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Rafael Ávalos

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La actividad se intensifica bastante durante este período. Surgen numerosos actos en la agenda. Muchos de ellos corresponden a cultos a titulares, que desarrollan todas las hermandades mientras piensan en la próxima Semana Santa. Es Cuaresma y son días de mayor espíritu cofrade, en Córdoba también. Ejemplo de ello se encuentra en el primer viernes del nuevo tiempo litúrgico, que arrancó con un Miércoles de Ceniza en que de nuevo Nuestro Padre Jesús de las Penas atrajo gran parte de los focos.

El titular de la Esperanza abrió la puerta de la Cuaresma en la capital con su salida en Vía Crucis, un acto público de fe que también tuvo lugar este viernes. Y fue por parte de tres corporaciones. La jornada permitió el rezo de las Estaciones en dos barrios y en la zona Centro. Fue en esta última área donde comenzó la oración en la calle. De la Real Colegiata de San Hipólito partió el cortejo que acompañó al Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Silencio y recogimiento habituales en la Madrugada de Viernes Santo se dieron, claro está, desde la plaza San Ignacio de Loyola ante la talla de Antonio Castillo Lastrucci. El Vía Crucis transcurrió por el entorno del templo hasta el de San Nicolás de la Villa, que rodeó la comitiva en el camino de vuelta. A las ocho y media de la tarde se inició el tránsito por el centro de la capital, mientras que un cuarto de hora otro Crucificado recibió el rezo de sus hermanos en un barrio.

Del centro a los barrios

Fue en El Naranjo donde tuvo lugar el segundo de los Vía Crucis. Éste se celebró con la imagen del Santísimo Cristo de la Agonía, de cuya hechura y bendición se cumplen 70 años en 2024. Obra de Antonio Castillo Ariza, la talla fue portada, como es lógico, en horizontal. Al igual que el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y que cualquiera de los demás crucificados. Desde la parroquia de Santa Victoria, el cortejo recorrió calles significativas de la feligresía, como Santas Flora y María en el tramo final.

Y a las nueve de la noche el rezo de las Estaciones se trasladó a Fátima, en torno a la parroquia de Nuestra Señora de la Aurora. Sus puertas las cruzó Nuestro Padre Jesús de la Victoria en sus Tres Caídas, la imagen más reciente en este caso. El titular de la pro hermandad de la O, nacido de las gubias de Antonio Bernal, marchó con túnica de raso morado. Es decir, lució el color tradicional de Cuaresma. Y lo hizo en parihuela y con acompañamiento de Ad Finem Tecum, trío de capilla.

Nuestro Padre Jesús de la Victoria en sus Tres Caídas tuvo a sus pies un calvario de clavel rojo sangre. El exorno lo completaron miroclaudio y helecho. Además, contó con luz de cirio gracias a la cesión de cuatro hachones por parte de la Pasión. Más lejos del núcleo urbano también se celebró el Vía Crucis del Santísimo Cristo de la Sangre. Ocurrió en El Higuerón, con el Crucificado de una entidad que ya es hermandad de pleno derecho desde principios de febrero.

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