La caza y otros usos del territorio

Desde mediados del siglo pasado el abandono de muchos usos tradicionales del territorio ha condicionado una transformación radical de nuestros paisajes. Aunque en buena parte de la península esa transformación se circunscribe a zonas remotas y de muy baja densidad de población, en el entorno más inmediato de Córdoba ese fenómeno es evidente con sólo dar un paseo por las faldas de nuestra sierra. Es fácil encontrar cortijos en ruinas (la Palomera, los Velasco, el Bejarano, etc.) testigos de donde hasta hace algunas décadas vivía gente que explotaba los olivares, la ganadería extensiva, la miel, el carbón vegetal y otros usos, que se mantenían gracias al esfuerzo ímprobo de sus pobladores. Hoy en día, esos olivares se han abandonado, la ganadería extensiva está casi desaparecida, los huertos cubiertos de zarzas y, como consecuencia, el territorio ha cambiado profundamente su estructura, composición y funcionamiento. De hecho, el crecimiento progresivo de la cobertura de especies leñosas ha transformado radicalmente el paisaje. En el momento actual, el matorral que anteriormente se mantenía a raya es la formación mayoritaria de ese paisaje protegiendo al suelo de la erosión, regulando el ciclo del agua, actuando como sumidero de carbono, amortiguando la temperatura del aire mediante su transpiración y sirviendo de refugio y alimento a una larga lista de especies de la fauna.

Pocas ciudades tienen en su entorno mas próximo esa singularidad y en el caso de Córdoba es posible salir andando directamente desde nuestras casas para disfrutar de ese paisaje privilegiado. A diario mucha gente se mueve por la intricada red de senderos y caminos que existe en las inmediaciones del norte de la ciudad y es posible encontrar caminantes de todas las edades por la Cuesta del Reventón, los Baños de Popea, la Fuente del Elefante, el arroyo Pedroches, Torre Arboles y un largo etcétera de enclaves conocidos por todos los cordobeses. En mis caminatas por esos senderos he encontrado frecuentemente otros caminantes solitarios, grupos guiados por empresas de senderismo, escolares con sus maestros, ciclistas y carreras de ciclistas, recolectores de espárragos y setas, fotógrafos de naturaleza y hasta científicos extranjeros que buscan especímenes raros. De hecho, el Ayuntamiento, como medida frente al cambio climático, está terminando las obras del trazado de una nueva pista por ese denominado Cinturón Verde, que facilitará y estimulará aún mas el uso de este territorio por senderistas y ciclistas 

Pero un sábado de finales de agosto, circulando por un sendero señalizado por el ayuntamiento como Senderos de Córdoba, que discurre parcialmente por la zona de dominio público hidráulico del arroyo de Santo Domingo, oí varios disparos muy próximos que me aterrorizaron. La espesura del matorral por esa zona me impedía ver a los que disparaban y ellos tampoco podían verme a mí, de manera que tuve que dar voces para anunciar mi presencia y la de otros senderistas y salir de la zona lo antes posible con el miedo de ser herido por algún disparo. El sábado pasado, por la misma zona, volví a oír disparos, esta vez mas alejados y me di la vuelta, avisando a todos los que encontré por el sendero de la posibilidad de ser alcanzado por los disparos.

Me resulta incomprensible que puedan ocurrir ese tipo de incidentes, que pueden tener consecuencias muy graves, en una zona de las inmediaciones de la ciudad que desde hace décadas tiene los usos que se han descrito más arriba. ¿Cómo es posible que se pueda cazar en zonas del entorno inmediato de la ciudad, tan transitadas a diario? ¿Es un problema de incomunicación o discrepancias entre administraciones? ¿Por qué estamos expuestos a recibir un disparo transitando por caminos señalizados por el ayuntamiento como Senderos de Córdoba? ¿Tendremos que hacer un “cuerpo a tierra” cuando subamos a las Ermitas o circulemos por el bosque de galería del arroyo Pedroches? ¿Ocurrirá lo mismo por el nuevo sendero del Cinturón Verde? ¿Por qué una minoría con escopetas puede amedrentar a una mayoría que no las usa y expulsarnos de los territorios que utilizamos habitualmente?

Urge una coordinación entre distintas administraciones para la revisión de las concesiones de licencias para cazar en territorios limítrofes con los núcleos urbanos, que a mi juicio deberían estar circunscritos a zonas mucho mas alejadas de grandes núcleos de población, donde los disparos no pongan en peligro a los restantes usuarios de esos paisajes.