Salva Reina: “Hay que saber dimensionar dónde está el éxito y dónde la felicidad”
Es una de las caras más visibles del audiovisual andaluz de los últimos años. Criado en la comedia, desde que un día decidiera decirle a su padre que quería dedicarse a ser payaso, aunque ya con tablas en multitud de registros. Salvador Reina (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) pasó hace algunas semanas por Córdoba con motivo de la segunda edición de la Semana del Cine, donde presentó su último largometraje, Tregua(s), un híbrido entre comedia y drama, que no es lo uno ni lo otro, y que bien puede definir perfectamente su trayectoria profesional a estas alturas de la película, pese a que parezca encasillado popularmente en el noble arte de hacer reír. Pero ojo, a mucha honra.
Con la mayor de las simpatías recibe a CORDÓPOLIS en un enclave tan singular como la Filmoteca de Andalucía, para intercambiar pareceres durante cerca de una hora de conversación. Cine, teatro o televisión, la dura y valiente tarea de la gestión cultural o el paso del tiempo, son algunos de los temas se van entrelazando durante la charla. Un tipo que ama lo que hace y que lo exterioriza tras cada palabra. Un malagueño con DNI canario. Salva Reina o Chuki, como quieras llamarle.
PREGUNTA. Te trae a Córdoba la presentación de Tregua(s), tu último largometraje, y quizá una de tus películas más intimistas, un producto audiovisual pero con mucho aroma teatral.
RESPUESTA. Sí, sí, en el buen sentido de la palabra, porque muchas veces se habla de películas teatrales, como menospreciándolas, y creo que poder contar una historia con pocos personajes, con pocos escenarios, con poco…
La vida te va llevando hacia donde pones tu ilusión y tu esfuerzo
P. Estructura.
R. Habitación, habitáculo o sitio donde estás, y sobre todo dándole un peso a la palabra, a las actuaciones y a los sentimientos, en mi opinión, es un gran logro. Pero bueno, sí, es cierto, puede ser una de las pelis más intimistas que he hecho y puede tener cierto aire teatral, aunque ya te digo que el autor, si estuviera aquí, te diría que él no va a hacer una obra de teatro de esto. Siempre lo concibió como una película. Siempre lo concibió, además, estructuralmente como una película. Si ves, en lo primero están muy encerrados, cada vez se va abriendo más, hasta la última secuencia que es en esa terraza, con tanta inmensidad, donde se destapa todo.
Entonces, yo creo que él nunca lo ha pensado como una obra de teatro, aunque, evidentemente, como hemos dicho antes, el teatro es magia y abarca todo. Si hacen El Rey León, no se va hacer Tregua(s) (risas).
P. Además, el contexto es el Festival de Cine de Málaga, uno que tú conoces perfectamente, aunque yo creo que esta historia es una manera completamente distinta de vivirlo.
R. Sí, evidentemente (risas). Evidentemente. Pero bueno, fíjate, Mario (Hernández), el autor, cuando me presentó la película, para empezar también a intentar levantarla y tal, no estaba ubicada en un principio en el Festival de Málaga. Era un encuentro, un evento cinematográfico y tal, y le dije: tío, deberíamos ubicarlo, yo creo que le daría un valor chulo, y creo que Málaga tiene ese especial componente afectivo, esa importancia también de festival que tiene ya un carácter internacional. Podríamos justificar que hay ese encuentro, de esa actriz con tanto renombre, con un guionista que viene como a vender producto en la parte industrial, y luego aparte pues me gusta traerme siempre que puedo, hemos hecho ya dos películas, y siempre que podemos, estamos ahora intentando levantar una tercera, y siempre intentamos estar en Andalucía, que creo que tenemos unos escenarios maravillosos y unos profesionales de primer nivel, y bueno, para mí ha sido un honor hacer de Cicerón del equipo en Málaga y la verdad que ha sido bonito.
Ya te digo, está ubicado en el Festival de Málaga, pero podía haber sido el Festival de Berlín o la Semana del Cine de Córdoba, o sea que podría haber sido cualquier evento cinematográfico. Pero bueno, por conocimiento, por cercanía, por ilusión, pues decidimos que fuera Málaga.
P. La película también es un juego con el espectador, de lanzar todo el rato preguntas, que no responde, y jugando en esa fina línea entre el mal que tenemos concebido de la infidelidad, aunque al mismo tiempo es todo tan natural que hasta lo entiendes.
R. Pues muchas gracias, la verdad que lo has definido muy bien, yo creo que es una película que lanza muchas preguntas, como tú bien dices, sin pretensiones de encontrar ninguna respuesta. Creo que es la típica película que te puede entretener, pues tiene muchos giros, y tiene parte de comedia, pero a la vez te crea un pozo de reflexión, te crea como una charla posterior, si vas a verla con tu pareja evidentemente (risas), si vas si vas a verla con los colegas también.
Y también es cierto que muchas veces se centra un poco solo en la infidelidad, pero creo que habla de muchísimas cosas más, habla de la vida, habla del amor, habla de la amistad, de cómo está evolucionando el amor, de la familia. Habla también, incluso, que muchas veces nos dicen, como de una quinta muy determinada, entre los treinta y los cuarenta y pocos, pero a la vez también habla del amor y del desamor, y de la precariedad laboral y de las mujeres en el cine. Habla de muchas cosas.
Entonces… porque la verdad es que hablamos bastante en la película (risas). Y después también me parecía muy interesante, cuando me pasó el guion Mario, siempre que se refleja una infidelidad se trabaja desde el hecho de: estoy mal en casa y me busco un affaire, un desahogo, y en este caso no, y era muy curioso como cuando al final de la película, sin hacer mucho spoiler, ves que ellos están bien en casa. Ellos están bien, no quiero desvelar mucho, y te das cuenta también un poco, de lo que hablábamos antes, las máscaras que tienen y lo mentirosos que son, ellos son los primeros mentirosos con ellos mismos. No se atreven a dar el paso que a lo mejor quieren dar, no se atreven a romper esa relación que tienen tan especial, no sé, creo que es una peli que a mí me tocó mucho, sobre todo por, como te decía antes, por las cosas que trata. La familia, de cómo entendemos ahora, cómo está evolucionando todo, o sea, hay muchas cosas que me atañen directamente.
P. Sí, no sé donde leía además que, en definitiva, trata de que en la vida no se puede tener todo.
R. Sí, es una antihistoria de amor, que Mario también la define así. Y fíjate, hay como un momento clave en la película, ya al final, que se dicen te quiero y normalmente en una película romántica o en una comedia o un drama romántico, se dicen te quiero y empieza la mandanga. Venga, empieza la película. No, no, aquí se dice al final. Y dices: ostras, no se lo han dicho nunca todavía y de repente aquí se están empezando a dar cuenta de cosas. No sé…
Realmente tiene un pozo de comedia, pero yo siempre que la he visto, y la primera vez que la vi, me resulta un poco amarga, me resulta un trago amargo, como un caramelo amargo, un caramelo de regaliz que te gusta pero dices: ostras, cuesta tragarlo. No porque sea un tostón (risas), sino porque de repente creo que deja un pozo un poco triste. Y la vida es un poco así.
Él (Mario) tenía muy claro que el tono que quería era muy realista, unas interpretaciones muy cercanas a lo natural, de hecho, hay muchas veces que que permitía equivocaciones, titubeos, que a lo mejor en otras películas sería: no, la frase, lánzala, pam, pam, pam, y aquí todos esos titubeos, errores, incluso errores en la secuencia que se han quedado en montaje, creo que le da mucha vida, le da mucha verdad y, al final, la vida es un poco así, la vida tiene tragos amargos y te ríes un poco y tiene amor y tiene desamor, entonces también, yo que sé, eso también es bonito.
La sociedad se está volviendo más individualista, pero los problemas, en su origen, siguen siendo los mismos
P. Me viene muy bien esta reflexión. Hablemos un poco de tu vida. Nacido en Las Palmas, cosa que quizá no mucha gente sepa, aunque criado en Málaga. ¿Qué recuerdos te quedan de esos primeros años en las islas?
R. Ninguno, ninguno. Tengo un cariño enorme a esa tierra, tanto por mi nacimiento, por lo que mi familia vivió allí, yo soy el pequeño de mi familia, entonces, mis hermanas y mis padres evidentemente sí tienen un recuerdo, para mi padre fue como una oportunidad de crecer un poco en su trabajo, para mi madre fue también un poco liberación, salir de la ciudad en una época que quizá era complicado. Para mi hermana, imagínate, pues cambiar a una ciudad donde se habla diferente, donde hay otro clima, otras cosas, pues claro, pero yo ya me crié allí y no tengo recuerdos. O sea, pero soy el que lo tiene en el carnet y me resulta muy simpático.
Y luego, fíjate, la vida me ha llevado a tener muchos amigos canarios y a vivir Canarias también como algo mío, porque mi pareja actual es canaria, y me siento muy contento de que esa parte esté en mi vida. No sé si tendré algo, supongo que no, pero vamos, me siento malagueño, que es donde me he criado, me siento andaluz por encima de todo, y tal, pero bueno, me resulta curioso.
Al final, nadie es de ningún lado. Eso me gusta porque es una cosa que yo intento, que es quitar etiquetas, quitar a mí mismo como Salva Reina, intento no tener prejuicios, intento quitarme etiquetas, que es un trabajo que cuesta, porque es lo más sencillo. Y esta mezcla siempre me resulta graciosa, interesante, atractiva y nadie es de ningún lado y un tío de Salamanca puede hablar como un andaluz, porque sus padres son de Cádiz y se ha criado, yo que sé, y luego iba a un campamento en Córdoba y tenía una novia allí y tiene un poquillo de cordobés también, en el acento y en la forma de ser, y yo creo que eso me parece guay.
P. Haciendo honor a ese famoso “mamá, yo quiero ser artista”, de Concha Velasco, has contado en alguna ocasión que tú le dijiste a tu padre que querías ser payaso, ¿de dónde te viene ese interés por la comedia, la interpretación?
R. Sí, eso no fue tan chico. Eso fue ya más mayor (risas). Fue ya un poco como: oye, chaval, ¿tú qué vas a hacer? Vas a hacer oposiciones, yo estudié educación física. Y bueno, yo tenía un poco claro que yo quería tirar aquí y ya estaba trabajando de payaso, de clown, con algunas compañías y tal, y sí, sí. Tuve un ojo… (risas). Otros dicen: quiero ser actor, tal, yo quiero ser payaso (risas).
Pero esto es muy bonito, para mí es una profesión súper mágica, es algo que lo tengo como muy idealizado. Pero bueno, yo creo que la vida al final te va llevando hacia donde tú pones tu ilusión, tu esfuerzo, tu lucha, tus miras, tus metas, y hay que saber ser valiente y dar cambios de banda y poner el balón, por aquí te están esperando los defensas, pues allí hay uno solo, tira para allá. Y no tener miedo a los cambios, que creo que, al final, siempre son positivos.
P. Pero antes de dar ese paso, sí que caminas por lo convencional, estudias INEF en Granada y creo que llegas a ejercer de profesor.
R. Sí, sí, tenía trabajo para toda mi vida, por eso es. Por eso te quiero decir que fue… Todavía mi padre dice: ¡y que dejó el tío el trabajo que tenía para toda la vida! (risas). Pero bueno, yo creo que, al final, nuestros padres lo que quieren es que no pasemos fatiga, que estemos bien, pero en el momento que te ven feliz, que tú pagas tu alquiler, que puedes vivir de lo que te hace feliz, ellos al final, nunca me he sentido atacado. Siempre me he sentido que era una preocupación real y yo he intentado transmitirles, y yo creo pues que ellos también aprenden contigo, los mayores van aprendiendo con las generaciones que vienen por debajo. Y si no aprenden, pues peor para ellos, pues tienen un problema. Pero siempre me he sentido muy apoyado en mi casa, la verdad.
P. Justo te iba a preguntar por eso, porque es a principios de los 2000. Aún no había llegado la crisis, pero el mundo audiovisual no era ya tan boyante como en los 90.
R. Correcto.
P. Se intuía hacia dónde iba la cosa. En ese salto un poco al vacío te apoyó tu familia.
R. Sí, bueno, te quiero decir, es que no les quedaba otra (risas). O me apoyas o me echas de aquí, entonces, es lo que te digo, ellos quieren que seas feliz, siempre me han visto feliz, ellos me han visto que me lo he currado, que soy trabajador, que he estado encima desde siempre, que me lo he curado. Siempre me he sentido un afortunado. Cuando yo estaba haciendo a lo mejor de payaso y empezaba con los monólogos y tenía mi pequeña compañía, yo decía: ostras, tío. Y la gente me decía: a ver cuándo triunfas, cuándo sales en Telecinco y tal. Yo decía: ostras, yo me quedaba aquí ya eh (risas). Te quiero decir, yo estoy aquí en la gloria. Estoy actuando, no dependo de nadie, tengo mi compañía, hago mis cosas, me siento actor, me siento artista. Al final, hay que saber también dimensionar dónde está el éxito y dónde está la felicidad.
Cuando empiezas a decir que no entiendes a la generación siguiente, amigo, eres un pureta
P. ¿Recuerdas tu primera actuación? Esa primera relación con el público.
R. ¿Profesionalmente o con público en general?
P. Con público.
R. Sí, recuerdo siempre, desde pequeño, te quiero decir, desde pequeño siempre he estado metido en el grupo de teatro de no sé qué, si había un campamento, yo organizaba las veladas, además escribíamos nosotros los guiones. Recuerdo, por ejemplo, de adolescente, salir de una obra de teatro de Juanma Lara, que tiene una compañía que se llama Teatroz, y salir de adolescente con mi madre, que me había acompañado a verla. Y salir, yendo a mi casa, y decir: esto me encantaría a mí hacerlo, dedicarme a esto. Esto lo recuerdo perfectamente, ir hacia mi casa, era de noche ya, era otoño, y decir: Dios mío, si yo pudiera hacer esto alguna vez en la vida.
P. Mi primer recuerdo tuyo es en S.O.S. estudiantes, además creo que es de tus primeros trabajos en televisión.
R. Sí, mi primer trabajo en tele.
P. ¿Cómo recuerdas esa primera experiencia?
R. Con mucha ilusión, con muchas ganas. Fue además también el trabajo por el cual dejé de dar clase. Entonces, imagínate, un salto al vacío enorme, pero muy feliz, muy feliz de aprender. Siempre he tenido mucha suerte porque me he encontrado siempre con compañeros y compañeras muy generosos y muy generosas, y he podido aprender mucho de ellos y ahí aprendí…(suspira) me hice una master class de tres años de lo que es la ficción. De lo que es interpretar ante una cámara, de lo que es la primera, ponte en la marca, donde está la luz, fue un aprendizaje increíble. Sigues aprendiendo en cada rodaje, pero aquella primera vez, me acuerdo que decía la gente: a primera, y yo decía: vale, pero miraba a otro y le decía: ¿a primera qué es? Que empezamos otra vez desde la primera, perfecto (risas).
Y bueno, estaré eternamente agradecido a Juanma Lara, que fíjate, es curioso, porque te contaba que la función de teatro que yo fui a ver y que fue cuando dije: quiero dedicarme a esto.
P. Era de él.
R. Era del mismo director que me dio la oportunidad para hacer mi primer trabajo en televisión. Y luego he podido trabajar con él en teatro también, hemos hecho espectáculos juntos. Eso ha sido un círculo en mi vida muy bonito. Muy curioso.
P. Y es que quizá no se tenga en tanta consideración por ser una televisión autonómica, pero ahí había gente detrás muy potente. El propio Juanma Lara, si de algo sabe es de series españolas.
R. Había un elenco de actores y de actrices estupendo, de profesionales de primer nivel, lo que pasa que bueno, afrontando ese proyecto que había en aquel momento allí. Y te voy a decir una cosa, es una serie que, todavía a día de hoy, me dicen por la calle: Fede, Fede. Y digo: hostias, tío, no me lo puedo creer. Increíble, o sea, fue una serie que además caló mucho creo, en una generación de chavales y chavalas muy jovencitos. De 11, 12, 14 años.
P. Precisamente yo tenía 11 años.
R. ¿Y cuántos años tienes ahora?
P. 29.
R. Claro, exactamente, entonces me está pasando eso, que de repente por la calle me dicen: tío, yo me he criado contigo, tal, porque era una serie muy loca, muy divertida. Y entonces, es muy bonito, es muy bonito que gente ya hecha y derecha llegue y me diga: ¡Fede! Y digo: buah, qué maravilla.
Hay que aprender que no le puedes caer bien a todo el mundo
P. Además, la serie fue coetánea de 7 vidas, que yo creo que bebía mucho también de ese tipo de humor.
R. Sí, de esas sitcom. Casi que grabábamos en directo, también un poco por precariedad, porque el proyecto no era muy boyante. Pero sí, yo creo que Juanma era muy amante de ese tipo de series, y entonces, la propuesta que se le vendió a Canal 2 Andalucía, y es la que hicimos, a mucha honra, muy divertida, ya te digo, ahora la están remitiendo, repitiendo…
P. Reponiendo.
R. Correcto, reponiendo es la palabra correcta. Y cuando la revisas otra vez dices: ostras, esto estaba bien, estaba muy divertido (risas).
P. Ahora se llevan los reencuentros, yo lo dejo ahí.
R. Pues mira, SOS puretas (risas).
P. ¿En ese entonces habías tenido ya contacto con el stand up?
R. Pues mira, en esa época de SOS estudiantes, pues igual, eran los comienzos también del stand up, casi que comenzamos porque también mi primer trabajo con el stand up fue en un programa de Canal 2 Andalucía que se llamaba ‘Sinceros’, y a raíz de ahí pues empezamos a trabajar también en directos, en los locales, en los circuitos de comedia, en los teatros y paralelamente casi también comenzó la serie, o sea que más o menos era la misma época. Quizás los monólogos un poquito antes, pero casi en la misma época.
P. Me viene a la memoria ahora un monólogo tuyo, si no me equivoco en ‘Comedy Central’, sobre la infancia de ese momento en comparación a la tuya. Siempre siendo conscientes de la ironía que había, pero sigue vigente eso hoy en día.
R. Sigue vigente, incluso en mis espectáculos en directo, aún rescato algunas rutinas, algunos gags de esos monólogos y sigue vigente, la gente se lo sigue pasando bien.
P. Es curioso lo que ya decías ahí, y repito, siendo conscientes de la ironía, pero se suele decir que estamos ante una de las generaciones más frágiles, y seguramente más sobreprotegidas.
R. Bueno, al final yo creo que la sociedad está avanzando hacia un punto a lo mejor más individualista, donde el yo es lo importante, con más miedos quizá, pero yo creo que, al final, los problemas, si los vas dividiendo hasta su mínima expresión, hacia la base, siguen siendo los mismos. Tengo miedo, esto de qué va, me están creciendo pelos aquí, tengo cosquillitas cuando me mira aquel niño o aquella niña, ¿qué voy a hacer con mi vida?
Entonces, yo creo que hay mucha más conexión que lo que nos quieren vender entre generaciones. Y cuando tú empiezas a decir que la generación que viene posterior a ti, no la entiendes, amigo, eres un pureta (risas). Amigo, amiga, me parece a mí que estás ya en las últimas.
Hay que estar abierto, como decíamos antes, hay que aprender de las nuevas generaciones, y evidentemente, las cosas como tú las viviste crees que son las mejores, pero cómo las están viviendo ahora, pues es diferente, ni es mejor ni es peor, es diferente. Hay muchas cosas buenas, hay una información increíble, al alcance de tu dedo gordo tienes toda la biblioteca del mundo, todas las discografía del mundo, todos los monumentos del mundo, todos los museos del mundo. Es fascinante eso.
(Se para a pensar)
Quizá sea también una generación menos aguerrida, a lo mejor, pero también la nuestra era más… no sé, es que todo tiene sus pros y sus contras. Pero yo creo que, al final, hay muchas más cosas en común.
P. En ese momento te presentabas como Chuki, ¿de dónde viene ese apodo?
R. Pues mira, cuando empezaba a trabajar pues estaba haciendo muchas cosas de clown también, como decíamos, de animaciones, de fiestas infantiles, y ahí tenía un personaje que era Chuki y cuando empecé con los monólogos, empecé con la gente con la que trabajaba en espectáculos de cuento, espectáculos infantiles, y lo que hice fue trasladar eso que estaba trabajando en aquel momento, un poco para los adultos, yo no sabía ni lo que eran los monólogos. De repente vi: ¿tú haces monólogos? En ‘Sinceros’, y digo: claro que hago monólogos. No sabía ni lo que era un monólogo (risas), así como concepto.
De repente lo vi, venga vamos Salva, vamos al ataque, y lo que hice fue trasladar un poco ese personaje loco, gamberro, casi de clown, un tipo que lo mismo está riendo, que lo mismo está llorando, que mete la pata constantemente, pero pide perdón, inocente, pero gamberro como he dicho. Mete la pata pero sin querer, o sea, sin maldad. Pillo, pero inocente. Ese personaje al final es un poco el que hacía en los espectáculos infantiles, y fue como una decisión de decir: ¿cómo te llamas? Por diferenciarte un poco. Salva Reina Chuki. Salva Reina Chuki, el Chuki, pero claro, de repente ya empiezas a tener canas y dices: tengo ya 30 y pico años, ya para 40. Tendremos que ir aparcando Chuki y quedarnos en Salva Reina. Y así fue la historia.
Entonces, mucha gente que me ha conocido desde Málaga, en Andalucía y tal, pues me ha conocido como Chuki. Pero ya está pasando que, por ejemplo, llego a un rodaje y alguien me dice Chuki y hay otro que no me conocía y dice: ¿te dicen Chuki? Y les digo: sí, sí, me dicen Chuki. Ya está pasando eso.
Un rodaje es un trabajo en equipo muy chulo
P. Sigues asentándote en el mundo audiovisual y teatral con trabajos en series y diversas obras, y es a mediados de la pasada década cuando se produce, creo, un punto de inflexión muy importante en tu vida profesional. Primero, en 2014, participas en La isla mínima, que realmente fue tu segunda película. Pero un punto clave.
R. Correcto, completamente. 321 día sen Michigan también fue una película muy importante para mí, porque fue la primera que hice, además, nos dieron biznaga, ex aequo con Héctor (Meres), una historia muy bonita, enfrentarte a este personaje, pero evidentemente, participar en una película como La isla mínima, que creo que también fue un referente en el cine español, que marca una época en el cine español, pues fue una pasada poder estar ahí. Y a raíz de ahí también, además, surgió la posibilidad, fíjate, dos cosas tan diferentes, dos colores tan diferentes de actuación y de historia, surgió también Allí abajo, y eso ya sí que fue el espaldarazo total a nivel fama, bueno, a nivel popularidad, la gente, de hacer una serie en una cadena de éxito, de comedia y con un personaje también así entrañable, pues la gente le coge mucho cariño a esos personajes, y la verdad muy agradecido.
P. Claro, fue la explosión nacional. Fueron cinco temporadas creo de Allí abajo.
R. Te pone en el candelero, te pone en el escaparate, la gente se acuerda más de ti…
P. ¿Lo llevabas bien eso de estar tan en el candelero?
R. Sí, yo intento llevarlo bien, intento llevarlo con filosofía, me gusta mucho hablar con la gente, las personas son maravillosas, la gente es increíble, entonces, bueno, es cierto que, como todo en la vida, pues hay veces que te pillan mal. Yo puedo contestar a alguien de una manera y la otra persona se lo puede tomar mal, pues a lo mejor ha habido algún momento, aunque yo he intentado siempre tratar a todo el mundo bien, la verdad es que no tengo conciencia de tratar a nadie mal. Pero a lo mejor ha pillado un mal momento y he contestado más rápido de la cuenta y la otra persona ha dicho: ¡uy!. Y yo: disculpe. Pues disculpe no, esaborío (risas). Hay que saber aprender también que no le puedes caer bien a todo el mundo, pero yendo con naturalidad, con sencillez, la gente yo creo que eso también lo ve.
Siempre intento transmitir eso. Pero bueno, a fin de cuentas, ya te digo, la gente es maravillosa y es un gusto que la gente te pueda reconocer. Imagínate que tú mañana, has terminado la entrevista, y te dicen por la calle: illo, qué pedazo de entrevista hiciste el otro día. Pues hay un punto en el que tú dices: coño, qué guay. Qué chulo. Tenemos una suerte en esta profesión que hay que también saber valorarlo y posicionarlo. Que la gente te diga: tío, qué guay, que mi madre estuvo malita y en el hospital estábamos viendo Allí abajo y nos servía para reírnos las dos juntas. Se te cae el corazón. Es maravilloso.
P. Desde esa fecha que hablábamos y hasta ahora, además de unas cuantas series, al menos en lo que al cine se refiere, has ido, como mínimo, a película por año (en 2022 fueron seis). Una suerte ser de ese porcentaje que puede dedicarse en exclusiva a la interpretación, aunque trabajada y merecida.
R. Correcto, al final, en esta profesión hay un componente de suerte muy grande y hay que tener los pies en la tierra, saber que hoy estás, mañana no estás, que hoy estás arriba, mañana estás abajo, que estás en la cresta de la ola, mañana estás remando, y ya llegará tu serie para que tú en tu tabla hagas todos los trucos que sabes.
Y la verdad que, com bien dices, agradecido a la vida, a Dios, a Buda, cada uno en quien crea que se lo ponga como que lo estoy diciendo, porque es un trabajo con mucha inestabilidad y la verdad que es muy agradecido que la gente se acuerde de ti y, sobre todo, de trabajar y de contar historias que al final es de lo que se trata.
P. Dos décadas de carrera en las que has trabajado con lo mejor del cine español. Infinidad de actores y directores como Alberto Rodríguez, Paco Cabezas, Fernando Colomo, Dani de la Orden. Te has nutrido muchísimo de lo mejorcito que hay aquí.
R. He tenido mucha suerte, sí, la verdad es que como te decía antes, mira todos los proyectos, al final, aprendes un montón de cosas. Esta profesión creo que tiene una cosa también muy chula, que es que cada proyecto, aunque puedes coincidir con un 15%, 5%, 2%, de personas que ya conoces, casi siempre que empiezas un proyecto nuevo, hay gente nueva. Y eso creo que es muy enriquecedor, tío, la gente, como te decía antes, es maravillosa, muchas formas de entender la profesión, de afrontar un texto, de encarar un personaje, de dirigir, de poner la cámara, de iluminar. Hay muchas cosas comunes, pero cada maestrillo tiene su librillo, y ya no solo eso, sino a nivel personal también es muy enriquecedor.
Ya has dicho tú nombres muy llamativos, pero también un montón de nombres que no son llamativos, el atrecista, y te aporta de repente una visión. Pues claro, te voy a poner esto aquí, porque para cuando tú llegues estás, y dices: joder, coño, qué guay. Es muy bonito, porque todo parece un desorden especial, pero es un orden increíble. El que no esté acostumbrado puede ver el rodaje de fuera y parece que cada uno hace una chaladura diferente, pero todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y todo el mundo va remando en un mismo sentido. Es un trabajo en equipo muy chulo un rodaje.
Da igual lo que digan los premios, tú tienes que darle el mismo rigor a cada proyecto
P. Volviendo al presente. En el coloquio previo te escuchaba decir que Tregua(s) no la defines como un drama, ni como una comedia, pero tiene mucho de las dos. Y también te he escuchado decir en alguna ocasión que la faceta tuya cómica, incluso, te ha hecho no poder llegar a ciertos papeles.
R. Bueno, más que impedirlo, al final, como también creo que hemos dicho en esta conversación, que por cierto, está siendo muy agradable. Espero que el titular sea con cariño (risas). Pero creo que las etiquetas no son positivas. Evidentemente, hace cinco años, como hemos dicho, de un prime time, una comedia, con un personaje entrañable, que sacaba sonrisas o por lo menos lo pretendía, pues al final es evidente que la gente te vaya vinculando a esos proyectos. Si es cierto, curiosamente, si ves todo lo que yo he hecho, hay ya casi tanto de drama y de thriller, que de comedia. Pero bueno, está chulo que se acuerden de ti para la comedia, pero está muy bien también poder hacer otros personajes, y yo invito a todo el mundo a que, ya no solo en esto, a los productores o a los directores, sino en la vida, a que prueben cosas nuevas, que se prueben maneras nuevas de hacer las cosas, que de repente mezcles picante con dulce y de repente dices: ostras, ¿qué pasa aquí?
Yo creo que probar y y cambiar, y romper etiquetas y moldes y probar cosas diferentes, al final, es la sal de la vida también. Y bueno, en esta profesión también. Si es cierto que, agradecido, sí solo me van a llamar de comedia, pero me siguen llamando, que me encasillen (risas). Pero bueno, también dentro de la comedia, pues mira, personajes diferentes, algunos encarando la comedia desde un sitio o desde otro, personajes más locos, más serios, personajes más mala pipa pero dentro de una comedia, personajes más chistosos. Yo qué sé. Al final se trata un poco de a cada personaje darle su vida y currarlo. Cada cosa, aunque sea comedia, es diferente.
P. En relación a esto, hay un debate que yo suelo tener mucho y que veo que, desgraciadamente, parece que en el audiovisual hay géneros de primera y otros de segunda. Es la sensación que tengo que, al menos para cierto sector de la industria, por ejemplo, no se valora igual una obra de terror que un drama.
R. Sí, que no verás en unos Goya un comedia nominada a mejor película. Hay casos, pero es raro. Sí, es curioso. Y fíjate, que al principio (durante el vídeo) una de las primeras preguntas era qué es más difícil hacer drama o hacer comedia, pues es curioso. Yo creo que, al final, las historias se cuentan para la gente. Entonces, ¿quién dice qué es lo que está más valorado? ¿Por qué no tienes premios? Bah, ¿por qué no tienes qué? Al final, lo que gusta es la historia y que la gente las vea. Entonces, si la gente la ve y es un drama, maravilla. Si la gente la ve y es una comedia, maravilla. Que no estará considerada a nivel de calidad actoral, yo que sé, pues a lo mejor es algo que tendríamos que mirarnos, o a lo mejor, a nivel de premios, quizá se trata de establecer, como pasa en los Globos de Oro, que hay premios de comedia y premios de drama.
¿Quién es mejor atleta? Un maratoniano o un tío de 100 metros lisos, ostras, es que son dos cosas diferentes. Unos corren en 100 metros lisos y tienen sus premios y otros corren en maratón y tienen sus premios. A lo mejor se trata de eso también. Pero vamos, si ya la gala es larga, imagínate (risas). Si la tuvieras que duplicar…
Entonces, bueno, no sé, yo intento no agobiarme con eso, intento trabajar y, sobre todo, darle el mismo rigor. Eso sí es importante, creo. Darle el mismo rigor y la misma importancia si haces una comedia o si haces un drama. Lo que opinen los premios, lo que opinen las cadenas, eso da un poco igual. Tú tienes un personaje, tienes que contar una historia, e intento no afrontarlo de una manera si es un drama o si es comedia. Intento darle el mismo rigor. Director o directora ¿cómo lo quieres contar? ¿Qué historia quieres contar? ¿Qué tono quieres? ¿Cómo quieres este personaje? Y yo voy a a darte lo máximo por aquí. Lo máximo que yo sepa o que he aprendido. Todo el mundo hace lo que puede. Hay veces que estarás más acertado y veces que no.
Incluso, hay veces que a lo mejor la culpa… muchas veces dicen: qué bien está este tío o esta tía, y sabes, creo que la mayor parte de las veces somos los que menos culpa tenemos (risas), tanto para bien como para mal. Que te cojan para el proyecto adecuado, en el momento adecuado, que la música sea la adecuada, que el guión sea el adecuado, que la luz sea la adecuada, que la historia sea adecuada. Son tantas cosas que se tienen que alinear, evidentemente tú tienes que dar lo máximo en lo tuyo, pero muchas veces das el máximo y no es culpa tuya, y de repente, a veces desde el casting. Es que a lo mejor no eran las personas. Complicado.
P. Antes creo que eso sí que afectaba más al público, aunque creo que ahora afortunadamente, las plataformas sí que han democratizado todo mucho.
R. Exacto.
P. Cambiando de registro, vamos a hablar también un poco de tu faceta como gestor cultural en La cochera cabaret. Los que hemos vivido en Málaga sabemos que es una sala de referencia, pero imagino que no ha sido nada fácil consolidarse y aventurarte en un proyecto así.
R. Esto es como cuando dije: papá, quiero ser payaso. Esto es igual. Es el mismo salto al vacío (risas).
Bueno, al final creo que era una iniciativa que necesitaba yo, tenía esa inquietud, y creo que necesitaba la ciudad también. La ciudad, creo que en aquel momento adolecía de espacios como el que nosotros hemos creado, independiente y alternativo. Y bueno, mira, ahora mismo hay más, están saliendo más, la oferta cultural de Málaga está creciendo, es una cosa incuestionable, pero creo que todavía quedan cositas por hacer. Nosotros seguimos trabajando, tenemos allí nuestro espacio, La cochera cabaret, y todos los que estéis leyendo CORDÓPOLIS estáis invitados a pasar por Málaga, que es vuestra segunda tierra (risas).
P. Fuengirola seguro (risas).
R. Eso es, eso es (risas).
Y bueno, es una sala que está abierta a todo el mundo, tenemos una programación muy variada, música, teatro, comedia, infantil, circo, danza, proyectamos cortos, hacemos cursillos. Un espacio cultural, que ya te digo, tenía yo esa inquietud de crearla, para todo el mundo, para los malagueños, para las malagueñas, y para todo el que se acerque y quiera disfrutar, y la verdad que es muy bonito, es muy bonito. A partir de La cochera ya hemos creado una productora, ya hemos levantado dos películas, la primera Isósceles, que está en Filmin, la segunda Tregua(s), que estamos presentando hoy aquí. Y ahora seguimos trabajando en ir creciendo, ya organizamos algunos festivalitos pequeños por la provincia, y la idea es seguir creciendo en todos los berenjenales culturales que nos dan la vida.
Y es muy bonito trabajar, me gusta mucho la producción, más que la dirección, me gustan mucho estos fregados y me gusta mucho trabajar para que todo salga bien y es muy gratificante para mí, aunque requiere mucho esfuerzo y mucha dedicación, pero cuando de repente sale alguien de la sala y dice: qué guay, qué chulo que hayáis traído esto. Me llena mucho. O alguien ve una película y le gusta.
Me siento más cómodo en la producción que en la dirección
P. ¿Te sientes cómodo en ese papel de gestor?
R. Me siento más cómodo en ese papel, que en el de dirección. Muchas veces me han hecho la pregunta del salto a dirigir y tal, pero creo que pasaré primero por ir aprendiendo más de lo que es la producción, y me llama mucho más la producción.
P. No quiero terminar sin hablar un poquito de deporte contigo.
R. ¿Estamos empate no?
P. Estamos empate (risas).
Sé que eres asiduo a los partidos y aficionado del Málaga y del Unicaja. En el primer caso, y dado que te vimos en el último spot de abonados junto a Antonio de la Torre, y además aquí en Córdoba nos toca de cerca ya que estamos igual. ¿Cómo ves la situación y la evolución que ha sufrido el equipo?
R. A ver si salimos de este pozo. Además, soy del Málaga y sigo al Málaga. No sé ni cómo va la Primera. Me he cruzado esta mañana con un colega mío, que estudió conmigo INEF, que es es árbitro, Melero López.
P. Sí.
R. Y le digo: tío, ¿sigues en Primera? (risas). Perdóname, pero es que ya no estoy viendo los partidos, claro. Ahora estoy viendo el Sanluqueño contra…
Sí, es que al Málaga le dijeron a ver si vamos a Primera, a ver si vamos a Primera, y al final, se liaron, mira por aquí parece que es más fácil, por abajo (risas). No, pero bueno, sí, la verdad es que momentos complicados, es un equipo fuerte, es una ciudad grande, con mucha afición, fíjate la que estamos liando por ahí, cada vez que vamos a un estadio, llenamos el estadio. Creo que tiene una afición de Primera y esperemos que estos momentillos… Esto es así, como la vida. A ver si salimos, sacamos la cabeza para adelante. Seguro que sí.
P. Todo lo contrario a lo que ocurre en el otro lado de la ciudad. En el Carpena si están soñando en grande últimamente.
R. Correcto, hemos pasado unos años malos, sin llegar a lo que es el Málaga, porque siempre hemos estado en ACB. Málaga es una ciudad de baloncesto también y lo avalan sus números y sus años de Euroliga, sus títulos, el año pasado ganamos la Copa del Rey, y siempre hemos estado ahí, siempre hemos estado en los play off, y los dos o tres años que hemos estado fuera, ha sido duro, y ha sido muy ilusionante este nuevo proyecto liderado por Ibón (Navarro), con Alberto (Díaz) y con este grupo. Yo creo que la clave es que han hecho un gran grupo humano, se nota que tienen mucha conexión, se nota que tienen buen rollo y que van sin miedo, y creo que Ibón Navarro está haciendo ahí un buen trabajo, y ya te digo, capitaneados por Alberto, que desde aquí le doy un saludo, es amigo, y a todo el staff técnico, Javi Salvo, y todo el equipo. Creo que están haciendo una campaña excelente y creo que este año nos van dar también muchas alegrías.
El trabajo en equipo siempre es más poderoso que las individualidades
P. Es un poco lo que hablábamos antes de un rodaje. Han pasado nombres importantes, pero hay un casting y afectan muchas cosas para que salga bien.
R. Correcto, un equipo que no es de Euroliga y fíjate, ahí estamos los segundos…
P. Al final es encontrar las piezas, aunque no sean grandes nombres.
R. Yo creo que esa es la clave en muchos aspectos de la vida, al final, el trabajo en equipo es siempre mucho más poderoso que las individualidades.
P. Ya para cerrar, te hemos visto en multitud de registros, ¿hay algún papel que o algún género que te gustaría interpretar y aún no has tenido la oportunidad?
R. Pues mira, muchas veces me dicen, al revés, me dicen, ¿cuál es tu preferido? Y digo: el siguiente que venga va a ser bueno, ya verás. Pues sí, sobre todo cosas que se escapen a lo que ya que ya he hecho, quizá algo de ciencia ficción así potente, que no he hecho nunca, también porque hay pocos proyectos así en España. Esas cosas, personajes diferentes, oscuros, extraños, me llaman mucho la atención. Y sobre todo, más que alejados de mí, me gusta mucho que sean alejados a lo que he hecho antes.
Ahora por ejemplo estoy haciendo una comedia con la gente de La que se avecina, con Contubernio, una serie nueva para Movistar que se llama Muerto de serie, en un tanatorio, una comedia así con tintes negros, y un tipo así caradura, buscavidas, un poco perdedor, pues no sé, que ahora lo siguiente sea con mucha más luz. Pero bueno, contento sobre todo de currar. Tú lo has dicho antes, hay mucho paro en esta profesión y poder estar contando que hay proyectos, por ejemplo, ya proyectos de aquí a mayo, en este año que entra. Me parece increíble. Esto ya me parece una suerte fascinante. Es cierto que esta profesión es así, de mayo para adelante no sé qué va a pasar. Pero es lo bueno que tiene, esa incertidumbre, ese salto al vacío, que te atrae y que es atractivo.
La interpretación tiene esa carga de incertidumbre que también es atractiva
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