Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.
El movimiento neonazi en la guerra de Ucrania y sus vínculos con la ultraderecha española
Cuando dio comienzo la invasión de Ucrania por parte de Rusia, en una de sus primeras declaraciones, el Presidente Vladimir Putin, justificaba su acción en la necesidad de “desnazificar Ucrania”, pero lo que no reconocería es que Rusia estaba en la misma posición. Los diferentes grupos neonazis que están presentes en ambos bandos, cuentan con el beneplácito, la legitimación y el blanqueamiento por parte de sus respectivos Estados, y sirva para ello como ejemplo, las recientes declaraciones del embajador de Ucrania en Alemania saliendo en defensa del movimiento neonazi del Batallón Azov.
Pero si esto no fuera suficiente, tanto los grupos neonazis de Ucrania como los de Rusia, cuentan con el apoyo de políticos, partidos y movimientos sociales a nivel internacional con los que llevan tejiendo relaciones por lo menos, desde que comenzó el conflicto.
Uno de los mantras utilizados por quienes se incorporan a algunos de estos grupos en el bando ucraniano es el “combatir el comunismo ruso”, algo que evidentemente no se sostiene, ya que si algo se impulsa desde el Kremlin es una agenda ultraconservadora contra el colectivo LGTBI, la violencia de género, el feminismo o el aborto, apoyada y legitimada por una amplia red de líderes políticos de extrema derecha, principalmente de Europa.
La invasión rusa sobre Ucrania ha ayudado a que crezca la presencia de grupos de extrema derecha enarbolando nuevamente la bandera del nacionalsocialismo, aunque hay un importante sector que ni perdona ni olvida que Zelensky sea judío, y así lo recuerdan constantemente en canales Telegram. Siendo su único fin, promover a nivel internacional el nacionalismo blanco a través de la militancia. Debiendo añadir a todo esto, la existencia entre esos “voluntarios” o “mercenarios” de un tanto por ciento de aceleracionistas que tienen como principal objetivo el colapso de la civilización para luego construir etnoestados.
Actualmente en Ucrania, además del Batallón AZOV que vio la luz en 2014 con las revueltas de Maidan y que se nutrió principalmente del grupo ultranacionalista Patriota de Ucrania y de la Asamblea Nacional Social (SNA), también están presentes Svobodan, C14, Tradición y Orden, la OAT (Unión de veteranos ucranianos) o miembros de diferentes grupos internacionales como Misantropic Division, Ultras Polissya, Boogaloo Boys o más recientemente Hammerskin Portugal, tras la autorización recibida por parte del Tribunal de Instrucción Criminal de Lisboa.
Además de estos grupos, en Rusia también están presentes el Grupo Wagner, el Movimiento Imperial Ruso y algunos miembros de movimientos extremistas o terroristas como La Base o Soldados de Odin entre los que se encuentra Reinaldo Nazzaro, que son o han sido protegidos por el propio Kremlin.
El Movimiento Imperial Ruso o RIM proporcionó entrenamiento paramilitar a miembros de otros grupos neonazis a nivel internacional como el ala juvenil del NPD, Atomwaffen Division, el Tercer Camino (Der III. Weg), así como individuos pertenecientes al Movimiento de Resistencia Nórdico (NRM) entre otros, todo ello desarrollado en el centro de adiestramiento que tenían en San Petersburgo.
Dicho movimiento sería declarado grupo terrorista por EE.UU. en 2020. Desde 2014 se lleva advirtiendo que el nuevo terrorismo saldría de Ucrania y sería de extrema derecha. Cada vez más, Ucrania se asemeja a los inicios de Siria, y lo mismo que en aquel momento tanto el ISIS como Al Qaeda aprovecharon aquella coyuntura, la extrema derecha lo hará en Ucrania y dará rienda suelta a su violencia más extrema.
Cuando el ISIS realizó la llamada global para defensa del Califato, no se había conocido un reclutamiento semejante hasta el momento, pero AZOV realizó algo similar vía Telegram y los números no engañan. En 2019 se estimó que habrían acudido al conflicto unos 17000 combatientes de unos 50 países. En estos momentos, ya podríamos estar por encima de los 20.000.
Las similitudes con el yihadismo no quedan sólo en el llamamiento global, desde 2018 algunos de estos grupos como el Batallon Azov, La Base o Atomwaffen Division entre otros, han lanzado proclamas para llevar a cabo una yihad blanca, y para ello, estos grupos no han dudado en copiar las técnicas y la terminología de los grupos yihadistas.
Los vínculos de la ultraderecha española
A todo esto, la ultraderecha española no ha sido ajena, y desde el mismo momento en que comenzó el conflicto la mayoría tomaron parte. Ya en el 2014, el neonazi Alberto Ayala reconoce en una entrevista que “internacionalmente también tenemos algunos contactos, especialmente con SNA de Ucrania, a raíz de nuestro apoyo en el conflicto”. Posteriormente en 2015, Luis Zapater Espí candidato de Democracia Nacional en las elecciones para el Parlamento UE en mayo de 2014, concedía una entrevista al periodista del Movimiento Imperial Ruso Nicholas Truschalov, tal como pone en la propia web de Democracia Nacional.
Ese mismo año, Democracia Nacional también se haría eco del Foro Conservador Internacional de Rusia donde asistirían el entonces presidente del Partido Democrático Nacional (NPD) alemán, de extrema derecha, Udo Voigt, varios dirigentes de Forza Nuova y la Liga de extrema derecha (Lega) de Italia, y del partido neofascista Amanecer Dorado de Grecia.
A partir de este momento, también aparecen en escena los movimientos sociales, llevando la voz cantante el movimiento que por aquel entonces era referencia en España, Hogar Social Madrid, que organizaría en 2015 el primer encuentro con militantes de Prevy Sektor, Sobovodan y Batallón Azov como así recoge el propio Facebook de Hogar Social, y donde entre otros intervendría Ivan Vovk, presidente de la Asociación Patriótica de Ucranianos en España y miembro del partido nacionalista de extrema derecha Svoboda.
No debemos obviar, que tanto AZOV como la OAT lanzaron en su día videos mostrando su apoyo y agradecimiento a la extrema derecha española, donde en una entrevista concedida en 2015 para Al Jazzeera se llegaban a definir como “soldados portadores de las tradiciones europeas y la mentalidad cristiana del S.XIII”.
Ivan Vovk ha sido el principal brazo ejecutor de la extrema derecha ucraniana en España, donde ha desarrollado vínculos principalmente con La Falange, interviniendo en diferentes actos como homenajes a Onésimo Redondo o a la División Azul entre otros. Vovk también sería el artífice de intentar reventar un ciclo cultural sobe el conflicto de Ucrania en la Universidad Complutense de Madrid en 2014.
La mayoría de los movimientos sociales y partidos políticos tanto neonazis como de extrema derecha, siguen copiando a día de hoy el lema que ya lanzaría Hogar Social en aquellas jornadas de 2015 “No a la OTAN. No más guerras entre hermanos”, que tiene un condicionante claramente étnico y racial. Tanto La Falange como Falange Española de las JONS por su cercanía con Vovk, tienen un posicionamiento pro Ucrania, igual que Bastión Frontal o Getafe Nacional Revolucionario que al final no dejan de ser una copia de Hogar Social.
Otros movimientos y partidos que han mostrado a lo largo de estos años su apoyo a Ucrania han sido la Juventud Nacional de España 2000, Alianza Nacional en 2015, cuando su líder Pedro Pablo Peña fue invitado por “patriotas Ucranianos”, y estos pedían a través de twitter una “Ucrania libre y sobrerana” o más recientemente, Alternativa Española.
Asimismo, Isabel Peralta fue becada por Der III. Weg, grupo vinculado a los entrenamientos paramilitares que llevó a cabo el Movimiento Imperial Ruso en San Petersburgo, para formarse con ellos durante 10 meses en técnicas de propaganda y combate.
Contrario a ellos tenemos a Vox, que se vio obligada a condenar la invasión con la boca chica, a pesar de ser más que palpable su afinidad con Rusia tanto de forma directa como indirecta a través de sus socios europeos, y donde su líder Santiago Abascal quiso borrar su continuo apoyo a Putin a través de las redes sociales.
El conflicto ucraniano ha significado la consolidación de las redes internacionales de la extrema derecha, ya que actualmente es el epicentro del supremacismo blanco, buscando exportar al resto del mundo un etnoestado ultranacionalista de valores tradicionales. Estamos ante grupos radicales envalentonados, que con la excusa de la guerra, tienen una mayor aceptación social bajo la careta del patriotismo. Dichos movimientos, llevan a cabo sus coacciones contra gitanos, colectivo LGTBI o minorías religiosas y lingüísticas, todos ellos vistos como “impuros” al no tener una visión conservadora de la identidad.
Cabe recordar, que en el año 2018, el Parlamento Europeo preocupado por la creciente normalización del fascismo, el racismo y la xenofobia en la UE, pidió la prohibición de los grupos neofascistas y neonazis. Hoy, en 2022 los arma y les da derecho de pernada para llevar a cabo sus fantasías más violentas. Cuando esto acabe, veremos cómo actúan los países de origen de estos mercenarios y posibles terroristas cuando digan de regresar, porque los delitos (terrorismo, participación en asesinatos, tenencia de armas y explosivos, o comprometer la neutralidad del Estado) serán los mismos que cometían los que fueron a Siria e Irak.
Sobre este blog
Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.
0