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Cabrera Abogados, la lucha cordobesa contra la letra pequeña de los bancos
La escena es familiar para casi cualquiera. Una mesa en una oficina bancaria, una montaña de papeles con letra diminuta y esa sensación incómoda de estar firmando el contrato más importante de tu vida, la hipoteca, sin comprender del todo qué significan la mitad de sus cláusulas. Es una sensación de vértigo y soledad que miles españoles han experimentado. “Si lo firmaste, habértela leído”, era la norma no escrita. Fue precisamente contra esa desigualdad, contra ese “tú fírmalo, que es lo que hay”, contra la que la abogada Fuensanta Cabrera decidió rebelarse hace 15 años. Hoy, desde Cabrera Abogados, lidera un equipo de diez personas cuya principal misión es ser el contrapeso, la voz que traduce la jerga bancaria y devuelve a la gente lo que es suyo.
Y es que, aunque hoy parezca normal, demandar a un banco era una idea casi impensable hace tres lustros. “Era impensable que tú fueras a un banco y que lo que hubieras firmado fuera nulo”, recuerda Fuensanta. Explica que todo cambió cuando la justicia europea intervino y puso sobre la mesa una realidad incontestable: no hay igualdad en ese acuerdo entre banco y consumidor cuando una de las partes “tiene un laboratorio estudiando cómo sacar el más rédito posible” y la otra solo tiene sus ahorros y un proyecto de vida. Se reconoció, por fin, la “posición de desventaja” del cliente.
“No soy una antisistema, yo entiendo que la banca debe existir, pero no vale todo”, matiza Cabrera. El problema, insiste, es cuando esa posición de poder se usa para tratar de forma abusiva al cliente. “Los números de los bancos son estratosféricos a costa de la gente de a pie.”
La 'ITV de la hipoteca': el método para perder el miedo
Para combatir esa jerga técnica y, sobre todo, el “miedo a demandar” que paraliza a tanta gente, la propia Fuensanta ha acuñado un término que cualquiera puede entender: la “ITV de la hipoteca”. La filosofía es simple y directa. “Tráeme la 'carpeta fea' que tienes con los papeles del banco, y yo te la reviso gratis”, insiste la letrada. Esta primera consulta es siempre gratuita. El equipo analiza el contrato sin coste y sin compromiso. “Si te digo que está todo bien, vete tranquilo. Pero te aseguro que con un 99% de probabilidades, tienes alguna cláusula reclamable”.
¿Y qué encuentran en esa 'ITV'? La más normal, “la más común de los mortales”, es la cláusula de gastos de la hipoteca, aunque hay muchas cláusulas más. Durante años, el cliente pagó todos los gastos de notaría, registro y gestoría. Sin embargo, el Tribunal Supremo fue claro: el principal beneficiado de que esa hipoteca se inscriba en el Registro de la Propiedad “es el propio banco”, para asegurarse el cobro. Por tanto, es la entidad la que debería haber asumido la mayor parte de ese coste.
Pero la batalla actual tiene otras siglas: IRPH. Fuensanta pide poner el foco en este índice, el segundo más usado tras el Euríbor. “Es otra de esas cláusulas complejas que se vendió como más estable, pero que en la práctica ha supuesto que la gente pague hasta 300 euros más al mes. Ahora el Supremo está a punto de decidir, y podría suponer devoluciones de hasta 20.000 euros de media que han pagado de más. ”En el despacho tenemos a cientos de prestatarios esperando nuestra llamada cuando haya una resolución“, reconoce Fuensanta.
Un despacho para el “trabajador de a pie”
La experiencia es el mejor aval de Cabrera Abogados. En 15 años que llevan ejerciendo, han analizado más de 30.000 escrituras, logrando más de 7.000 sentencias favorables en todas las instancias judiciales de España, incluidas 12 victorias en el Tribunal Supremo. Este volumen les permite “tener cogido el pulso a cada entidad, ya conocemos las cláusulas que comercializa cada una”.
Pero más allá de los tribunales, el enfoque está en la calle. “El perfil de nuestro cliente es el trabajador o la gente que se encuentra al límite”, sentencia Cabrera. Su equipo está acostumbrado a tratar con el miedo o, peor aún, con la vergüenza, como en los crecientes casos de phishing (estafas online). “La gente viene destrozada, con un sentimiento de culpa, y tienes que explicarle que le podía haber pasado a cualquiera, que los bancos no tienen los mismos sistemas de seguridad para el cliente que para ellos mismos”.
Aunque eso sí, el mejor marketing, asegura, es el boca a boca. Fuensanta recuerda el caso de una empleada de un conocido hotel de Córdoba. “Vino con una hipoteca ya cancelada. Le hicimos la reclamación y, al poco tiempo, el banco le devolvió 12.000 euros. ¡Se puso a gritar de alegría en el trabajo! Ahora tengo a toda la plantilla en el despacho”.
“La información es poder”
Fuensanta insiste en que el beneficio de consultar va más allá del dinero recuperado. “La información es poder”, repite. “La gente que ha venido asustada, pero cuando sale informada, se relaciona de otra forma con su banco. Ya no le cuelan comisiones de mantenimiento, ya sabe que no le pueden llamar a ciertas horas por un impago, Ganan tranquilidad”. Por ello, el consejo final del despacho es un derribo de ese miedo inicial: “Quien tenga un préstamo, debe ir a un abogado. No para demandar, para saber”. Porque, como concluye Fuensanta, el banco “no es intocable, es tu socio. Y si a ti te va mal, él puede ayudarte. Lo que pasa es que no quiere, y para eso estamos nosotros”.
Además, recuerda que el despacho se adapta a la situación económica y personal de cada cliente, para que de esta forma, nadie se quede sin reclamar.
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