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La boda no es noticia

Miguel Ángel López

25 de julio de 2019 22:04 h

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A las 12:03 del pasado jueves 18 de julio, Teresa ingresaba en estado de coma en el Hospital de Don Benito-Villanueva de la Serena (Badajoz) intoxicada por una ingesta excesiva de ácido lipoico, un suplemento alimenticio que contribuye a quemar grasas. Veinticuatro horas después se producía su muerte cerebral y fallecía en la mañana del viernes 19 de julio.

Tres días después el diario digital EL ESPAÑOL publicaba este reportaje : “Teresa quería estar perfecta para su boda y un producto de gimnasio le causó la muerte”. No hay que ser periodista para identificar el marcado sesgo sensacionalista del titular. Silvia Gil, la redactora del dudoso reportaje, usa tres claros elementos despiadados para inducirnos sagazmente al clic: afirma que Teresa quería “estar perfecta”, una mera suposición sin rigor periodístico que podría hacernos pensar en una equivocada obsesión de la joven con su físico; habla de una boda futura, dato irrelevante con el que se pretende inflar un dramatismo que ya presentan los hechos por sí mismos; y por último, usa la expresión “producto de gimnasio” en lugar de suplemento alimenticio o cualquier otro tecnicismo químico, ligando el caso a una imagen superficial y desacertada del mundo fitness.

El descaro insolente del titular es solo la punta del iceberg de un texto atiborrado de novelismo insensible. La información es concienzudamente tejida para confeccionar una historia emotiva: “[...] estaba en esa flor de la vida que tan solo ofrece la juventud. [...] había estado preparando su boda, que estaba fijada para el próximo mes de febrero de 2020. Todo era perfecto”. Un estilo testimonial y redundante más propio de la telebasura que del periodismo independiente del que siempre presume Pedro J. Ramírez en este su periódico: “El párroco pidió por favor que no dieran el pésame por toda la gente que había, y la cola de coches era de tres kilómetros”, cuentan. Los que la conocían no se explican cómo pudo ocurrir. Todos estaban preparados para, el próximo mes de febrero, celebrar su boda“.

Estos fragmentos corresponden a los tres primeros párrafos del reportaje, pero la fechoría se extiende con la misma crudeza hasta su punto y final. La redactora prosigue hablando de la profesión de su pareja, cocinero en Don Benito. Generosamente, nos ofrece datos como el nombre de su restaurante (erróneo, por cierto) o los éxitos que ha cosechado; [¿Es verdad que habla hasta de una receta?]. Sugiere que la joven debía estar bien informada sobre dietas saludables porque su pareja es cocinero. Se atreve a contar cómo el futuro matrimonio recibía comentarios halagadores en las redes sociales. Incluso destaca lo guapos, simpáticos y profesionales que eran los dos. Y, por supuesto, no se olvida de contar que Teresa ya había comprado su traje de novia.

El tratamiento informativo del reportaje es sencillamente deleznable, ya sea analizado desde el código ético periodístico más ortodoxo o valorado desde la opinión pública más banal. Este artículo solo es un ejemplo bochornoso de un mal endémico que sufrimos diariamente en todos los medios: el morbo. La información seria, responsable y sólidamente contrastada no llena bolsillos. El rumor, la vida privada y el cinismo sí. La gran mentira del periodismo es su búsqueda de la verdad, una búsqueda de causas perdidas.

Teresa tomó una dosis excesiva de ácido lipoico, lo que derivó en una intoxicación que horas después provocaría un fallo multiorgánico. Este compuesto presenta funciones fisiológicas favorables para nuestro organismo y destaca por facilitar la metabolización de nutrientes energéticos como las grasas. Se encuentra en alimentos como las espinacas, el brócoli, las patatas, la levadura, los tomates, las coles, las zanahorias etc. Es cierto que la cantidad de ácido lipoico que la dieta nos aporta puede ser escasa, pero el cuerpo es capaz de generarlo solo. En cualquier caso, no es un nutriente como tal, su efecto no está demostrado en humanos, no existe una cantidad recomendada ni un límite de seguridad. No está regulado para su comercialización con receta. En definitiva, no está prescrito ni médica ni científicamente, igual que otros muchos suplementos.

En un reciente artículo de EL PAÍS, un experto afirma que una ingesta de 50 miligramos al día es suficiente para aumentar la actividad fisiológica. Para causar la muerte, son necesarias ingestas de entre 6 y 10 gramos de ácido lipoico, es decir, una cantidad entre 60 y 100 veces superior. Aún así, el experto aclara que existen muchos nutrientes y compuestos que son ingeridos en altas cantidades sin que pase nada porque el cuerpo termina expulsándolos. Así pues, hay que esperar a la autopsia para saber cuál fue la verdadera causa del desenlace fatal.

Estos últimos datos arrojan luz sobre el debate de fondo tras los hechos: ¿por qué es legal la comercialización de sustancias que no están prescritas por la comunidad médica? ¿Si estos complementos fueran totalmente inofensivos, no estarían respaldados 100% por la salud pública? Y lo que es peor, ¿se aprovecha la industria de una sociedad hipnotizada por estereotipos y cánones de belleza?

Todo acontecimiento, por nimio que parezca, ofrece lecturas transversales que desembocan en asuntos realmente trascendentales para todos. Pero en estos tiempos celéricos no hay márgenes para la profundidad periodística. El reportaje de EL ESPAÑOL es negligente y corrosivo por dos motivos: primero, por la falta de sensibilidad y respeto al aprovecharse de una desgracia familiar para generar cínicamente una historieta morbosa; segundo, por la ausencia del código deontológico periodístico cuya máxima es aportar información realmente relevante y útil a la sociedad. El artículo tiene 104 comentarios entre los que me cuesta encontrar alguno que no refiera la desfachatez deliberada con la que se escribe.

Dos días después de publicarlo, EL ESPAÑOL sacaba otro ‘reportaje’ de seguimiento  con el siguiente titular: “Teresa, la enfermera que preparaba su boda, murió tras tomar un quemagrasa de Internet”. Aunque en su desarrollo se haga más hincapié en el ácido lipoico, se sigue manteniendo el tono sensacionalista y hablando de la boda: “Muerte a punto de casarse”, reza el último ladillo del texto. Otros medios nacionales han realizado una cobertura generalmente correcta de lo acontecido. Telecinco no. A continuación, se exponen diversos titulares de la noticia:

Muere una mujer en Badajoz tras tomar un suplemento para quemar grasa, EL PAIS

Muere una joven al ingerir ácido lipoico, un suplemento para quemar grasas, EL MUNDO

Muere una joven en Don Benito (Badajoz) por intoxicarse con un suplemento para adelgazar, ABC

Fallece una joven de 28 años de Don Benito por intoxicarse con un producto de fitness, HOY

Muere una joven por una posible intoxicación por ingesta de ácido lipoico, 20 MINUTOS

Muere una joven por una posible intoxicación de un suplemento ‘quema grasas’, LA VANGUARDIA

Se iba a casar en febrero pero se intoxica y muere al exceder la dosis de un producto de fitness, TELECINCO

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