Parras, 8: el “abuelo” más buscado de los Patios
“Toda aquella persona que es asidua a los patios viene aquí en busca del abuelo para saber cómo está”. Quien habla es Milagros Aznar, la propietaria de la casa-patio de Parras 8, de 560 metros cuadrados, donde hay cerca de 650 macetas y 40 variedades de plantas. La remodelación del suelo, eliminando el bolo cordobés por el suelo liso dada la discapacidad de su madre, hizo que el patio entrara a formar parte de la modalidad de arquitectura moderna.
Tal y como cuenta su propietaria, esta casa data de 1416 y junto con la vivienda número seis de la misma calle formó parte de un convento y, posteriormente, de un cuartel. “Cuando ya se convirtió en una casa de vecinos vivieron aquí 16 familias. Con los años, los inquilinos empezaron a irse y mi padre se quedó con la casa”, cuenta Aznar. Gracias a la labor de su padre, hoy día es ella, junto con su marido -Francisco Martín-, los que siguen manteniendo un patio que requiere hasta tres horas de trabajo al día.
Este patio empezó a participar en el Concurso en los años 90, y fue en 1996 cuando remodelaron el suelo. A pesar de esta restauración, el patio sigue manteniendo elementos arquitectónicos antiguos, como son los arcos mudéjar, el pozo -aunque sin uso, una pila de piedra caliza y columnas de piedra califal. Con respeto a estas últimas, Aznar cuenta que “desde el Ayuntamiento nos aconsejaron el recubrimiento de las columnas porque el paso de los años hace que se estropeen muchísimo. Y lo hicimos, pero intentamos mantener la arquitectura antigua que sabemos que no nos va a dar mucho trabajo”.
Además de la planta del “abuelo”, este patio también destaca por el laurel central, que recuerda al padre de la propietaria, y plantas como pasionarias, damas de noche, rosales o jazmines de colores. Y es que Aznar y su marido han conseguido un “mapa floral” que se extiende por toda planta baja de la casa, las paredes y columnas y la balconada de la segunda planta. A pesar de las grandes dimensiones de la vivienda, el matrimonio sólo hace vida en la planta baja, por lo que la superior “sigue intacta desde hace décadas”.
El padre de Aznar, amante del Córdoba CF, instauró desde un primer momento el color de las macetas: el verde. “Lo dijo una vez y ya se quedó con el verde. Así que, todos los años bajamos todas las macetas y las pintamos de nuevo”, explica Aznar, quien asegura que el trabajo que supone un patio “no está valorado en ocasiones ni por el visitante ni por las administraciones”. En el primer caso, Aznar cuenta uno de los episodios más violentos que ha vivido durante la Fiesta. “Un año, un hombre se metió en la galería pero yo tenía macetas puestas para que nadie saltara. Este hombre lo hizo y le dije que se saliera. No quiso y me pegó”, cuenta Aznar, mientras le dice a un visitante que “por favor, no toquen las plantas”.
En relación al segundo caso, las administraciones, Aznar critica que “aún no sepan cómo vender los Patios. Lo hacen como un paquete turístico y no lo es. No saben enfocarlo y ya va siendo ahora de que escuchen a los cuidadores”. En ese sentido, la propietaria habla de la “incongruencia” que supone participar en el Concurso ya que “las bases no te permiten utilizar el patio con ánimo de lucro. Pero son las mismas administraciones las que venden los Patios como paquete turístico”, concluye la propietaria.
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