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A. Fresno

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La suspensión de las procesiones de Semana Santa en 2020 fue un duro golpe para los cofrades cordobeses. Cuando restaban pocos días para conmemorar un año más la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo todo quedó paralizado, detenido en el tiempo. Lo que parecía que era algo momentáneo y temporal se convirtió en una pandemia global que nos lleva acompañando más de un año. Pandemia que a día de hoy sigue muy presente en nuestras vidas y que no tiene pinta de marcharse rápidamente. Fue en ese momento de crisis, cuando las camas de los hospitales se encontraban desbordadas y apenas conocíamos nada sobre el coronavirus, cuando las hermandades dieron un paso hacia delante, redoblando sus esfuerzos para ayudar a aquellas personas que más lo necesitaban.

Buen conocedor de todo ello es Alberto Espejo, un joven cofrade cordobés que actualmente desempeña el cargo de Diputado de Caridad y Apostolado en la hermandad del Prendimiento. Una labor que compagina, además, con sus estudios universitarios del grado de Biología en la Universidad de Córdoba y como voluntario en Cáritas Diocesana. “Para mí, el hecho de poder ayudar a los que más lo necesitan es todo un privilegio. Una vocación de servicio a los más necesitados que aprendí dentro de mi propia familia, ya que gran parte de ella colabora activamente con Cáritas Diocesana de Córdoba”, señala a CORDÓPOLIS.

A pesar de su juventud -sólo cuenta con 20 años de edad-, Alberto cree que la labor de las hermandades en este tiempo ha sido crucial. “En estos meses las bolsas de caridad de las hermandades de Córdoba han dado un salto cualitativo. Además, cada hermandad se ha focalizado en un proyecto concreto, de manera que se ha podido atender a muchos más personas y colectivos diferentes”. Precisamente la hermandad del Prendimiento fue una de las primeras en reaccionar con la llegada del coronavirus, donado todo su stock de tela de túnicas de nazareno para destinarlo a la realización de mascarillas. Igualmente, junto al resto de grupo de la Casa Salesiana de Córdoba, se creó el conocido como Fondo de Solidaridad contra la Covid-19. “Para atender las peticiones de familias necesitadas que llegaban a la Casa Salesiana, decidimos crear un frente común para hacer frente a estas necesidades ocasionadas por el coronavirus”, explica Alberto.

Posteriormente, una vez finalizado el confinamiento domiciliario, desde la cofradía del Martes Santo se puso en marcha una campaña de recogida de alimentos aprovechando los cultos que celebró en honor al Santísimo Sacramento. Alimentos que fueron donados a Cáritas Diocesana de Córdoba. Sin embargo, el proyecto estrella que puso en marcha la diputación de caridad de la corporación salesiana fue la campaña de recogida de juguetes de las pasadas navidades, donde varias hermandades de la parroquia de San Lorenzo unieron sus fuerzas. “El proyecto nació con la idea clara de que ningún niño se quedase sin juguetes por Navidad. Así, tras varias reuniones, las hermandades del Remedio de Ánimas, el Calvario y Villaviciosa se unieron al proyecto y conseguimos recoger más de 1.000 juguetes, que fueron repartidos a entidades como la Fundación Don Bosco, la Asociación Compartir o la Asociación Estrella Azahara, entre otras. Fue todo un éxito del que no sentimos muy contentos”, manifiesta Espejo.

Ahora, más allá de preparar la Semana Santa y todo lo que ello conlleva, en el ámbito social la hermandad del Prendimiento continúa poniendo en marcha todo tipo de proyectos solidarios. El último, precisamente en colaboración con Cáritas Diocesana, es la puesta en marcha de un proyecto para personas sin hogar. “Dentro de este proyecto tenemos que diferenciar dos partes: Por un lado, el dispositivo nocturno conocido como UVI Social, donde un grupo de hermanos de la hermandad nos encargaremos de recorrer las calles de la ciudad para dar alimento y material a personas que viven en la calle. Por otro lado, tenemos el Ala de Baja Exigencia, con el que atenderemos las necesidades de subsistencia de las personas que lo necesiten, alojándolas por la noche en instalaciones que dependen directamente de Cáritas Diocesana”, aclara Alberto Espejo.

Precisamente esta intensa y productiva labor social de la hermandad del Prendimiento ha hecho que fuese reconocida recientemente como “Entidad con Corazón” por parte de Cáritas. Una realidad que pone de manifiesto la importancia de las hermandades y las personas que la conforman. Colectivos que van más allá de la Semana Santa y sus procesiones y que durante la pandemia han redoblado sus esfuerzos parar ayudar a los que más lo necesitan. 

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