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Una mirada a la integración río y ciudad: Guadalquivir y Córdoba
El pasado 11 de junio, la Asociación Córdoba FUTURA organizó un foro de debate sobre “Una mirada a la integración Río y Ciudad: Guadalquivir y Córdoba” , en el que intervinieron como ponentes Matías Mérida Rodríguez, Catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Málaga y Director del Grupo de Investigación Paisaje, Estudios Territoriales y Riesgos Ambientales; y Pedro García del Barrio, Arquitecto y Urbanista, que ha sido gerente de Urbanismo de Córdoba y está desarrollando proyectos de integración de la ciudad y sus riberas en Mosul, Bagdad y Valparaíso.
El foro, que lo moderó Juana Pérez Girón, Médica y ex-presidenta de la Asociación de Vecinos de la Axerquía, tuvo una nutrida asistencia de más de sesenta personas, además de las que lo siguieron en directo a través del canal YouTube, que enriquecieron el debate con interesantes preguntas y sugerencias.
Córdoba FUTURA planteó como marco del debate dos grandes cuestiones. La primera, la reflexión acerca de la singularidad e importancia que ha tenido para algunas ciudades el haber nacido y crecido en las márgenes y entorno de grandes ríos. Este es un aspecto de gran trascendencia para analizar y valorar la actual situación territorial, urbanística, medioambiental, paisajística, económica y social de esas ciudades, teniendo en cuenta que a lo largo de su historia han estado condicionadas por la posición y recorrido del cauce, el régimen hidráulico, la calidad del agua, la vegetación y la fauna y los elementos construidos en su entorno para usos, habitacionales, industriales, comerciales, recreativos, deportivos y de movilidad.
La segunda cuestión es la aplicación al caso de Córdoba de esta perspectiva de análisis, teniendo en cuenta que una de sus singularidades más importantes es la presencia del río Guadalquivir en la zona monumental declarada Patrimonio de la Humanidad, que obliga a que su paisaje sea objeto de consideración atenta y permanente, de manera que no se vea devaluado o degradado por inacciones en su mantenimiento, conservación y mejora o por intervenciones sectoriales que no tomen adecuadamente en cuenta el conjunto de valores que concurren en él.
Respecto a la primera cuestión, se subrayó en el debate la importancia que tienen en los análisis actuales del paisaje las vistas y su protección. Tanto las vistas de los elementos arquitectónicos patrimoniales y naturales de las ciudades y su entorno, que son los referentes más importantes del paisaje urbano, como las del panorama urbano y del perfil de la ciudad, que aportan sobre ella información y otros valores. Las vistas constituyen recursos materiales y simbólicos para la sociedad: ofrecen información importante sobre la ciudad (límites, dinamismo, usos, ordenación de territorio…); aportan valor estético que se puede convertir en valor de mercado situacional; sirven a la identificación social con la ciudad, al tiempo que señalan aspectos positivos y negativos del grado de integración y exclusión urbano/social que tiene. También se señaló que la normativa estatal y autonómica, así como acuerdos internacionales sobre el tema (Carta de Atenas, 1931), obligan, entre otras cosas, a proteger las perspectivas de los monumentos histórico-artísticos, preservar la identidad visual y la singularidad paisajística, poner en valor las principales vistas y perspectivas y recuperar los paisajes deteriorados.
Respecto a la segunda cuestión se señaló que Córdoba ha pasado de estar hasta hace poco menos de cincuenta años de espaldas al río, ajena la ciudad hasta entonces a la integración río y ciudad, siendo el río separación de las diferencias sociales y económicas que había entre ambos lados de una ciudad poco cohesionada. A partir del PGOU de 1958 y sobre todo del de 1986 se hicieron los primeros proyectos para ir resolviendo esta anomalía, a los que siguieron otros recogidos en el Plan del Río de 1992, ampliado con el Plan del Palacio de Congresos de 2001 y el Plan Especial del Casco Histórico del mismo año, que desarrollan el PGOU 2001, que adjudica al río el papel de tramo sur del anillo verde de parques metropolitanos. Hasta entonces la parte del río susceptible de ser protegida se limitaba a la que estaba delante de la ciudad histórica, que comprende lo que va desde el puente de la autovía del Arenal hasta algo más abajo del Puente de San Rafael. Estos proyectos pretendían unir las partes de la ciudad separadas por el río hasta entonces mal conectadas y mejorar las condiciones de vida e infraestructuras de los barrios afectados, objetivos estos últimos no del todo resueltos. Fruto de aquellos proyectos fueron las obras del Parque de Miraflores, el Balcón del Guadalquivir y el Molino de Martos, sin que llegara a construirse el Palacio de Congresos. La falta de uso y mantenimiento han deteriorado una parte significativa de estas obras. Junto a ellas existen espacios socialmente vacíos en el Arenal durante buena parte de año que contribuyen a su deterioro. Para este espacio se aprobó el Plan Especial que no se ha llevado a la práctica.
Terminados estos proyectos poco o nada se ha hecho para la consecución del objetivo de la completa integración del Guadalquivir y Córdoba. Esas actuaciones relevantes, realizadas con ese objetivo por prestigiosos profesionales, se están viendo claramente desvirtuadas y degradadas. La falta de mantenimiento y limpieza del cauce del río y la acumulación de barros y vegetación han inutilizado la función para la que se puso en valor el Molino de Martos; han obstaculizado la visión y el acceso al río al que estaba destinado el Balcón del Guadalquivir; y han levantado una muralla vegetal entre ambas orillas que impiden a los ciudadanos disfrutar del paisaje que desde ellas se puede gozar, especialmente la visión desde la margen izquierda, de la singular belleza que tienen los edificios patrimoniales del casco histórico y el perfil de la ciudad que desde allí se abarca. Como se dijo textualmente en el debate “Hemos pasado de estar de espaldas al río a hacer proyectos para acercar río y ciudad que no se pueden ver por la frontera vegetal”.
En 2010, en el contexto de la candidatura de Córdoba 2016, la Fundación de Arquitectura Contemporánea redactó el Plan Especial de Infraestructuras Culturales para reforzar los equipamientos culturales más allá del tramo del río que contemplaban los planes anteriores. Este Plan contempla el tramo del río que va desde La Ciudad de Levante y el Campus de Rabanales hasta el Aeropuerto. Tampoco se ha llevado a la práctica, pero apunta a la necesidad de esa ampliación, porque la ciudad ha crecido y ha aumentado su interacción con un tramo más largo del cauce del río.
A la vista de estos datos sintéticos que pueden ser objeto de ampliación, en el debate se sugirió la necesidad de que las administraciones públicas competentes promuevan cuanto antes de manera coordinada un Plan-Proyecto, a modo de “guía de manejo” de este espacio vivo y evolutivo. Un Plan que se fundamente en la concepción del río como un bien y un monumento patrimonial que tenemos que conservar, revalorizar y usar de manera sostenible, estética e inclusiva. Un Plan que se base en una lectura crítica de lo ya hecho y no mantenido, de lo ya previsto y no ejecutado y avance lo necesario para ampliar el espacio de interacción entre el río y la ciudad antes citado.
Un Plan que incorpore diversas formas de ver la integración río y ciudad, la vertebración norte-sur y conjugue la dimensión verde con la dimensión paisajística. Un Plan con un conjunto de actuaciones de intervención, conservación y mantenimiento, diseñadas con una metodología interdisciplinar y participativa, para asegurar que el paisaje resultante conjugue con idoneidad los valores monumentales, patrimoniales y ambientales presentes en él y por tanto sea aceptado y valorado por la ciudadanía, como destinataria última de su uso y disfrute, accesible a todos los ciudadanos a través de usos culturales, deportivos, de ocio y espacios para piscinas fluviales. Un río que se vea, se use y se pueda tocar, que también sirva para recuperar los molinos como ejemplo de uso de energía limpia y los antiguos azudes que tenía.
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