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Identidad digital y sentido común

Paz Segura

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Un amigo me comentaba que ha tenido que dar una charla en la universidad sobre cómo conseguir trabajo (o por lo menos intentarlo) con ayuda de las redes sociales. Después de intercambiar opiniones y experiencias al respecto hemos llegado a la conclusión, una vez más, de que el sentido común cada día es el menos común de los sentidos.

El concepto de identidad digital parece algo complejo y sofisticado, de eso del mundo de Internet, hecho para técnicos del tema y frikis. No señores, no. La identidad digital corresponde a cada uno de los que estamos aquí en este nuestro Internet.

La identidad digital no deja de ser una extensión de tu identidad (digamos) 1.0. La huella que dejas en el mundo virtual. Tu imagen y personalidad se reflejan en el rastro que vas dejando por los sitios en los que habitas en la red.

Es importante ser consciente de que lo que hacemos y decimos tiene relevancia y que además, por norma general, permanece. Una vez le leí a @ClaraAvilaC un tuit que me llegó, decía algo así como: nunca tuitees nada que no estarías dispuesto a gritar subido en una silla en un bar. Cuida lo que publicas, cómo lo haces, lo que dices... Puede tener consecuencias que no esperes a priori.

Y tampoco vayas a crearte (o intentarlo) una identidad digital que no se corresponda con tu yo analógico: es un absurdo, ya que, antes o después, se descubrirá el pastel. Dice el refrán que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Crear un personaje que no se corresponda con la realidad es la mejor forma de dejarte en evidencia. Mal asunto cuando la realidad rechina con la imagen virtual que te has creado. Y creerme cuando os digo que las relaciones virtuales pasan al 1.0 antes o después.

En mi opinión, de cara a la identidad digital lo mejor es ser uno mismo, manteniendo la compostura allí donde ha de mantenerse, siendo natural, sin intentar maquillar o disfrazar la realidad y procurando evitar situaciones que en el mundo analógico evitarías (Por poner un ejemplo: ¿le enseñarías a tu jefe las fotos de las vacaciones en bañador y espanzurrado en la playa, de las copas que te tomaste el fin de semana pasado o de tu perro disfrazado con tus gafas de sol? ¿entonces por qué le tienes como contacto en Facebook donde sí que compartes todas esas cosas?).

Resumiendo: el sentido común juega el mismo papel en la vida analógica y en la virtual. Todo suma y todo resta. Y tu imagen virtual influye (y mucho) en la analógica, y viceversa.

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