Gallinita ciega
"Déjennos gobernar hasta diciembre"
(José Antonio Nieto. Alcalde en funciones)
Si esta frase fuera la pieza de un puzzle, dese por tonto. Si fuera una viga maestra, se le caería el edificio encima. Esta frase solo se entiende en el contexto en que vivimos. A la vieja política se le mueve el tablero y se le desordenan todas las fichas en juego. De otra manera no es posible codificar la razón por la cual el alcalde en funciones suplica una prórroga de seis meses. Por el amor de dios, le ha faltado decir. A ustedes qué les cuesta. Anda, venga, va.
El humano es un ser que se mueve por rutinas. Tengo tantos concejales, tal o cual mayoría de gobierno, tales previsiones electorales. Si los votos depositados en la urna no se ajustan a un esquema convencional, que ha funcionado durante décadas sin interrupción alguna, hoy gobierno yo y mañana tú, o sea, la oligarquía económica en todo caso, si la realidad se desencaja, ya decimos, empiezan a brotar desatinos como el que acabamos de citar.
En el juego de la gallinita ciega, usted le tapa los ojos a un niño, le da unas cuantas vueltas sobre sí mismo, y el chaval pierde la orientación como si nunca hubiera caminado en tierra firme. Desde el 24M, el bipartito se mueve aturdido sobre un tablero cuyas piezas ya no reconoce. No calibra bien su poder, no identifica a sus adversarios, no acepta que las reglas del juego han cambiado.
Gallinita, gallinita, ¿qué se te ha perdido en el pajar? Una aguja y un dedal. Da tres vueltas y la encontrarás. Pues eso.
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