Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
El coronel inmortal
Aprovechando que hace apenas tres días se conmemoró el 80 aniversario del Día D, el Desembarco de Normandía, y que “aprovechando” es gerundio, les hablaré del coronel J.F. Pigeon, también conocido como “el inmortal” (arriba retratado).
Pigeon, antes de ser coronel, como tantos, recorrió todo el escalafón militar y, dicen sus exégetas, entre los que me hallo, que podría confundirse con algún pariente, antecesor o posterior o hasta coetáneo, porque su apellido se repite según qué fuentes. Tal vez por eso se le conoce como “el inmortal”.
Se lanzó en paracaídas sobre los alrededores de Cheburgo en la víspera del desembarco en la llamada “Utah Beach”, una playa normanda de cinco kilómetros de largo llena de obstáculos defensivos instalados por el ejército alemán. Pero se registra también que un tal Pigeon saltó desde una lancha hacia la orilla en aquella ensenada.
A Pigeon se le conoce también, con el grado de teniente, como uno de los guardianes del “cerco de Stalingrado”, la batalla más cabezona de aquella Segunda Guerra Mundial. Estaba lleno de barro y de nieve sucia hasta las cejas; pero inmutable, como siempre.
También un Pigeon estuvo al mando de un tanque T-34 en la batalla de Kursk, donde esos trastos soviéticos se cargaron o paralizaron en el lodo a más de seis mil Panthers alemanes.
La historia de Pigeon, o de los Pigeons, es fascinante: nos puede llevar desde las Termópilas a Donetsk pasando por Waterloo, las trincheras de Las Ardenas, Verdún, Dresde, las V-2 sobre Londres, Montecasino, Guernica, el puente de Mostar o que Israel te gane tres veces Eurovisión y eso lo aceptemos.
En fin.
Este domingo 9 de junio, de nuevo, el coronel Pigeon, el inmortal, se vestirá de gala y volverá al frente, a la batalla, en este caso, a votar.
En definitiva es lo que lleva haciendo toda la vida, todas sus vidas. Y lo que hará.
Porque el gerundio es un presente continuo.
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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