Bajo el síndrome del actor encasillado
El Córdoba recupera el vigor y un tono competitivo, pero su falta de gol le lastra ante un serio Espanyol | El equipo de Albert Ferrer sigue sin conocer la victoria en la Liga
Tampoco esta vez. Dejó una imagen aceptable, a la que se le pueden poner pocos reproches a la hora de hablar de entrega, entusiasmo y ética laboral. Hicieron todo lo que pudieron. Pero esta vez tampoco fue posible. El Córdoba permanece como colista de Primera División y sigue siendo el único equipo que no conoce la victoria. Su afición despidió al grupo con una emotiva salva de aplausos. El aliento no faltó en ningún instante y nadie se fue a casa pensando en cosas raras. Pero el caso es que hay algo que no va bien. El Córdoba corre el peligro de meterse en un papel poco rentable. El de digno perdedor, el de conjunto que deja buenas sensaciones y malos marcadores. Como el actor al que encasillan en un papel y termina siendo descartado de todos los demás porque tiene uno, el suyo, que es que lo borda. El Córdoba no lo hace mal, pero no le basta para ganar. Ferrer tendrá que seguir dándole vueltas a la cabeza y moviendo piezas. No le queda otra.
Ferrer, como era de esperar, reformó el once en su búsqueda de esos ingredientes que faltaron en citas anteriores. Luso Delgado se convirtió en el jugador número 23 en debutar esta temporada con los blanquiverdes en Primera. El pivote aragonés entró para acorazar el mediocentro al lado del camerunés Ekeng, dejando a Fausto Rossi en labores más creativas. En la zaga, el retorno de Pantic en lugar de Iago Bouzón fue la única modificación. Aunque la presencia de más impacto, por encima de cualquier otra, era la recuperación de Fede Cartabia. Al argentino, vetado por el Valencia para actuar el pasado jueves por contrato, le aplaudieron desde que salió a calentar. La gente sabe bien quién puede sacarle las castañas del fuego.
Se plantó el Córdoba con efervescencia y cierto descaro en el campo, que se hizo más pequeño porque así lo quiso Ferrer y lo aceptó Sergio González, su homólogo en el banquillo españolista. Con las líneas muy juntas, los laterales pegados y un trivote en el medio, el pleito se convirtió en un atasco permanente. Mucho tráfico y pocas ideas. El Córdoba, como correspondía a su condición de local y a su situación clasificatoria, se dejó ver un poco más en ataque. A los cuatro minutos aportó su primer testimonio ofensivo en una falta que sacó Borja desde la derecha y que remató de cabeza, alto y desviado, el punta Nabil Ghilas. El argelino se dejó ver por todas partes, interveniendo incluso en acciones defensivas. El cuadro blanquiverde estuvo muy solidario en este aspecto, muy consciente del alto precio que ha tenido que pagar por sus deslices. Todo el mundo se implicó a la hora de controlar a un Espanyol cuyo juego pasaba por Salva Sevilla y que tenía en la figura de Sergio García a una amenaza permanente. El campeón de Europa bregó con los centrales y lo protestó todo. Se puso fuera de sí al cuarto de hora reclamando que Juan Carlos, meta del Córdoba, había atrapado un balón fuera de los límites del área. El árbitro no le hizo caso y el público, a partir de ahí, se lo hizo de mala manera: cada balón que agarró fue acompañado de una avalancha de improperios desde la grada.
El encuentro resultó trabado, con muchas interrupciones y faltas, áspero a más no poder. Luso y Ekeng, el doble pivote de estreno, tuvo trabajo barriendo balones y entorpeciendo las iniciativas de un Espanyol que nunca estuvo cómodo. Un trallazo desde muy lejos de Ekeng y un intento de vaselina de Ghilas a pase de Rossi que se fue por el lateral fueron las opciones de un Córdoba peleón, con más ganas que fútbol. A Fede Cartabia ya le van conociendo y el nivel de ferocidad de su marcaje sube cada jornada. Los gambeteos y diagonales del 10 blanquiverde provocaron un puñado de faltas, aunque el Córdoba no logró sacar partido en la estrategia. Fue el de Ferrer una formación animosa, pero inocente.
Ambos técnicos dejaron sus onces sin tocar en la reanudación, que deparó un espectáculo similar al del primer tiempo. Al Córdoba poco se le podía reprochar en cuanto a entrega y entusiasmo. Su actitud, por más que resultara poco efectiva en el marcador, le reportó una dosis extra de cariño desde el graderío. Ver a Nabil Ghilas lanzarse al césped para defender una salida de balón del Espanyol se festejaba con algarabía. El Arcángel convirtió su ansia en un extraordinario caudal de ánimos a su equipo, como pocas veces se ha podido ver en los últimos tiempos. La conciencia del sufrimiento como peaje de un novato ha calado en el cordobesismo. Un centro de Fede Cartabia que no encontró rematador y un pelotazo con intención de Ekeng desde fuera del área que detuvo Kiko Casilla elevaron la temperatura. Fede Cartabia la tuvo muy clara en la enésima falta señalada por Jaime Latre en el borde del área españolista. El argentino le pegó con fuerza y colocación para que Castilla tuviera que volar para desbviar la pelota.
Ferrer metió en el campo a Fidel en lugar de un exhausto Rossi para abordar un último cuarto de hora francamente delicado. El Espanyol, bien pertrechado, aguantaba la situación ante un Córdoba cuyo grado de angustia crecía en proporción inversa al cronómetro. En el minuto 76, el árbitro anuló por fuera de juego un gol a Aleksander Pantic, que remató picado de cabeza un envío de Fede Cartabia. El central serbio estaba ligeramente adelantado. En medio de una brutal bronca a Jaime Latre, Ferrer realizó un cambio estratégico. Sacó del campo a Borja García y envió a la pelea a Xisco Jiménez, cuyo ingreso fue recibido con una mezcla de silbidos y aplausos. El balear se colocó en la punta junto a Nabil Ghilas, actuando los cordobesistas con un 4-4-2.
Con la voluntad repartida entre echarse arriba con todo o defender el punto que ya tenía, el Córdoba encaró los últimos minutos en medio de un clima tenso. El Espanyol tuvo su ocasión en un rechace de la defensa que agarró Colotto para pegarle fuerte y raso. Juan Carlos, tapado por muchos jugadores, fue capaz de detener un balón muy difícil. Entre el quiero y no puedo local y las pérdidas de tiempo del Espanyol concluyó un partido que deja al Córdoba en el mismo lugar en el que estaba: colista y con muchas preguntas por contestar.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA, 0: Juan Carlos, Gunino, Íñigo López, Pantic, Crespo, Luso, Ekeng, Rossi (Fidel, 72'), Fede Cartabia, Borja (Xisco, 77') y Ghilas.
ESPANYOL, 0: Kiko Casilla, Víctor Sánchez, Colotto, Álvaro, Fuentes, Lucas Vázquez, Javi López, Cañas, Salva Sevilla (Mattioni, 64'), Sergio García y Stuani.
ÁRBITRO: Santiago Jaime Latre (Comité Aragonés). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Crespo y Ekeng y a los visitantes Cañas, Fuentes, Álvaro, Lucas Vázquez, Mattioni y Víctor Sánchez.
INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la quinta jornada del campeonato nacional de Liga BBVA, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante unos 19.000 espectadores.
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