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We can´t do anything for you

Ángel Ramírez

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Llegamos al aeropuerto dispuestos a volver a Córdoba tras unos días de turismo salvaje, como todo turismo (los viajeros somos otra cosa, inexistente). Mirando el correo descubrimos que Alitalia había cancelado nuestro vuelo y lo había pospuesto 24 horas. Allí que fuimos al puesto de facturación de Alitalia donde una correcta mujer nos informaba que por una “strike” se retrasaba 24 horas el vuelo y que “we can`t do anything four you”. Le dimos todo tipo de argumentaciones, le solicitamos información y ella no se movió de ese “we can´t do anytning for you”. No podían hacer nada, cualquier cambio de vuelo corría de nuestra cuenta, no nos pagaban ningún gasto ni indemnización por ese día de más. Nos lo decía imperturbable mientras nos sonreía con moderación. Como la respuesta era siempre la misma le preguntamos con quién podíamos hablar de su empresa. Llamen al “call center” nos dijo. Si estás en un aeropuerto italiano, quieres hablar con Alitalia y te dicen que llames al call center, es como si te hubieran dicho, “átate una roca al cuello y tírate a la laguna de Venecia, igual tienes suerte y cuelgan la noticia en el facebook de alguien”. Reclamaremos y ya veremos.

Me llamó la atención su frase “we can´t do anything for you”, no podemos hacer nada por usted, como me consta que sí pueden hacer lo que les parezca, viene a significar “estamos ganando dinero a espuertas y nada ni nadie nos obliga a tenerle en cuenta. Firmamos un contrato con usted, no lo cumplimos, nos lo pasamos por la entrepierna y punto. No le voy a dar ni explicaciones, así que vaya y reclame que lo vamos a freir a procedimientos…”

Desde la primera vez que me dijo esa frase se me vino a la cabeza el “I would prefer not to” (preferiría no hacerlo) de Bartebly, el escribiente de Herman Melville. En ese genial relato un modesto escribiente vivía a escondidas en la oficina en la que trabajaba y se negaba con ese tono elegante, modesto y sin embargo firme a hacer cualquier tarea que le encomendaban sus superiores. Frente a esa honestidad, firmeza y sutileza del objetor al trabajo capitalista o a lo que fuera, Alitatia o cualquiera de las multinacionales nos responde hipócritamente “ no podemos hacer nada por usted”. La cosa es que no vimos a nadie más reclamar, ni situación de extrañeza, ni incomodidad, solo  una masa de turistas hacinados, cacheados y con cara de susto. Ciertamente haríamos bien en hacerles caso a Alitalia y a Bartleby, quizás solo nosotros podemos hacer, o dejar de hacer, algo por nosotros.

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