El coronavirus, desde su llegada, ha cambiado por completo nuestra forma de entender la vida. Así, 2021 será el segundo año consecutivo sin procesiones de Semana Santa, aunque en estos días las calles rebosan de personas de todas las edades deseosas de reencontrarse con las imágenes de su devoción en los distintitos templos. Lo que no ha cesado es el trabajo en el interior de los talleres del sector del arte y las artesanías aplicadas a la Semana Santa, aunque los encargos -y, por ende, los ingresos- sí que se han visto mermados desde la aparición de la Covid-19 en el mes de marzo del pasado año.
Uno de los oficios que pervive en pleno siglo XXI gracias a la Semana Santa es el de la talla ornamental en madera, disciplina que se desarrolla en nuestra ciudad desde tiempos inmemoriales. Retablos, pasos procesionales y todo tipo de elementos hechos de manera artesanal que son una auténtica obra de arte en sí mismos. En Córdoba son varios los talleres que se dedican a este noble oficio, aunque si hay un taller que destaca de especial manera por la cantidad y calidad de trabajos realizados en los últimos años es el taller de talla ornamental Ortiz-Jurado, compuesto por dos jóvenes cordobeses: Miguel Ortiz y Manuel Jurado.
La llegada de la pandemia, como en muchas otras profesiones, les sorprendió en plena producción. “El coronavirus nos pilló ultimando algunos de los encargos que teníamos previstos para la Semana Santa de 2020. Unos trabajos que se tuvieron que quedar paralizados hasta que la situación nos permitió regresar para continuar con ellos”, explica a CORDÓPOLIS Miguel Ortiz, uno de los artesanos que conforma este taller. Sin embargo, la situación antes y después de la pandemia es muy diferente tanto para las hermandades como para los propios artistas. “Hemos tenido que renegociar los plazos de muchos de los encargos que teníamos previstos, ya que la economía de las cofradías se ha visto muy afectada con la Covid-19”.
Pero no sólo han cambiado las condiciones, ya que el tipo de encargos que llegan al taller no son los mismos que antes de que comenzase todo. “Durante los últimos meses hemos recibido muchos encargos de elementos para adecentar las capillas y los templos de las hermandades. Creo que las cofradías han entendido que sus imágenes titulares pasan mucho más tiempo en sus capillas y retablos que en sus pasos procesionales, ya que estos, al fin y al cabo, sólo se utilizan una vez al año”, destaca Ortiz. Pero, a pesar de que la situación no es tan delicada como en otras artesanías relacionadas con la Semana Santa, los artesanos de este sector solicitan una mayor implicación y protección por parte de las diferentes administraciones. “Nuestro trabajo es un tipo de oficio que si no fuera por la Semana Santa ya hubiera desaparecido hace muchos años. Por eso pedimos a las diferentes administraciones, ya sean locales o autonómicas, que nos ayuden a superar esta delicada situación, porque si desaparecemos nosotros desaparecen este tipo de artesanías”.
De cara a la Semana Santa de 2022, los encargos siguen el curso previsto, aunque con otros plazos y tiempos diferentes a los habituales. “Si antes una hermandad nos encargaba la talla del canasto de un paso de misterio, ahora, por ejemplo, sólo nos encarga la realización de tres cartelas. El volumen de trabajo se ha reducido con respecto a otros años, pero lo importante es que seguimos teniendo trabajo para poder subsistir”, concluye Miguel Ortiz. Y es que, a lo largo de la historia, los artesanos han sabido adaptarse a distintos acontecimientos históricos, ya sean guerras, invasiones, o pandemias, como la que ahora nos ha tocado vivir.
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