“El Gobierno, reunido en Consejo de Ministros extraordinario presidido por el presidente, Pedro Sánchez, ha aprobado declarar el estado de alarma en todo el territorio nacional por un periodo de quince días, para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el coronavirus en España”. Con estas palabras, pronunciadas por el presidente del Gobierno hace poco más de un año, comenzaba una de las épocas más oscuras que nos ha tocado vivir como sociedad en las últimas décadas. Desde entonces, la pandemia se ha llevado por delante la vida de miles de personas, provocando además una de las crisis económicas más virulentas de los últimos tiempos. Un parón global que llegaba a pocos días de la celebración de la Semana Santa, dejando los pasos a medio montar en las iglesias y dando al traste con la ilusión de muchos cofrades.
Uno de los sectores a los que más afectó -y sigue afectando- la suspensión de la Semana Santa es el de los comercios relacionados con esta fiesta tan popular y enraizada en nuestra tierra. Uno de ellos es La Tienda del Cofrade, un negocio familiar situado en el popular barrio de San Lorenzo, uno de los epicentros cofrades de la ciudad, donde cualquier interesado puede encontrar todo tipo de artículos relacionados con las cofradías. “La aparición del coronavirus nos pilló en el momento del año donde mayores ventas realizamos, justo antes de la Semana Santa”, explica a CORDÓPOLIS el dueño de este establecimiento, Juan Manuel Cabello. Y es que, aunque esta tienda permanece abierta durante todo el año, es en los días previos a la Semana Santa donde suelen realizar el mayor número de ventas.
Túnicas de nazareno, capirotes, costales o inciensos son algunos de los artículos más demandados en este comercio dedicado a la Semana Santa. Artículos que con la llegada de la pandemia se quedaron sin vender. “Poco antes de la Cuaresma solemos comprar grandes cantidades de todos los artículos que posteriormente ponemos a la venta, de manera que tengamos suficiente stock para atender el volumen de pedidos que se producen en las semanas previas a la Semana Santa”. Sin embargo, el coronavirus trastocó todos los planes. “Muchos de los encargos se quedaron paralizados, e incluso algunos de ellos, aún no han sido recogidos. Sin embargo, nosotros sí que tuvimos que hacer frente al pago de a nuestros proveedores. La situación era bastante delicada y complicada”, indica Cabello.
Pero, como dice el refrán, “cuando una puerta se cierra, otra se abre”. Así, en pleno confinamiento domiciliario y con todos los establecimientos no esenciales cerrados, a Juan Manuel se le ocurrió la idea de vender incienso y enviarlo a los hogares de todos aquellos cofrades que añoraban la Semana Santa. “Decidimos ofrecer este servicio a todos nuestros clientes y a los pocos días nos vimos desbordados por la gran cantidad de pedidos. Eran muchas las personas que querían comprar incienso para al menos, aunque fuera en sus hogares, rememorar la Semana Santa que la Covid-19 nos había robado”. Gracias a esta iniciativa, este joven empresario cordobés pudo solventar de alguna forma las pérdidas económicas tan importantes que el coronavirus había propiciado en su negocio. “La venta de incienso alivió mucho nuestra situación”.
Pero la pandemia, más allá de las connotaciones negativas que todos ya conocemos, ofrece en muchos casos una oportunidad para reinventarse. Algo que en La Tienda del Cofrade han captado a la perfección. Es por ello que el taller de costura que normalmente se dedicaba a la confección de túnicas de nazareno y costales, pasó a realizar mascarillas higiénicas reutilizables. Unos artículos que se han convertido en indispensables en el día de día de todas las personas y para los que consiguieron la certificación oficial a nivel europeo. Todo un ejemplo de que, si se quiere, se puede. “Desde que abrimos nuestro negocio siempre nos hemos adaptado a todo lo que nos ha ido viniendo, poniendo toda nuestra ilusión y esfuerzo en superar los obstáculos que han ido surgiendo en nuestro camino”.
Ahora, tras la suspensión de los desfiles procesionales por segundo año consecutivo, Juan Manuel Cabello mira con entusiasmo a 2022. “Esperemos que para el próximo año podamos recuperar la Semana Santa que siempre hemos conocido, aunque hay que ser conscientes de que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Esto no se va a acabar pasado mañana”. Lo que sí queda del todo claro es que con procesiones o no, con el entusiasmo y la voluntad de emprendedores como Juan Manuel, la Semana Santa de Córdoba seguirá adelante más allá de la pandemia.
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