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Laura Fernández: “Esos que intentan que demos pasos atrás en igualdad, no lo van a conseguir”

Entrevista N&B a Laura Fernández, directora del IAM

Carmen Reina / FOTOS Y VÍDEO: MADERO CUBERO

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Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, llega en plena pandemia de la Covid-19 y marcado por los ecos de quienes desenfocan el objetivo por la igualdad de este día y lo tiñen de otros intereses. Este lunes no se podrán celebrar manifestaciones multitudinarias como las de los últimos años, que empoderaron al movimiento feminista. Pero quienes luchan por la igualdad real entre mujeres y hombres han puesto su empeño en que este 8M no pase sin pena ni gloria y que las reivindicaciones de las mujeres se escuchen tan alto como en años anteriores. Aunque sea con distancia, aunque sea con mascarilla, pero contra el virus de siempre: el del machismo.

Al frente del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), el organismo que busca marcar las directrices de igualdad en la política autonómica de una forma transversal, está la cordobesa Laura Fernández. Llegó al cargo en 2019, aunando su experiencia anterior en la Dirección General de Violencia de Género con su trayectoria como abogada y su actividad en el Servicio de Asistencia a Víctimas de Delitos de Córdoba.

Cuenta que fue consciente de que el trato no era igual para ellas que para ellos cuando empezó el instituto. Y que en esos años de juventud despertó su interés por cambiar esa realidad. Ese interés se convirtió después en profesión, primero desde la abogacía y ahora desde la gestión institucional en un servicio público en aras de la igualdad.

En el parque de Miraflores, junto a la calle Carmen Olmedo que lleva el nombre de quien fuera precursora de las políticas de igualdad en Andalucía y primera directora del Instituto Andaluz de la Mujer, hablamos con Laura Fernández sobre la realidad machista de nuestra sociedad, acerca de la hoja de ruta por la igualdad, del papel de los hombres en ese camino, de la violencia de género y sus víctimas, sobre los negacionistas, el impacto de la pandemia en la desigualdad, la educación de las nuevas generaciones y de cómo actúan las instituciones en todo ello. Y de si, las generaciones actuales, llegarán a ver una sociedad realmente igualitaria entre mujeres y hombres.

PREGUNTA. En su trayectoria profesional, ¿qué le ha movido a dedicarse al ámbito de la igualdad y la violencia de género?

RESPUESTA. Antes de estar en el Instituto Andaluz de la Mujer, de siempre, y te estoy hablando desde la adolescencia, siempre he estado en movimientos sociales, he participado del asociacionismo, desde el nivel educativo al nivel de asociacionismo de mujeres. Siempre me ha movido el intentar cambiar algo, siempre. Además, desde pequeña, mis padres siempre lo dicen, siempre he estado metida en líos para defender causas justas.

Eso ha sido siempre, no recuerdo algo en concreto, siempre he estado en el movimiento y a medida que voy creciendo, mi compromiso es mayor. Mi formación se especializa en la atención a víctimas de delitos y, a partir de ahí, he participado no solo a nivel profesional sino a nivel personal en muchos movimientos con asociaciones de mujeres, por ejemplo. Siempre, tanto en mi vida profesional como en mi vida personal, ha sido uno de mis motores.

La igualdad se aprende, igual que la desigualdad se ha aprendido en nuestra sociedad

P. ¿Ha tenido algún referente, alguna compañera o alguien en quien fijarse y querer seguir sus pasos?

R. La verdad es que siempre, cuando tú estás en un movimiento asociativo, siempre hay muchas mujeres que han tenido un recorrido en la vida, que han luchado mucho, que han conseguido mucho… Sería muy fácil decir a alguien famoso, pero creo que se trata más del día a día y de aprender mucho de muchas mujeres y sus situaciones.

P. En este tiempo, en los últimos años, ¿qué avances destacaría en la lucha por igualdad, qué sigue igual y qué retrocesos ha podido haber?

R. Yo llevo ya muchos trabajando en esto y la verdad es que han cambiado muchísimo las cosas. Por ejemplo, en materia de igualdad, el lenguaje no sexista ya está más normalizado, el darle visibilidad a las mujeres, ya sea en el desdoblamiento o en un lenguaje integral. Si nos vamos a la máxima expresión de la violencia de género, el avance ha sido tremendo. Es verdad que los avances en igualdad siempre son muy lentos, es muy difícil el cambiar los privilegios que históricamente han tenido los hombres frente a las mujeres, es muy difícil, pero se han dado muchísimos pasos. Hoy en día la sociedad ya no admite determinadas cosas.

Es cierto que lo que dices de que se dan pasos atrás. Cuando alguien va consiguiendo una serie de derechos, siempre hay algo o alguien, o un sistema, que va a intentar que eso no ocurra. Entonces, siempre tenemos que estar ahí, desde las políticas públicas a las personas en la calle, luchando por que esos pasos no se den. ¿Ha habido retrocesos? Bueno, hay voces a las que se les da a lo mejor mucho eco, sobre que esto de la igualdad es un cuento de mujeres y que eso para qué sirve, o retrocesos en materia de violencia de género como sabes… Yo creo que la mayoría de la sociedad y sobre todo la sociedad andaluza, sigue creyendo en la igualdad, sigue luchando por la igualdad. Y esos que intentan que demos pasos atrás yo creo que no lo van a conseguir. Al menos para eso estamos aquí.

Es muy difícil cambiar los privilegios que históricamente han tenido los hombres frente a las mujeres

P. ¿Por dónde debe continuar la hoja de ruta de la lucha por la igualdad?

R. Desde la administración, durante muchos años se han hecho muchísimas acciones muy positivas, pero creo que no -y en eso estamos trabajando-, no se ha trabajado en educar en igualdad. Es decir, tenemos que educar en igualdad a los chicos y a las chicas, el tema de la coeducación. Y que la coeducación esté dentro de la propia escuela igual que aprendemos matemáticas o lengua, pues que también aprendamos a ser iguales. Porque la igualdad se aprende, igual que la desigualdad se ha aprendido en la sociedad en la que estamos.

Y creo que hay que trabajar con los hombres. Cuando digo trabajar con los hombres es poner en valor a todos esos hombres, que hay muchísimos, que creen en la igualdad, que creen en la corresponsabilidad, poner en valor ese papel para que sean ejemplo de otros chicos, sobre todo jóvenes, que puedan ver referentes y decir 'pues eso es lo que yo quiero ser’. En eso es en lo que está trabajando el IAM y ese es el gran cambio que en esta etapa estamos haciendo. Estamos trabajando, haciendo una serie de políticas y vamos a hacer una serie de estrategias para trabajar la igualdad con los chicos y los hombres adultos.

P. ¿Cómo explicaría a cualquier persona de qué se ocupa y para qué sirve el IAM?

R. El IAM es bastante desconocido, me llama la atención que la gente tiene como referente al Instituto para dos o tres cuestiones. El Instituto, dentro de la administración de la Junta de Andalucía, es el mayor referente en materia de igualdad y el mayor referente en materia de violencia de género, ahora que tenemos otra vez las competencias. Marcamos las líneas directrices de la Junta de Andalucía en materia de igualdad. Tenemos cuatro ámbitos grandes de trabajo: la lucha por la igualdad -aprobar las leyes, desarrollar leyes de igualdad, planes de igualdad, trabajar con las empresas para que los planes de igualdad sean efectivos-; por otro lado la erradicación de la violencia de género y la asistencia a las víctimas; también el trabajo con el movimiento asociativo de mujeres, fomentar que sigan existiendo asociaciones de mujeres que sigan trabajando y que se les dé la voz que realmente se han ganado a lo largo del tiempo y deben tener; también fomentar el empleo y, sobre todo, la coeducación que es uno de los valores fundamentales y en los que más nos estamos centrando, porque consideramos que desde una perspectiva de género se puede plantear una coeduación para construir en igualdad.

El Instituto lo que hace es diferentes tipos de políticas, desde la sensibilización hasta la asistencia, poniendo en valor esa perspectiva de género y dándole visibilidad a muchas mujeres que están invisibles por diversas circunstancias. Eso es lo que me gustaría que la gente entendiera que es el Instituto Andaluz de la Mujer.

Con hechos y con datos científicos se desmorona absolutamente cualquier argumento de que no existe la desigualdad

P. Cuando fue nombrada directora del IAM, dijo que trabajaría para que la lucha por los derechos de las mujeres fuera “un objetivo prioritario y que nos una”. ¿Actualmente la igualdad es un objetivo prioritario de los gobiernos?

R. Bueno, yo considero que sí. No solo desde luego dentro del Instituto, obviamente, sino desde la Consejería de Igualdad. El primer nombre que tiene esta consejería es el de Igualdad y la consejera yo creo que está demostrando que estas políticas para nosotros son fundamentales. Creo que lo demostramos con hechos, no solamente con palabras. No solamente es decir que creemos en la igualdad, sino que esa apuesta tiene que estar traducida en un presupuesto, un presupuesto que se ha mantenido y se ha subido, y en acciones en el día a día. Yo creo que para este Gobierno sí lo es, para la Consejería, sin duda.

Y para los que no lo sean, realmente están fuera de hacia dónde debemos caminar. Sumar en igualdad no quiere decir dejar otras políticas.

P.¿Está en peligro la unión social alrededor de la defensa de la igualdad?

R. El dar pasos atrás en igualdad es muy fácil, porque además son argumentos muy populistas. Yo no creo que sea desunión… Yo siempre digo que Andalucía es un ejemplo de grupos de personas que han luchado históricamente por la igualdad de hombres y mujeres y que seguimos haciéndolo. Y cuando yo voy por los pueblos, sigo notando que ese es el pulso. Que habrá colectivos que se les oiga mucho, que habrá grupos de personas que quieran que eso no ocurra... pero yo no creo que esté en peligro la unión. Y desde luego la gran mayoría de los andaluces siguen pensando que la igualdad es importantísima.

Los negacionistas cogen una serie de eslóganes y populismos sin saber absolutamente nada de lo que es la realidad

P. ¿Cómo se hace frente a esas personas o a esos grupos que llaman chiringuitos a las asociaciones de mujeres y niegan la existencia de la violencia de género?

R. Yo, cuando en alguna ocasión, directamente me han dicho o comentado algo, siempre les demuestro con hechos, de manera científica, que lo que estamos diciendo no es una invención, sino que la violencia de género existe, que existen desgraciadamente personas con nombres y apellidos que son víctimas, y en qué se basa la violencia de género.

Que esas personas quieran escucharlo, quieran saber, ese es su problema si no quieren escuchar o no quieren saber los argumentos. Yo siempre, con hechos, siempre les invito a que conozcan a alguien que haya sufrido desigualdad o que haya sufrido violencia de género y que se pongan en la piel -porque tenemos que ser empáticos-, que se pongan en la piel de esa persona. Creo que con los hechos y con datos científicos se desmorona absolutamente cualquier argumento de que no existe la desigualdad.

Y la palabra chiringuito es una palabra que me horroriza. Es una palabra que además cada vez que en algún en el Parlamento lo han dicho en mi presencia he pedido que se retire, porque al final lo que hace es insultar a un movimiento que absolutamente desconocen. No hay chiringuitos… Me parece un término que es un insulto, un insulto nuevamente a las mujeres. Yo no tolero ese tipo de palabra.

P. ¿Qué les diría a los negacionistas de la violencia de género?

R. Ser negacionista, sin saber de lo que se habla… Primero que sepan de lo que se habla, que conozcan la historia de las mujeres que lo sufren, pero de verdad. Que conozcan qué es lo que se hace, en qué se basa, que quieran escuchar y quieran conocer. Al final, los negacionistas lo que hacen es coger una serie de eslóganes y una serie de populismos sin saber absolutamente nada de lo que es la realidad. Si una mujer está muerta porque su pareja o expareja la ha asesinado, negar que eso ocurre o que ocurre por una situación de machismo me parece….

P. Pero ocurre que hay parte de esos negacionistas que pueden llegar a tener cierto poder, en el Parlamento por ejemplo. ¿La táctica es convencerlos, la educación… ¿Cuál es la estrategia?

R. ¿Con ellos? Es que algunos ya son muy mayorcitos para una coeducación... Pues seguir explicándoles, si lo quieren entender, que la violencia de género es una violencia estructural, no es una violencia que existe por que sí, sino que se basa en una estructura patriarcal en donde los hombres han tenido siempre unos privilegios y las mujeres no. Pero claro, si no quieres escuchar, no quieres conocer, es bastante difícil… Nosotros siempre estamos abiertos a explicarles, a que conozcan el trabajo que se hace día a día, pero si tú no quieres escuchar, es muy difícil, la verdad.

Fallamos en la educación, en que los chicos y chicas aprendan que las relaciones igualitarias son positivas para ambas partes

P. Hace poco, el Instituto Andaluz de la Mujer ha establecido una acreditación para víctimas de violencia de género. ¿Qué es y para qué sirve?

R. No es una acreditación, realmente es un certificado administrativo de ser víctima de violencia de género. Esto viene tanto de la Ley Andaluza de Violencia de Género como del Pacto de Estado y el Convenio de Estambul -es decir, está más que refrendado-, y establece que además de que una víctima pueda acreditar, para acceder a determinadas prestaciones, pues a través de una sentencia que ha sido víctima de violencia de género o con una denuncia, pues que también los servicios especializados en atención a víctimas de violencia de género podamos, de alguna manera, acreditar que esa mujer está dentro de un ámbito de violencia de género. Sin señalar a nadie, sin hacer como sí hace un juez que señala quién es el culpable, pero que sí podamos así detectar a esas mujeres que no se deciden a dar el paso de denunciar, podamos ofrecerles así la asistencia y puedan acceder a determinados recursos.

P. Hablamos de mujeres, pero hay que incorporar ahí como víctimas a los menores, con los que el IAM también trabaja. ¿Cómo se actúa con ellos?

R. Nosotros atendemos a los menores de diversas maneras, en la coeducación, también en las casas de acogida que tenemos unos programas preciosos que no son muy conocidos porque hay que guardar la intimidad de los menores, pero se trabaja con ellos en las casas de acogida para que ese horror que han vivido pase y se sientan seguros.

También trabajamos con chicas adolescentes, que están sufriendo violencia de género, rompiendo mitos. De alguna manera, educando en parejas y relaciones sanas, porque como he dicho antes estoy convencida de que la igualdad se aprende. Y también trabajamos con los menores que viven en ámbitos de violencia de género o lo han vivido fuera de las casas de acogida. El trabajo con los menores es fundamental porque los niños, desde el momento que sienten que tienen un sitio para hablar, que a su madre la estamos ayudando, ellos al final también se relajan. Y lo fundamental para nosotros es que hay niños que, al cabo del tiempo, se acercan al Centro de la Mujer y nos cuentan: ‘¿Tú te acuerdas de aquello que pasó? Pues ahora somos otras personas y somos felices’. Para eso trabajamos y para prevenir que en un futuro puedan ser víctimas o que puedan ser potenciales agresores.

Hay que poner en valor a todos esos hombres, muchísimos, que creen en la igualdad

P. El IAM ha atendido el año pasado a 261 chicas de entre 14 y 17 años, víctimas de violencia de género y sexual. ¿Qué le produce escuchar estas cifras, saber que esto es así?

R. Pues que fallamos en la educación. Fallamos en la educación, en que estos chicos y chicas aprendan que las relaciones igualitarias son positivas para ambas partes y en eso estamos trabajando. Cuando yo veo, no solamente las denuncias -porque eso solamente son las personas que acuden a un juzgado-, sino lo que es la realidad que es lo que vemos en las terapias (de menores), vemos mucha violencia sobre todo de tipo sexual. Y por eso hemos creado una primera app sobre educación afectivo-sexual para que haya un conocimiento sobre cómo son las relaciones afectivos-sexuales sanas.

Detectamos mucha violencia sexual, pero los menores lo que hacen al final es lo que hacen los adultos, quiero decir, normalizan determinadas actitudes, sobre las que trabajamos en estas terapias para que detecten que eso no es lo normal en una pareja.

P. Claro, pero se están perpetuando, se están reproduciendo roles machistas en edades cada vez más jóvenes. ¿A qué se debe?

R. Sí, sí. Una de las razones que muestran los estudios es que, cada vez, las chicas y los chicos acceden al mundo de los adultos de manera más temprana a través de redes, tablets,… con una mentalidad todavía de niños. Y hay muchos padres y madres -también me meto yo- que no estamos a lo mejor preparados para hablar con ellos a edades muy tempranas. Y después, en la escuela se está trabajando para que se hable de una normalización o no normalización de determinadas circunstancias. Son niños o niñas adultos siendo niños. Reproducen lo que ven en los adultos sin la madurez necesaria para ellos.

Y, por ejemplo, la educación afectivo-sexual viene porque hay estadísticas que dicen que la mayoría de los menores tienen acceso a la pornografía, que es una desigualdad obvia entre hombres y mujeres en las relaciones sexuales, desde los 8 años. Si esa pornografía nadie sabe que la están viendo, ellos sacan sus conclusiones....y al final lo reproducen. Y en eso tenemos que trabajar, que padres y madres -y esa app va dirigida también a ellos-, puedan desde casa trabajar con ellos y ellas, y de una manera fácil puedan hablar de lo que debe ser una relación sana o lo que no.

Entre los menores detectamos mucha violencia sexual

P. ¿Desde el IAM se trabaja sobre ello con las consejerías de Educación, con Políticas Sociales, para abordarlo de manera integral y que los niños no reproduzcan estos roles machistas?

R. En la Consejería de Educación, en concreto hay una Dirección General que es la que se dedica precisamente a la diversidad y de coordinar las políticas de igualdad dentro de los colegios, los planes de igualdad, formar al profesorado… Tenemos una colaboración estrechísima. No hay una actividad que nosotros hagamos dentro de nuestro programa propio -porque el IAM tiene un programa propio de coeducación-, que ellos no participen, y al revés. Cuando desde Educación quieren hacer una iniciativa que tenga una perspectiva de género, pues colaboramos juntos.

Una de las muestras principales es el Congreso de Coeducación, que fue el primer congreso de coeducación que ha organizado la Junta de Andalucía, donde el IAM y Educación lo hicimos en conjunto y, sobre todo, iba dirigido a formar al profesorado y a los padres y madres. Pero no solamente con Educación. El IAM, que somos lo que gestionamos el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y coordinamos cómo se van a hacer actividades en cada consejería, trabajamos de manera transversal. Por ejemplo con la Consejería de Salud, desde la formación en violencia de género, prevención de enfermedades de transmisión sexual…. Quiero decir, la colaboración es bastante estrecha, sobre todo con Educación. El programa de coeducación pasa por ellos y la distribución de nuestro material coeducativo en los colegios. Tenemos un trabajo casi diario con ellos.

P. ¿Qué papel tienen que jugar los hombres en ese camino por la igualdad?

R. Nuestro objetivo, desde el IAM, es que los hombres se sumen a esta lucha contra la desigualdad. De hecho, ya hemos empezado, por ejemplo, unos talleres de lectura, con hombres que quieren luchar contra esa idea de la masculinidad negativa. Y a través de lecturas sobre el feminismo, se debate sobre qué modelo de masculinidad se debe de tener hoy en día. Lo que tenemos que trabajar con los hombres es demostrarles que vivir en igualdad también les beneficia. Cuando alguien quiere destruir esta lucha contra la desigualdad y se refieren a los hombres, dicen ‘vais a perder privilegios, cómo vais a sumaros a esto’. Bueno, pero es que vivir en igualdad también les da privilegios, padres que quieren ejercer una paternidad responsable… El que igual que no existe un modelo de mujer único, tampoco existe un modelo de hombre único. Esa diversidad, nosotros creemos que también desde el IAM tenemos que fomentarla, porque al final lo que vamos a conseguir es la igualdad entre mujeres y hombres.

P. ¿Por qué parece que no se amplifica ese mensaje de muchos hombres que viven su masculinidad sin estar por encima de la mujer?

R. Porque vivimos en una sociedad machista en donde el rol masculino es uno y el rol femenino es otro. Ir contra lo esperado por la sociedad, no es fácil. Pero tenemos muchos hombres, tenemos los talleres que se están haciendo a través del Centro de Documentación María Zambrano, por ejemplo, llenos de hombres muy diversos, que quieren hablar precisamente de que esa masculinidad, ese modelo, no me gusta y defender que pueda pedir una baja por paternidad o una excedencia por cuidado de hijo porque quiero disfrutar de mi hijo y no se vea como algo raro.

Creo que tenemos en poner en valor a esos padres y esos hombres que lo que quieren es sumar. Estamos encontrando algunas asociaciones de hombres por la igualdad en Andalucía, que están colaborando con el IAM, y creo que ese es el futuro, que sean ejemplo para otros chicos de que esa masculinidad es mucho mejor que la que la sociedad les marca desde pequeños.

La Ley Trans andaluza es de las más avanzadas que hay en España

P. No sé si se siguen encontrando obstáculos, o más obstáculos, en el mundo rural en esa carrera por la igualdad. Todo el mundo se conoce, se han ocultado por el 'qué dirán' episodios de violencia de género ¿Se sigue respirando eso igual hoy?

R. En el mundo rural, las mujeres del mundo rural, son grandes luchadoras y además superpeleonas, como yo a veces les digo. No es por el mundo rural. Realmente es el aislamiento, el que se conocen todos y todas, hacer algo diferente se ve más…pues a lo mejor eso no se facilita en el mundo rural. Pero tampoco creo que en el mundo rural haya una mayor desigualdad. A lo mejor en algunos colectivos o en algunos sitios. Por ejemplo, el otro día estuve una reunión con mujeres cooperativistas del mundo agrario y ganadero y decían 'Estamos ahí, pero no nos atrevemos a dar el paso de ser las que dirijamos las cooperativas, necesitamos un poco de empoderamiento'. Quizás en eso sí. Pero también creo que en las grandes capitales existe muchísima desigualdad y se siguen reproduciendo patrones. En el mundo rural, no creo que exista más, sinceramente.

P. Este 8 de marzo , Día de la Mujer, se vive en pandemia de la Covid-19. Una pandemia que ¿ha agudizado esa desigualdad para las mujeres?

P. Sí, así es. Durante la época del confinamiento detectamos la cantidad de mujeres que llamaban, por ejemplo a nuestra línea 900, y nos hacían muchísimas consultas sobre si voy a perder el trabajo, me están ofreciendo la reducción de jornada de trabajo, voy a abandonar mi trabajo porque alguien tiene que cuidar de los hijos… Es, un poco, que se estaban empezando a dar pasos atrás y se volvía a normalizar que las mujeres somos las cuidadoras y somos las que tenemos que sacrificar nuestra vida profesional por el cuidado y por esta situación tan extraordinaria. Hay muchas mujeres que han perdido su trabajo o que lo han abandonado por el cuidado.

Y por otro lado, también veo lo positivo dentro de la situación, porque se ha visibilizado la cantidad de mujeres que son mujeres cuidadoras, mujeres profesionales -médicos, enfermeras,…- creo que también se les ha dado una visibilidad. Por ejemplo, al colectivo de empleadas de hogar, que durante esta época lo han pasado realmente mal, muchas han perdido su trabajo y sus derechos y, bueno, se le ha dado visibilidad. Pero ya simplemente con que las mujeres, muchísimas, han optado por abandonar su puesto de trabajo para cuidar de sus hijos, ya son pasos atrás. Sobre todo cuando se normaliza, cuando no llama la atención que sea la mujer la que lo haga.

Por eso también, dentro del Instituto -y hace unos días que hemos celebrado el Día contra la Brecha Salarial (22 de febrero)-, también lo queremos poner en valor. Y este 8M el manifiesto del Gobierno (andaluz) además de hacer un homenaje a todas las mujeres por cómo han luchado y cómo han tirado de esta situación, también le damos visibilidad a esto que estamos diciendo, a las que han perdido derechos en el mundo laboral, a aquellas que han sacrificado su vida profesional por el cuidado de hijos…

Yo siempre aprovecho para decir que cuando se hable de conciliación, también hablemos de corresponsabilidad. En los hogares, la corresponsabilidad ha sido casi obligatoria, porque hemos estado padres y madres con los hijos y hemos tenido que repartirnos las tareas. Bueno, pues a lo mejor vamos a sacar algo positivo. A ver si se normaliza siempre esa corresponsabilidad.

Intento sacar la positivo, pero efectivamente la brecha salarial, la igualdad, la pérdida de derechos de las trabajadoras durante este tiempo han sido bastante importantes. Nosotros hemos aumentado muchísimo las consultas sobre ese tema.

Sumar en igualdad no quiere decir dejar otras políticas

P. Este 8M como decimos está marcado por la pandemia y por las normas sanitarias. No se van a poder hacer las manifestaciones masivas como en los últimos años…Pero ¿tiene la sensación de que se ha puesto el foco en estas reivindicaciones más que en otras movilizaciones que ha habido durante este año?

R. Por supuesto. Insisto: vivimos en una sociedad machista y buscar el foco, buscar el problema en una manifestación del año pasado, me parece un argumentario bastante fácil. También hubo otras concentraciones en esa época. Bueno, vivimos en una sociedad machista en donde muchas veces se busca que las culpables sean otra vez las mujeres.

Este año que no vamos a participar (en manifestaciones), creo que prácticamente nadie, sí es verdad que desde el IAM sí vamos a hacer una serie de actos en las puertas de nuestros centros manteniendo las distancias y en redes sociales. Porque, claro, no debemos de dejar de reivindicar este día (8M). Este día es siempre un día de celebración y un día de reivindicación. Y aunque no salgamos a la calle, pero sí tenemos que seguir dándole la importancia que tiene el 8M. Y no centrarlo en si salimos en manifestación o no. Espero que el año que viene ya podamos volver a hacerlo.

P. Quería preguntarle también por otro asunto. Hace unos años, el Parlamento Andaluz aprobó por unanimidad la Ley que afecta a las Personas Transexuales. ¿Cree que eso sería posible hoy? ¿Y podría ser exportada a nivel nacional, con toda la polémica que se está viendo?

R. Yo, antes de ser directora del IAM, era la directora de Diversidad y Violencia de Género. Hay dos leyes, la Ley de Derechos de Personas Trans y la Ley para Personas LGTBI. Yo creo esto, hoy en día, saldría adelante también. Que haya un solo partido que esté en contra de esto... No creo que esto (la polémica) se reprodujera aquí.

Es más, en ese momento hubo un consenso de todos los partidos políticos y yo creo que hoy seguiría existiendo. Además, nuestra Ley Trans es una ley de las más avanzadas que hay en España y creo que todo el Parlamento, excepto un partido, la sigue apoyando. Creo que sí podría salir perfectamente hoy. ¿Que si se puede exportar? No sé si a nivel nacional, el acuerdo al que en ese momento sí se llegó en Andalucía, se puede llegar hoy en día. Yo espero que sí.

Tenemos que demostrarles a los hombres que vivir en igualdad también les beneficia

P. Hemos hecho esta entrevista junto a la calle que lleva el nombre de Carmen Olmedo, impulsora de las primeras políticas de igualdad en Andalucía y la primera directora del IAM. Cuando pase su tiempo al frente del Instituto ¿Qué le gustaría ver al echar la vista atrás?

R. Bueno, yo no me puedo comparar con Carmen Olmedo porque ella fue la precursora y la gran ideóloga de lo que es el Instituto Andaluz de la Mujer y de todas sus políticas. Por eso siempre digo que me siento orgullosa de estar en el sitio donde ella y otras también han estado.

Yo no aspiro a que se me recuerde como que cambié a lo mejor muchas cosas, pero sí que asenté las políticas que se establecían y que mejoré la gestión y la coordinación, y sobre todo garanticé que el Instituto siga siendo lo que siempre ha sido. Sobre todo, siempre digo, no tenemos que aspirar a grandes cosas sino a seguir sumando, a seguir sumando en esta construcción. Y bueno, que se me recuerde que empaticé con las mujeres, que trabajé por ellas y que sumé en esta lucha por la igualdad. Con eso, me daría por satisfecha.

No debemos de dejar de reivindicar el 8M

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