Pedro Brenes, más de media vida en la trabajadera
La edad no importa a la hora de ser los pies de una imagen. Al menos cuando avanza sin perder capacidad física. No pocos ejemplos se encuentran en Córdoba. Quizá uno de los más claros sea el de Pedro Brenes, que superadas las 60 primaveras, como se suele decir, continúa bajo el paso. En realidad sigue bajo varios pasos. Resulta difícil confirmar que sea el más veterano, pero a buen seguro está entre los primeros de un imaginario ranking dentro de la Semana Santa de la ciudad.
Tiene 62 años y acumula 34 en la trabajadera. Es decir, lleva más de media vida con el costal. ¿Cuál fue su inicio? “Llegué a Córdoba en 1990 por temas profesionales, soy militar y me destinaron aquí. Ese año se fundó La Trabajadera antigua, que estaba en frente del Gobierno Militar, y conocí a Curro”, recuerda Pedro. Se refiere, lógicamente, al capataz Luis Miguel Carrión. “Y empezamos una relación muy grande”, añade. Pero lo cierto es que “el mundo del costal como tal no lo había tocado nunca”.
Porque Perico, que es como le conocen los compañeros, es de Cádiz y en la Tacita de plata portar un paso es diferente. Lo hacen los llamados cargadores. “Como no canto, no estoy muy apegado al Carnaval”, bromea. “Sí me crié en una familia católica y por temas laborales de mi padre, que estaba en el Mercado de Abastos, tenía relación con la cofradía que estaba asociada con él”, expone. “Salía de nazareno, de acólito y todo esto y ahí empecé a cargar pasos”, concluye.
Cuatro pasos sobre su costal desde la honestidad
Admite, eso sí, “que nunca había probado el costal” en Córdoba. Todo le vino gracias a Curro, que le dirige en el palio de Nuestra Señora de la Candelaria -y algún otro-. En un ensayo de la titular del Huerto, precisamente, narra cómo puede prolongarse tanto una trayectoria de costalero. “A mí siempre me ha gustado el deporte, el montañismo, el esquí y practicaba piragüismo en Cádiz”, argumenta. “Para mi profesión siempre he necesitado estar muy activo y aun así me mantengo”, agrega.
Lo que tiene claro es que cuando no esté facultado dejará de ir debajo de un paso. “El día que ya no pueda tendré que retirarme”, afirma. Y ahí deja otro apunte relevante. Pedro Brenes no sólo es los pies de Nuestra Señora de la Candelaria. “De hecho, este año he dejado una cofradía, el Sepulcro, porque veía que cuando llegaba el jueves ya empezaban a pesar las horas”, comenta. Todavía porta también a Nuestra Señora y Madre Santa María de la Merced y María Santísima del Rocío y Lágrimas.
Y a Nuestra Señora de los Ángeles Coronada de la sevillana cofradía de los Negritos. De vuelta a su labor sincera en la trabajadera, Pedro señala que “hay que ser honesto en esta vida y cuando uno no puede darlo todo por los compañeros, mejor retirarse”. En todo caso, la pregunta es, cómo a sus 62 años, sigue con el costal hasta en cuatro estaciones de penitencia. “Aparte de tener el pellizco y de que te guste el tema, esto es desarrollar el oficio, porque esto es un oficio al fin y al cabo”, arguye.
La esencial idea del colectivo
“Tienes que tener desarrollo físico, experiencia de gente buena, que te guíe y te cuide, que te diga los pros y los contras que tienes para aportar a la cuadrilla”, prosigue con la explicación. Pero lo más importante es “estar rodeado de gente que sienta lo mismo que tú”. “Si vas a un trabajo y con el compañero de al lado no hay buena relación la cosa no funciona y al final te amargas y te vas a otro lado, o lo dejas”, expresa. “Esto es igual, hay que ver con quién entras y te juegas los cuartos”, zanja al respecto.
Fundamental es también para continuar en la trabajadera es mantener la pasión por la que se hace el esfuerzo. “En cualquier caso, lo primero siempre es estar en tensión, ir como si fuera la primera vez”, cuenta. “Siempre siento un cosquilleo dentro y siempre me acerco a la imagen de la que voy a ser sus pies y le digo: Madre mía, ayúdame, que no quiero quedarme en la calle, quiero aportar y poder llevarte y traerte a tu casa”, finaliza Pedro Brenes. Todo un veterano del costal. Más de media vida con él.
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