El valor del arte
El periodista pregunta “¿qué función debe cumplir el arte?
El artista no responde.
La bruta contesta “emocionar”.
El galerista enseña el catálogo: “16000 euros, precio de salida”
La nieta llora: “¿vamos a vender el cuadro de los abuelos?”
Olvida que el abuelo, viajante, y la abuela, ama de casa, pasaron medio siglo haciendo planes con aquel enorme retrato que sus nietos creían la representación del primero y que ellos sabían de cierto valor.
El abuelo: “cuando muera, lo vendéis que os dará para algo”.
La abuela murió mientras el cuadro se pudría en el salón.
Los hijos: “vendemos”
El pintor se aburrió de ser moderno y volvió al realismo, a los autorretratos, al yo.
El periodista insiste:“¿Para qué sirve el arte?”.
El artista se excusa: “no entiendo la pregunta. El arte no tiene ninguna función y las tiene todas”.
La bruta: “imaginar que tu abuelo es el señor del cuadro y llorar cuando sale a subasta después de un siglo colgado en el salón”.
El galerista: “¿alguien da más?
La nieta: “recordar”.
El abuelo: “heredar”.
La abuela: “amar”.
Los hijos: “vender”.
El pintor: “crear”.
* Rosa y Tomás vivieron 60 años juntos. Su salón estuvo siempre presidido por un autorretrato de Eugenio Hermoso, que saldrá a subasta el día 24 de junio. Mientras el dinero mueve el mercado del arte y los teóricos buscan las razones de su existencia, las brutas sólo nos emocionamos.
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