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Beatriz Jurado: “No es el momento, pero me encantaría un Gobierno de concentración”

FOTO: MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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“¿Qué estáis haciendo a contraluz?”. Rafa Madero, el redactor gráfico de este periódico no saluda cuando irrumpe de pronto en la terraza del Soho Ribera. Es el mediodía del jueves y los periodistas de CORDÓPOLIS charlan con la senadora y presidenta de Nuevas Generaciones del PP, Beatriz Jurado (Córdoba, 1983) con la que se han citado para entrevistarla. “¿No veis que estáis a contraluz?”. Es una cuestión meramente técnica. Una observación pura de fotógrafo. Y aunque Madero no use metáforas, su pregunta bien podría serlo.

Entrevistar a una senadora del Partido Popular, a toda una presidenta de Nuevas Generaciones, el mismo día en que El País publica en portada los papeles personales atribuidos al extesorero del PP -y en el que supuestamente se recogen los pagos y sobresueldos no declarados a los líderes del partido, incluido su presidente y jefe del Gobierno, Mariano Rajoy- no es sino pillar a contraluz al partido en sí.

Todos allí estamos deslumbrados por la información que aparece en la primera; cegados por la fotografía de ese estadillo manuscrito de cuentas y nombres subrayados con rotulador fluorescente. La entrevista estaba concertada desde hace más de una semana. Pero la actualidad manda. Y mientras la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, comparece en público, la primera pregunta a Beatriz Jurado no puede ser otra.

PREGUNTA. ¿Qué está pasando aquí?

RESPUESTA. Yo tengo la misma inquietud que puede tener cualquier español. Y si se me permite, mi situación es más difícil, como afiliada de este partido. Creo que todos los españoles nos merecemos que se solucione cuanto antes esta situación. Para nadie ni para ninguna organización es cómodo estar sometido a un juicio constante y que no se te permita siquiera considerarte inocente. Por eso creo que es necesario que, cuanto antes, se ponga luz y taquígrafos y que sepamos exactamente qué es lo que ha pasado. Pero, por otro lado, puedo aseguraros que, a quienes más cabrea esta situación es a los que estamos dentro del partido. Porque es la vida entera la que dedicamos al servicio público y a nuestro partido. Por eso, estas cosas duelen. En todo caso, confío en la inocencia y confío en que, si es necesario, se depuren responsabilidades. Como siempre ha hecho el Partido Popular. Y que sea contundente en las decisiones que tome. Pero sobre todo, deseo que la Justicia funcione más rápidamente. Conocemos demasiados delitos relacionados con la política, algunos de financiación ilegal del PSOE, por ejemplo, que llevan cerca de 10 años en los tribunales y todavía no tienen una sentencia. No es bueno para la política, la sociedad o la democracia que estamos siempre dudando unos de otros. Pero también creo que estamos viviendo un cambio de ciclo absoluto y que esto va a ayudar a que seamos todavía mucho más íntegros y escrupulosos. No solo con la gestión pública y con los recursos públicos, sino con la toma de decisiones internas dentro de los partidos.

Creo que todos los españoles nos merecemos que se solucione cuanto antes esta situación. Para nadie, ni para ninguna organización es cómodo estar sometido a un juicio constante

P. Usted, que tiene despacho en Génova, ¿puede poner la mano en el fuego para defender que esto que se publica no es verdad? ¿O para defender que ninguno de sus compañero de la cúpula del PP ha cobrado ningún sobresueldo?

R. Eso lo tiene que decir un juez. Yo no soy nadie para decirlo. No tengo que poner la mano en ningún sitio. Por nadie. Ni de dentro ni de fuera.

P. Pero es quizás lo que les están pidiendo los ciudadanos, dar confianza.

R. Claro que sí, por eso la Justicia es la que tiene que actuar con la mayor diligencia y premura, dándole prioridad absoluta a estos temas de corrupción que nos están generando una intranquilidad total a todos los ciudadanos. Y es que la situación que vivimos día a día no es como para estar todavía más sobrecogidos por cuestiones así. Yo no soy juez. No me considero una persona que tenga que decidir quién es culpable o no. Lo único que me corresponde decir, como ciudadana y afiliada al Partido Popular, es que si hay responsabilidades que se sepa. Pero que no estemos en la cuerda floja ni en el cruce de acusaciones ni en el uso partidista o ideológico de una acusación presunta. Creo que eso no nos conviene a ninguno. Y lo vuelvo a repetir: que se sepa todo cuanto antes. Porque los primeros que tenemos interés somos los que formamos parte de esta organización, los que nos dedicamos a este partido y al servicio público todos los días. Y creo que nos merecemos todos -y especialmente nosotros- que se sepa ya si alguien no ha actuado correctamente y que tenga la sanción correspondiente dentro del partido. Y que también la Justicia imponga las sanciones que corresponda, si es que corresponde.

P. ¿Y que se llegue a lo más alto?

R. Es que de la Justicia nadie se puede librar. Todos somos iguales.

P. Pero habrá que ver quiénes son imputables. Los pertenecientes a las Cámaras….

R. Quienes pertenecemos a determinadas Cámaras también somos imputables, solo que se nos tiene que…

P. Son ustedes aforados.

R. Sí, pero si cometes un delito, lo tienes que pagar. Vuelvo a repetir: tenemos el caso Campeón, el caso Filesa, muchos casos relacionados con la política y a todos nos vendría bien que, si hay una sentencia y un culpable, que este desaparezca del panorama público y de la vida del partido. Porque no se puede decir que el PP, el PSOE o IU cometan delitos. No. Los delitos los cometen las personas. Pero los grandes perjudicados son las siglas que representan una ideología, un pensamiento, una ilusión y unas ganas de cambiar la sociedad.

Los primeros que tenemos interés en que se sepa todo somos los que formamos parte del PP, los que nos dedicamos a este partido y al servicio público día a día

P. Con estos casos que parecen apuntar a presuntos casos de financiación ilegal de partidos, viene a la memoria el caso Tangentopoli que terminó provocando que los dos grandes partidos de Italia desparecieran. Nos sus ideologías, pero sí las siglas. Hoy parece que cuestionamos mucho a nuestras formaciones en España. ¿Vivimos un riesgo similar? ¿Puede ser el camino para que en España aparezca un Berlusconi?

R. Yo creo que la democracia está viva y sana en este país. Y por eso podemos hacer lo que estamos haciendo. Si hubiese un Berlusconi no podríamos tener la libertad que tenemos. Hay que ser justos y creo dentro de todas las organizaciones políticas, sindicales y patronales de todo tipo puede haber manzanas podridas. Pero eso no significa que todas esas asociaciones o partidos sean corruptos. No creo que se pueda dar una catarsis de ese tipo que planteas. Creo que tenemos una democracia plena que hay que saber manejar bien. Igual, todavía no sabemos hacerlo. Pero es esa libertad y esa democracia la que nos permite denunciar y estar haciendo lo que hoy estamos viendo. Los grandes partidos políticos sufren crisis y momentos difíciles, por supuesto, porque se toman decisiones y hay cuestiones que, desde luego, dañan a un partido. Pero reitero que un partido es una unión de muchos miles de personas, por encima de que una persona que haya tenido una determinada responsabilidad haya podido cometer un delito.

Los delitos los cometen las personas. Pero los grandes perjudicados son las siglas que representan una ideología, un pensamiento, una ilusión y unas ganas de cambiar la sociedad

P. ¿Cree que hay gente en su partido u otros que entran en política para ganar dinero?

R. Sí.

P. ¿Y cree que ese problema puede haber ocurrido en el PP? Porque si lo que dice El País es cierto, algunas cantidades de esos supuestos sobresueldos suponen más del sueldo de todo un año de muchos ciudadanos.

P. O más, incluso. Lo que tiene este hombre [Luis Bárcenas, al que se investiga también por una posible ocultación de 22 millones de euros en Suiza] es un sueño inalcanzable para cualquier mortal. Pero sí, creo que hay gente que entra en política con una visión distorsionada de lo que es en realidad. Y creo que eso es culpa de la sociedad, culpa de lo que se entiende como política. Y creo que es responsabilidad de las organizaciones políticas demostrar a toda la sociedad que aquí estamos para un servicio público. Y eso se hace que a través de la formación y del día a día,.

P. ¿Cree que los políticos puedan estar insuficientemente pagados y necesiten de ayudas complementarias de dinero?

R. La política no está pagada. Te levantas un lunes y te acuestas el domingo, no ves a la familia, vives con una maleta, sometido a disgustos y sobresaltos continuos. Eso no está pagado. Pero no digo que los sueldos que se cobran no sean dignos. Yo creo que sí lo son. Y si hay un aporte extra dentro de las organizaciones a personas con responsabilidad, es porque tienen esa responsabilidad. Es decisión de una organización o un partido cualquiera atribuirle una cantidad a cualquier persona que desempeñe una responsabilidad. Y creo que generalizar es gratuito. Probablemente, dé un buen titular o dé para una buena conversación pero hay que ser justos: la libertad de la que todos disfrutamos trae aparejada una responsabilidad. Cuando preguntamos, ¿hay gente que viene a hacer dinero a la política? Respondo que sí. ¿Y hay gente que necesita un sobresueldo? Probablemente también.

Creo que hay gente que entra en política con una visión distorsionada de lo que es en realidad. Y creo que eso es culpa de la sociedad, culpa de lo que se entiende de la política

P. Usted se ha criado en el PP. ¿En algún momento escuchó algo de los sobres?

R. Nunca en mi vida. Sé que para los cargos orgánicos del partido a nivel nacional –porque en la provincia vivimos como vivimos y la actividad política nos cuesta el dinero- hay sobresueldos que se cotizan y se declaran. ¿Cuántas veces ha salido un titular diciendo que la secretaria general del PP cobra tres sueldos? Podía parecer mal que cobrara tres sueldos pero eso ya se sabe. La cosa es que si tienes un sobresueldo, se declare y evidentemente se cotice a la Seguridad Social.

P. Preguntábamos por el dinero en B.

R. Nunca he escuchado nada de eso. Mirad, yo formo parte del equipo del Partido Popular a nivel nacional y os puedo asegurar que para pedir un gasto o para organizar algún tipo de evento, tenemos trámites muy difíciles y complicados con el actual gerente. Son unos cauces oficiales que tienen que pasar a una central y que se estudian, se verifican y se pregunta hasta el más mínimo detalle. Y siempre con justificación. Además, los partidos están siempre sometidos a una auditoría del Tribunal de Cuentas, como marca la Ley de Partidos Políticos desde el año 86. El Tribunal fiscaliza anualmente y el Partido Popular también ha pedido ahora una auditoría interna y otra externa. Y en cualquier caso, no creo que estemos hablando de un tema de financiación ilegal del partido. Estamos hablando de una conducta ilegal, reprochable y condenable de una persona que ha usado y estafado al PP y que le está haciendo mucho daño al partido. Y él, junto a los que se hayan valido o sacado provecho son los que tiene que pagar la responsabilidad hasta las últimas instancias.

Sé que para los cargos orgánicos del partido a nivel nacional hay sobresueldos que se cotizan y se declaran

P. ¿Entiende que según las últimas encuestas del CIS, los políticos sean el segundo y el tercer problema más importante para los españoles?

R. Claro. ¿Se habla de otra cosa en este país? Si se está pasando mal hay que echarle la culpa a alguien. ¿Y quién es el responsable de la gestión de los recursos públicos? Los que acceden a la representación pública. Esos son los responsables y a ellos es a los que hay que atacar. No hay más vuelta de hoja. Quien esté y quien siga teniendo la valentía de dar un paso al frente en la representación pública, tiene que llevar de la mejor manera posible y con la máxima honradez y transparencia su vida personal. Y, sobre todo, la gestión de los recursos. Esperemos que, cuanto antes, se vea un cambio en la hornada de políticos y que también se vea un cambio en la forma de entender la política. Eso pasa por un cambio en la sociedad, en las asociaciones y en los partidos. Son muchos cambios. Y es que los partidos no funcionan al margen de la sociedad. Cuando te afilias a un partido no hay un código de conducta distinto a cuando formas parte de cualquier otro organismo, ya sea tu comunidad de vecinos o de tu barrio. Por eso, el mismo que es pícaro para saltarse las reglas en la comunidad de vecinos, seguro que es pícaro en un partido político.

P. Reclama usted un cambio en la manera de funcionar de los partidos.

R. En la sociedad.

P. ¿Lo extrapola también a los partidos?

R. Claro.

P. Ese cambio deber empezar desde la base. Y parte las bases de los partidos son sus juventudes. Usted, que es presidenta de Nuevas Generaciones, cuando escucha declaraciones como los de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, diciendo que deberían eliminarse estas organizaciones juveniles, ¿qué piensa?

R. La alcaldesa de Madrid hizo unas declaraciones de las que luego, de alguna manera, se retractó. Y eso también es digno de alabar; que un político de esa altura se retracte, matice y aclare sus palabras, demuestra valentía. Pero respondiendo a vuestra pregunta, es impensable que desaparezcan los jóvenes de la política, ya sea a través de una organización joven dentro de un partido o de una organización joven paralela. Es impensable, no nos van a quitar las ganas. Nuevas Generaciones, por ejemplo, aumentó su afiliación un 23% en 2012. Y al igual que hay cada vez más gente en la calle reivindicando con fuerza, cada vez hay más gente joven dentro del partido pidiendo el cambio. Es impensable que desaparezcan los jóvenes de los partidos. Pero lo que yo creo que [Ana Botella] quería decir - y en eso podemos estar de acuerdo- es que, para entrar en política, hacen falta unas características concretas. Y de eso es de lo que venimos hablando: hace falta un cambio de mentalidad, la gente que decida dedicarse a esto tiene que saber a qué viene. Todos los que estamos en política nos hemos perdido bautizos de sobrinos y cumpleaños de padres. Y es así. No hay que quejarse, a esto venimos: a un servicio público y a una constancia. Ahora bien, hay que aportar algo. Lo que no vale es decir, “como no tengo otra cosa, me meto aquí”. No, tienes que meterte aquí porque tú tengas esa capacidad y porque creas que puedes aportar algo con tu fuerza, conocimiento, intensidad, entrega, pasión y forma de entender las cosas. Y seguir siempre aprendiendo. Los que estamos dentro, tenemos que seguir aprendiendo, tengamos 29 o 49 años. Porque mí tampoco me vale que un político de 49 años, que lleva 25 en política, me diga que los jóvenes tienen que formarse. Yo también le digo a ese político de edad que tiene que formarse igual. Hay que reciclarse constantemente: las leyes cambian, la sociedad cambia, las conductas cambian. Todos tenemos que reciclarnos. Y los jóvenes, desde luego, tenemos una capacidad brutal de ir cambiando y avanzando constantemente. Una persona o un partido que piense en una sociedad sin contar con la participación de los jóvenes, es que se le ha ido la cabeza. No tiene sentido. Hace 20 años se nos dijo que la juventud había cambiado la sociedad, los jipis, los que corrían delante de los grises… Era la leche ser joven. Y ahora, ser joven es lo peor. Pues no, la juventud sigue con la misma voluntad de cambiar las cosas, le pese a quien le pese.

Si lo que se está diciendo fuera cierto –espero que no lo sea- la que viene encima es fuerte Pero es que si no es cierto, ¿qué pasa? ¿Quién arregla esto? ¿Cómo te quitas el sambenito de una acusación falsa?

P. Ser joven hoy es duro.

R. ¡Joder que si es duro! Es que los mayores nos han dejado una sociedad muy complicada. Pero los que somos jóvenes sabemos que esto es nuestro. Tenemos que luchar por nuestro futuro porque ya estamos en él. Tenemos que luchar por nuestro futuro pero para que también quepan los mayores.

P. ¿Pero no es un problema que la gente entre demasiado joven en un partido, convirtiendo su actividad en una profesión para, luego, no tener cabida fuera? ¿No es ese el germen de lo que llamamos clase política?

R. Has planteado dos debates terminológicos interesantísimos: el de la clase política y el de la profesionalización de la política. Yo no creo que los que estamos en política constituyamos una clase, como tampoco hablaría de clase de médicos o de profesores o albañiles. Todos formamos parte de la clase humana. Por otro lado, planteas si la política es una profesión o no. Yo no creo que sea una profesión y el hecho de que tú entres no significa que luego no tengas a ningún sitio a donde ir. Puedes entrar con 45 años en política y puedes luego no tener nada. Entres con 25, 35, 45 o 55, lo haces en un momento determinado para una función determinada, durando el tiempo que consideres y mientras creas que estás aportando algo. Y luego, te vas. A dónde te vayas es tu problema. Pero para la sociedad no tiene que ser un problema eso.

P. Pero en todos los partidos hay gente que se agarra con uñas y dientes a un sillón, a un cargo o a una posición dentro de la organización política porque no tiene otro sitio a dónde ir.

R. Ahí el problema está en si son útiles o no. Si está siendo útil y desempeña un papel dentro de la sociedad, en su partido o en la institución en la que esté representando a los ciudadanos, no hay ningún problema. El problema sería cuando esta persona no esté siendo útil. Ahí sí se abre un problema para la sociedad y al partido al que representa. Pero si estás desempañando un puesto de manera honrada y positiva, ¿dónde está el problema? ¿A una persona le vas a decir que, aunque sea absolutamente válida, la tienes que quitar? ¿Por qué? Otra cosa sería que esa persona se tenga que ir porque no está haciendo un trabajo transparente, porque es opaco y no es honrado. Entonces se tiene que ir.

P. Siempre decimos que en este país nadie se va, nadie dimite. ¿Cree que si se demostrase que lo que ha salido publicado sobre el Partido Popular es cierto, debería haber dimisiones?

R. Hace pocas semanas dimitió Santiago Cervera. Yo creo que la gente sí dimite.

P. Pues todo apunta a que la gente preferiría que se dimitiese más.

R. Probablemente. Pero yo creo que sí se dimite, aunque tampoco se puede forzar. Imagina si se hace una acusación falsa…

P. Pero si se demostrase que lo que se denuncia ha ocurrido de verdad, ¿cree que debería haber dimisiones en su partido o en el Gobierno?

R. Vamos a ver qué pasa. Las cosas tienen que ser consecuentes y lógicas, dentro y fuera de la política. Si yo te acuso de haber cometido un delito también tienes derecho a quedarte en tu sitio y a defenderte. Si te vas y te echas atrás, inmediatamente, te estás declarando culpable. ¿Que la gente quiere más dimisiones? ¡Por supuesto que sí! ¡Por supuesto que la gente quiere más!

P. ¿Le sorprendería que el partido no denunciara a El País por estas informaciones si considera que son falsas?

R. Quiero escuchar las declaraciones de mi secretaria general. Porque todos queremos… Esto está siendo muy duro y todos queremos que se sepa todo cuanto antes. Es un problema que toda la sociedad tiene, pero hay algunos a los que especialmente nos quita el sueño. Queremos saber qué está pasando y qué pasos se están dando.

P. Imaginamos que es especialmente complicado para sus compañeros de la provincia, de los ayuntamientos y los grupos locales. Precisamente los que, en su mayoría, no son profesionales de la política.

R. Es que esa es la política difícil. Y la más bonita y gratificante también.

P. ¿Ha hablado con ellos? ¿Cómo les afecta todo esto?

R. Pues estamos todos consternados y esperando a ver qué pasa. Porque si fuera cierto –espero que no lo sea- la que viene encima es fuerte Pero es que si no es cierto, ¿qué pasa? ¿Quién arregla esto? ¿Cómo te quitas el sambenito de una acusación falsa?

P. Felipe González, cuando se defendía del tema de los GAL, también lo hacía así. Subrayaba que el daño ya estaba hecho, aunque se demostraran falsas las acusaciones de que él era el famoso señor X.

R. Bueno, en su caso le acusaban incluso desde dentro de su propio partido… Ahora estamos ante un periódico de tirada nacional que leen la mayoría de los españoles. Aquello era casi entre compañeros.

P. Hablando de puñaladas entre compañeros de filas, ¿cree que todo lo que estamos viviendo es una guerra civil dentro del Partido Popular entre distintas familias?

R. No.

P. ¿Cuál cree que es el papel de Esperanza Aguirre en todo esto?

R. No sé, el que ella quiera jugar. Pero no… Lo de las familias no, porque dentro del partido no existe eso. Si te vas mañana a Rute o a la Comunidad Valenciana o Galicia, verás que no hay problemas entre los afiliados. Puede haber una cuestión personal, de imperiosa necesidad personal de alguien de dentro del partido que tenga aspiraciones y quiera cumplirlas. Pero eso no es un problema del partido, eso es un problema personal de alguien. Y querer extrapolar eso a que el Partido Popular tiene un problema, pues no. El Partido Popular no tiene ese problema, no lo tiene.

P. En mayo de 2011, el PP ganó en más ayuntamientos que nunca en las municipales. Y en noviembre de 2011 ganó con una mayoría absoluta histórica las elecciones generales. Pero aquella noche, a Rajoy no se le notaba especialmente contento, como si pensase en la que se le venía encima.

R. Claro. Lo pensábamos antes de las elecciones, incluso antes de ganar.

P. ¿Pero pensaban que la cosa iba a ser tan dura?

R. No. Pero sabíamos que las cosas estaban como estaban. En cuanto a la celebración de Rajoy, él expresa lo que es, no le puedes pedir que tire confeti porque no lo va a tirar. Cada uno es como es y tiene formas de exteriorizar la alegría. Pero claro que estaba preocupado. Te alegras y al mismo tiempo te preguntas cómo vas a sacar esto adelante. Aunque para mí, el mejor momento de celebración no será cuando el Partido Popular vuelva a ganar unas elecciones –que lo hará- sino cuando los partidos políticos nos pongamos de acuerdo en algo. Eso, de verdad, será motivo de celebración. Un acuerdo para una reforma de la Educación, de la Administración, de lo que sea. Pero que haya un gran acuerdo. Eso será una verdadera victoria con buenas consecuencias para todos.

P. Cuando escucha la expresión gobierno de concentración

R. Me encanta.

P. ¿Sí?

R. Sí

P. Pero supondría confirmar la tremenda profundidad de la crisis.

R. ¿Y qué tenemos en este país? No lo veamos en clave de partidos políticos. Hagámoslo en clave de lo que pasa en la sociedad y de lo que hace falta. El hecho de que llegues a un acuerdo de gobierno en un momento determinado, no significa que tu partido desaparezca o que deje de tener la mayoría; significa que existe la inteligencia política y humana de saber cómo solucionar los conflictos. Pero en todo caso, creo que este no es el momento, no hemos llegado a ese momento. Aun así, no lo entiendo como una crisis de partidos sino como un momento de entendimiento para superar una crisis. Porque el verdadero problema de este país no es ni Amy Martín

ni Bárcenas. El verdadero problema de este país está por debajo.

P. El paro.

R. Exactamente. Y las miles de consecuencias que se derivan de él, con situaciones económicas a las que no se les pueden hacer frente. Cada vez vemos que hay menos servicios y menos recursos que destinar a los servicios. Y da igual quien gobierne las administraciones, en todas están mermando esos servicios ya que, cuando no tienes dinero, empiezas a recortar.

P. Nos ha dejado un poco chocados con lo del gobierno de concentración.

R. Tengo esas cosas.

P. ¿Hay más gente que piensa como usted en su partido?

R. Sí.

P. ¿Cree que lo acabaremos viendo?

R. No lo sé. Pero somos muchos los que estamos en política y tenemos mucha ilusión para que este país siga adelante. Porque este país es de todos, no de los partidos.

P. ¿Lo hablan ustedes en los corrillos de los pasillos? ¿Con miembros de otros partidos, del PSOE o de IU?

R. Yo estoy participando ahora en un proyecto con el PSOE. Son unas jornadas de reflexión y debate.

P. ¿Sobre el gobierno de concentración?

R. No.

P. ¡Ah!

R. De reflexión y debate, en general. De acercamiento.

P. ¿Y qué tal?

R. Bien.

P. Respuestas cortas.

R. Quiero decir que existen foros en los que tenemos encuentros de representantes de distintas instituciones, edades y partidos para hacer estas reflexiones. Creo que es bueno que existan espacios en los que podamos tomar decisiones que, de alguna manera, hagan algo de incidencia en la necesidad de estar todos a una en un momento determinado. Y además, generan cierta amistad o confianza con miembros de otros partidos. Eso es siempre más cómodo que ir directamente al campo de batalla.

P. Antes le recordábamos las victorias de 2011. Pero ¿qué paso en Andalucía un año después? ¿Han tirado la toalla, creen que es imposible ganar en Andalucía con mayoría absoluta?

R. Imposible no. Es difícil. Pero al PP nunca nos lo han puesto fácil. Vaya donde vaya en España, lo hago con el orgullo de ser andaluza. Porque si alguien hace política en condiciones extremas somos los del PP en Andalucía. Cada vez menos, también hay que reconocerlo, pero estamos hechos de otra pasta. Nos hemos curtido en ver en frente barbaridades, cuestiones que te forjan con un carácter más fuerte y una contundencia en tus ideas que, a lo mejor, no tienen compañeros de otras comunidades. Y esa noche de las elecciones andaluzas fue muy difícil. Muchos cogimos el coche y nos fuimos a Sevilla para dar un abrazo y estar con nuestro compañero Javier Arenas y todo el equipo. Pero creo que se actuó muy bien dando ese paso atrás y promoviendo el relevo que vino.

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