Las cosas que sé
Tengo amplio conocimiento de asuntos de importancia. Sé cosas del próximo congreso del Partido Comunista de Andalucía (sí; existe). Conozco las distintas diatribas que se suceden en la Cofradía del Salmorejo y en la del Rabo de Toro.
Sé, naturalmente, qué se cuece en el Partido Popular, su rollo de baronazgos provinciales y la esgrima de florete a la que están jugando.
Obviamente, sé cómo se ha cocinado el cambio de gobierno en la Junta de Andalucía y también tengo conocimiento de cómo maneja el Obispado su relación con las Cofradías.
Por no hablar de mi absoluto conocimiento sobre el sector hostelero local, cómo vertebran la sociedad y qué grandes perspectivas de futuro tienen.
Las elecciones a presidir el Círculo de la Amistad tampoco tienen secretos para mí, como no las tuvieron las elecciones británicas o las relaciones de Rabat con la periferia del Riff.
También sé de neurociencia y de cómo las empresas farmacéuticas frenan los recursos para la investigación.
He llegado a pensar que lo sé todo.
Y es cansado.
Por eso aprovecho una columna de opinión para no opinar.
Prefiero el pasmo.
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