central de lo que somos. Que nuestros reconocimientos internacionales no proceden de ser un escenario de películas como el desierto almeriense, ni un parque temático de las tres culturas. Que Córdoba es, sobre todo, cultura basada en su patrimonio, tanto histórico y arquitectónico como antropológico y vital. Tiene que ir olvidando un repunte del “ladrillo”, no solo porque no va a suceder, sino porque no es deseado. Tampoco debemos dedicarnos al monocultivo turístico. Córdoba aún puede asumir algunos turistas más en época media-baja pero ya está al tope en sus meses importantes. Nuestro modelo turístico debe ser de calidad y de minorías mayoritarias si no queremos fracasar. Debemos seguir trabajando en potenciar la Córdoba ciudad histórica y monumental donde la cultura florece, convencidos de que puede generar dinámica económica. Y ese mensaje debe asumirlo, también, el resto de administraciones, que esconden su responsabilidad entre hueros mensajes grandilocuentes.

Si les digo la verdad, no tengo mucha confianza en que PePe Nieto atienda mi petición, fundamentalmente, porque el mundo conservador y parte del progresista, jamás han creído en las posibilidades de la cultura como elemento nuclear de una ciudad como la nuestra. Esta ciudad de cordobitas, de rentistas, de agropensantes, de líderes casposos, de progresía escéptica, no entiende un espacio cultural si no hay una terraza o una taberna dentro. Por eso, hay que esperar que haya alguien que, como el bedel Manuel, esconda lo que ha quedado de los restos del proyecto de Capitalidad, y que lo convierta en la semilla de una nueva Córdoba, entroncada en la de siempre. ¿Quién es el valiente?

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