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Costra Láctea

María Isabel Martínez

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Hoy en nuestra entrada semanal, vamos a hablar sobre un problema muy frecuente en los recién nacidos, que si bien no suele remitir gravedad alguna generalmente, con cierta frecuencia provoca bastante incertidumbre en los padres y madres, sobretodo los primerizos. Nos estamos refiriendo a la Costra láctea, que no es otra cosa que una dermatitis de tipo seborreico que afecta a algunos bebés en sus primeros meses de vida y que habitualmente suele remitir sola y en pocos meses.

¿Qué es la Costra Láctea?

La costra láctea es una dermatitis seborreica muy frecuente en lactantes y que lleva a una producción excesiva de grasa por parte de las glándulas sebáceas y los folículos pilosos.

Viene a ser algo parecido a la caspa, solo que ésta ocurre con los adultos y niños mayores. Cuando la dermatitis ocurre en adultos o niños mayores se la denomina Seborrea, mientras que si afecta a los recién nacidos y bebés lactantes, se la llama Costra láctea o Dermatitis Seborreica del Lactante.

No es en absoluto molesta para los bebés ni les provoca irritación o prurito (picores), pero algunas veces puede ser muy extensa y se hace muy visible, además en este caso, los bebés huelen de forma muy característica a grasa. No es contagiosa y no está relacionada con los hábitos de higiene.

¿Cómo se manifiesta?

Habitualmente se puede presentar en forma de unos pequeños depósitos o costras de grasa de color amarillento o blanquecinos, en la zona superior del cuero cabelludo sobre todo y a veces, en otras zonas del cuerpo como las cejas, las alas de la nariz, orejas e incluso a distancia en pliegues inguinales o axilares.

Excepcionalmente podría producir eccemas o comedones, aunque habitualmente el bebé no presenta ninguna molestia por ello. Si lo hiciese, deberíamos consultar con nuestro pediatra.

Algunas veces, si la costra láctea es intensa, podría provocar la pérdida de pelo en la zona afectada, pero cuando la dermatitis remite, la zona regenera el pelo sin problema alguno.

Está muy ligada a la dermatitis atópica, por lo que en estos niños es muy frecuente la asociación de ambos procesos.

¿Por qué se produce?

Antiguamente se decía que era porque el bebé tenía intolerancia a la lactosa, pero hoy sabemos que eso no es verdad.

Probablemente su causa sea debida al paso de la grasa que el bebé ingiere en la propia alimentación (artificial y natural) al cuero cabelludo.

Investigadores aportan también la teoría de que existe un hongo llamado malassezia, que puede crecer junto a la grasa (el sebo) y las bacterias propias de la piel y favorecer la aparición de esta grasa característica. A este hongo deberíamos ese olor característico.

Parece ser que existen algunos factores que también podrían contribuir a que se produjese la costra láctea tales como las temperaturas extremas, el baño con agua muy caliente, la piel grasa, la obesidad y algunas dermatitis como las atópicas, pues también existen componentes familiares hereditarios implicados.

La duración de esta dermatitis no suele prolongarse más de los cuatro meses, tiempo en el que suele desaparecer completamente, aunque no es excepcional ver a algún niño más mayorcito también con esta afectación.

¿Cómo se trata?

Generalmente, basta con aplicar un aceite mineral (aceite de almendras dulces o aceite de oliva) o vaselina en la cabeza del bebé y masajear suavemente durante unos minutos. A continuación, pasaremos un peine especial de bebé a contrapelo para desprender los depósitos y a finalmente, lavaremos con un champú neutro retirando todos los restos de aceite o vaselina.

Con estas medidas, habitualmente se suelen controlar los síntomas. La frecuencia con la que aplicaremos los aceites minerales dependerá de la actividad de las glándulas del bebé. Al principio tal vez necesitaremos aplicarlos más a menudo, pero más adelante con una o dos aplicaciones semanales podemos mantener al bebé libre de estas molestas costras.

También se pueden utilizar champús especiales a base de zinc, ácido salicílico , selenio, etc, que tienen la ventaja de ser menos pringosos y que encontraremos en la farmacia. En casos concretos, el pediatra nos puede recetar champús a base de ketoconazol para combatir el hongo malassezia y controlar los síntomas. Excepcionalmente serían necesarios corticoides si la piel estuviese irritada o aparecieran eccemas, pero siempre bajo prescripción de nuestro pediatra y con las indicaciones pertinentes.

En caso de que la dermatitis sea muy extensa o aparezcan eccemas o dermatitis del pañal, debemos consultar con nuestro pediatra.

En definitiva, me gustaría transmitir a los padres y madres un mensaje de tranquilidad, pues habitualmente los vemos muy afectados por este tema, pero cuando les explicas lo que es y cómo termina por desaparecer por sí sola, la verdad es que dejan de preocuparse bastante.

Ánimo y pregunta a tu pediatra lo que dudes.

www.cemlosarcos.es

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