Me lo dijo… Kamboya y Pansequito
No sé cuando conocí a estos dos personajes. De lo que si me acuerdo es que llegaron a mi vida por separado pero en los mismos lugares, bares de copas.
Samuel (Kamboya) era un apasionado del rol en vivo y no dejaba de sorprenderme aquellas noches en Diputación cuando organizábamos SuRol. Recuerdo que un día apareció junto a Gabi (Crash Comic) con la cabeza envuelta en plástico de cocina con solo dos orificios para respirar y poder charlar con dificultad. Ese es Kamboya, el de las camisetas estrambóticas que se vendían en su mini-gigante tienda de puerta Osario, el de los bailes imitados del Sr. Baila en la Comuna, el que durante muy poco tiempo te atendía en una tienda de decoración nórdica.
Pansequito para mí es Alvarito, tanto cambio de nombre de ponecanciones me volvía loco y decidí llamarlo con diminutivo. Mercenario de las coplas, me encantaba cuando se hacía llamar el DJ Guardia del
Realejo. Evolucionó, como todos, del tonti pop y fresones rebeldes a cosas más finas. Muchos contempopraneas, comentarios de discos indies y chascarrillos acerca de lo “español” del personal.
Un buen día estos dos amigos decidieron unirse y hacer el juego de poker musical más hortera que podría hacerse. Un duelo de canciones a mitad de camino entre caspa y de culto. Así nacieron las pegoletadas y estos dos individuos comenzaron a llenar de fieles seguidores algunas salas de la ciudad para escuchar a Paloma San Basilio, Raphael, Xuxa, Ecos del Rocio, Camela, Monica Naranjo, Gloria Trevi, Flash Dance, El coche fantástico…
Las pegoletadas son un sello, una señal de identidad, quizás poco exportable y eso me gusta. Hoy en día que todo parece ser que debe ser escalable y franquiciable, esto no. Esto es local, rancio-moderno y punto de encuentro de la mamarrachería aborigen.
Entre las noches más locas y festivas se encuentran en mi memoria las pegoletadas. Aquel Freak Town a rebosar con sus bingos inigualables y el Chino y el Poveda recogiendo vasos como sino hubiera un mañana porque todo se rompia. Aquel bar de raperos insufrible, que afortunadamente cerraron. Alguna noche suelta en el Ambigú hasta las tantas de la madrugada mirando el skyline cordobés a ritmo de Camilo Sexto y por supuesto tantas nochebuenas en el Glam desafiando al reloj de las mamas que esperaban con la cena en casa.
Todos esos recuerdos se agolparon cuando me dieron la noticia de que el viernes 15 de mayo de 2015 hacen la pegoletada número 100. Ni más ni menos que un centenar de noches pinchando chominá&pegoletes. Ni más ni menos que poniendo la misma música desde el 2006.
Hemos cumplido años, pero aún no nos hemos hecho mayores. Como si de un regreso al futuro se tratará, a veces imagino nuestra residencia de mayores dentro de 30 años con esta fauna local. Una fiesta de tacatacas, con risas escondidas, petacas, música petarda y nosotros con muchos más años pero sin hacernos mayores, cantando karaokes de Camela.
A estos dos prendas solo puedo darles gracias por dejarnos hacer el ridículo, por dejarnos que nos quitemos la ropa,por aguantar nuestras demandas musicales. Gracias por haberme invitado alguna noche a ser el tercero en discordia en la cabina. Gracias por ser como sois, porque sois muy necesarios, porque necesitamos reírnos mucho.
Por todo eso gracias Samu y Alvarito, gracias Pansequito y Kamboya.
Seguid siendo modernos.
PD: este viernes también estaré allí, como en tantas ocasiones.
https://open.spotify.com/user/groenlandiers/playlist/64gITbSAL4uSQeIMzsDRsk
0