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Alejandro Jiménez

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Promesas de futuro que ya son una realidad en el presente. Córdoba es una gran cantera de deportistas de todos los ámbitos, desde el fútbol o el baloncesto, hasta el boxeo o el taekwondo. Numerosas disciplinas han destacado a lo largo de los años en diferentes puntos de la geografía cordobesa, llegando a límites insospechados desde los inicios más humildes. Ahora, las nuevas generaciones siguen apostando fuerte por mantener el nombre de la ciudad en toda la geografía, ya no nacional, sino internacional. Y con unos métodos y unas prestaciones nunca vistas, la edad media de las grandes promesas sigue bajando y bajando, llegando a convertirse en referentes a edades muy tempranas.

Noelia Gutiérrez (Córdoba, 2006) es ya un prodigio a pesar de su corta edad. Siguiendo la estela de su padre, José Gutiérrez Guti, Noelia comenzó joven en el mundo del boxeo. Sin apenas medios ni rivales a las que medirse, la joven cordobesa ha ido abriéndose paso en un mundo que, tradicionalmente, había estado copado por hombres, pero que cada vez tiene más competidoras en su seno. Y, a pesar de todo ello, los éxitos no tardaron en llegar, no solo en España, sino también en territorios continentales, llevando su nombre hasta la cúspide del boxeo femenino junior en tan solo unos meses.

Todo comenzó a la edad de ocho años. José Gutiérrez Guti, su padre, tuvo una gloriosa carrera en el mundo del boxeo, llegando a consagrarse como uno de los mejores competidores nacionales y alzándose como campeón de España amateur en seis ocasiones, entre 2002 y 2007. Tras ello, José se convirtió en seleccionador nacional del equipo femenino, y poco después, en 2013, fundaría su club, el Club de Boxeo José Gutiérrez Guti, donde plasma toda su experiencia y conocimientos con los grandes púgiles, así como con los más pequeños que quieren iniciarse en el deporte.

Así comenzó Noelia. Con ocho años, en el año 2014, empezó a entrenar, ya que, según cuenta en su entrevista a CORDÓPOLIS, “veía a los niños más pequeños y a las niñas entrenar”, por lo que llegó un día en el que se apuntó, por probar, y nunca más lo volvió a dejar. “Me gustó mucho, y ya fui encadenando un día tras otro”, relata, hasta que, finalmente, “hubo una competición a la que llevaron también a los niños más pequeños, me animé, me apunté, y al final quedé con medalla de oro”. Tras ello, todo fue una escalada meteórica hasta convertirse en una de las mayores promesas del boxeo europeo.

También probó la natación de más pequeña, a la edad de cuatro años, cuando aún residía en Murcia, pero “al final no me acababa de llenar”. Pese a que ella misma confiesa que “nunca me había gustado el boxeo”, fue probarlo y engancharse a él. “No me gustaba hasta que lo probé”, recuerda, pero la figura de su padre también resultó fundamental, ya que, siendo su entrenador, “no tengo esa confianza con nadie, y cuando mi padre me saca a algún combate y él está en mi esquina, es muy bonito. Nadie me conoce mejor que él”, subraya. A pesar de ello, también deja claro que “es mi padre cuando tiene que ser mi padre, y aquí en el gimnasio, cuando tiene que ser mi entrenador, es mi entrenador. Nunca se mezclan las dos partes”.

“Es un deporte en el que no se pelea, se boxea”

Poco a poco fue entrenando y adquiriendo más nivel, aunque no fue sencillo tampoco para Noelia. El boxeo femenino es un ámbito poco desarrollado en España aún a día de hoy, por lo que “antes sí que era mucho más difícil encontrar a niñas para hacer sparrings y demás”, cuenta. La noticia positiva es que “últimamente sí que se están incorporando más chicas, se están animando más”, pero “aún así, en España hay muy poquitas todavía”.

Según Noelia, esto se debe a que “antes, el boxeo femenino no se veía mucho”, ya que la sociedad “lo consideraba como un deporte muy agresivo y que no es para chicas”. Sin embargo, ella lo tiene claro: “es totalmente lo contrario”. Para la joven púgil cordobesa, “el boxeo es un deporte. No se pelea, se boxea”, lo cual es una diferencia abismal. Su parte favorita del deporte es “el compañerismo y el respeto que hay”, ya que apunta que “es un deporte más, en el que en el ring somos enemigos, pero luego, cuando bajamos, somos amigos”, antes de añadir que a ella le ha “tocado boxear con amigas mías”, y “aunque en el ring hemos boxeado, abajo seguimos siendo amigas y compañeras”.

Una primera victoria que sirvió como trampolín para su carrera

Aún con peto y casco, al tratarse de una debutante amateur, Noelia Gutiérrez acudió a su primera pelea con los nervios no de enfrentarse a su rival, sino de “subirse al ring y ponerse en el foco de la gente”. “No había chicas ni de mi edad ni de mi peso, pero bueno, al final, o lo boxeaba con ella, o me quedaba sin debutar”, recuerda, a la vez que reincide en que “tenía muchas ganas de boxear”. Además, analizando la situación con la perspectiva del hoy, cree que “lo peor que me podía pasar en aquel momento hubiese sido perder, por lo que nos arriesgamos y acabó saliendo bien, a pesar de que tenía muchos nervios”.

Los momentos previos son los más difíciles en un combate. La cordobesa vio a su rival haciendo manoplas, un ejercicio para calentar, y ahí fue cuando se dio cuenta de que en ese primer torneo había un gran nivel. “Era una rival que me sacaba peso y experiencia, porque ya había tenido algún combate previo”, por lo que las dudas comenzaron a asaltarla. Pero, llena de valentía y con ganas de reivindicarse, se subió al ring y, tal y como ella relata, “en cuanto tiré el primer golpe, se me quitaron todos los nervios de un plumazo”. “Como veía que estaba controlando bien la situación y que lo llevaba todo bien, fui más tranquila y, boxeando, me salió todo bien y gané”, rememora.

El primer año, de ascenso meteórico

Tras esa primera experiencia y ese primer triunfo, el resto de combates llegaron de manera consecutiva. Sin apenas darse cuenta, Noelia Gutiérrez había puesto su nombre en el mundo del boxeo nacional, y pronto llegó el momento de ampliarlo hacia el ámbito continental. Llegaba su primer Campeonato de Europa Júnior, y con él, su primera gran medalla. “Me pilló un poco por sorpresa porque yo fui a rodarme y por coger experiencia. Sabía que había muchísimo nivel en ese Europeo, y yo apenas tenía dos o tres peleas, y en España tampoco es que haya mucho nivel”, explica.

Pese a ello, Gutiérrez se animó “por probar y por rodaje”. En la primera ronda, el cuadro le emparejó con una de las favoritas, la representante de Alemania. “No la conocía, y estaba un poco insegura al principio porque sabía que tenía mucha más experiencia que yo”, recuerda. Sin embargo, con la siempre inestimable ayuda de su padre y entrenador, José Gutiérrez 'Guti', lograron vencer a la germana y avanzar hasta las semifinales, donde le esperaba Rumanía. “Hicimos estrategia, y mi padre me dijo lo que tenía que hacer y, al final, salió todo perfecto. Gané y estaba en la gran final”, exclama con ilusión en sus ojos aún a día de hoy.

En esa final, ya con la medalla asegurada, se enfrentaría con la representante de Rusia, un país “con mucho nivel, mucha tradición y mucha experiencia” en el mundo del boxeo. Era, quizás, la rival más complicada, ya que, además, era una competidora “muy fuerte y con más combates en su haber” que Noelia. Pese a ello, la cordobesa plantó batalla y desarrolló un combate muy reñido que acabó decantándose por decisión arbitral a favor de la contrincante rusa. Aún así, la medalla de plata volaba desde Georgia de vuelta a España, directamente hasta el medallero de Noelia Gutiérrez. Un gran primer triunfo que, además, recuerda con cariño, sobre todo “ese abrazo que me di con mi padre después de bajar del ring”.

Victorias y derrotas para seguir creciendo

No sería el único triunfo de la joven púgil cordobesa, ya que también lograría medalla de oro en el SchoolBoy nacional, en el Campeonato de España 2021 y en el de 2022, en el Torneo Antonio Raballo, o una plata en el Torneo Internacional de categoría Junior, entre otros grandes logros. Pese a ello, se queda con la espina clavada de este último Campeonato Europeo de 2022, donde, según ella, tuvo “mala suerte en el torneo”. “En la primera ronda me tocó una italiana, que le gané porque además ya le había ganado anteriormente, pero después me tocó una inglesa, que es la que acaó quedando campeona”, explica.

Y es que, tanto para ella como para su padre, se trató de un combate que estuvo “muy igualado”, aunque confiesan que para ellos “los golpes más claros” fueron por parte de la cordobesa. Sin embargo, el peso y el pedigree de Inglaterra en el deporte acabó resultando vital en la decisión de los colegiados, que se decantaron por la inglesa a pesar de todo ello. Aún así, con fuego en sus ojos, Noelia Gutiérrez también es consciente de que “le puedo ganar”, y tiene ganas de revancha en las próximas citas continentales, ya que, para ella, “se aprende mucho más en la derrota, porque analizas los errores, analizas en todo lo que has fallado para que luego, cuando te vuelvas a subir al ring, puedas mejorar en eso y no fallar”.

Aún con esa mentalidad, los momentos posteriores a una derrota nunca son fáciles. Superado el miedo a que te hagan daño, una vez bajas del ring y te reencuentras contigo mismo, es el momento en el que más duele. “Te sientes defraudada contigo misma”, relata, antes de añadir que “luego, esa misma noche, te acuestas pensando en lo que has hecho mal, en cómo deberías de haber hecho ciertas cosas, o en que hay que seguir trabajando. Es algo muy duro”, explica. La mente, más si cabe en el boxeo, es fundamental, ya que “si de veinte competidoras que hay, no estás psicológicamente bien preparada y no te subes al ring pensando en que vas a ganar o en que lo vas a hacer bien, se nota”.

“Llevar los estudios y los entrenamientos a la vez es complicado”

No hay que olvidar que, a pesar de su trayectoria deportiva, Noelia Gutiérrez aún se encuentra estudiando. A sus 16 años, apenas acaba de ingresar en la Enseñanza Postobligatoria, que en la actualidad cursa en Murcia, ya que se encuentra entrenando en el Centro de Alto Rendimiento de Los Alcázares. “Eso de llevar los estudios a la vez es complicado”, responde Noelia, antes de detallar su rutina diaria: “Yo me levanto, entreno y voy al instituto. Cuando vengo, como, estoy media hora descansando, y otra vez voy a clase por la tarde. Después directamente voy a entrenar otra vez, y ya cuando termino son las ocho y media o nueve de la noche. Solo queda ducharte, cenar, y ya, o te pones a estudiar a las diez de la noche, o no te pones. Cuesta el ponerse a estudiar tan tarde”.

Sin embargo, es consciente de que debe hacerlo, ya que su mayor aspiración es vivir del deporte, ya sea del boxeo o de sus estudios. “Quiero tirar por alguna de las ramas del deporte, ya que me gustaría ser profesora de Educación Física, entrenadora en un gimnasio, o boxeadora profesional, que eso ya sería el top”, cuenta. Y es que aún no ha ingresado ni en un Curso Superior, pero tiene claro que, de aquí a cinco años, su meta es “seguir boxeando”. “Mi sueño sería ir a unas Olimpiadas. En 2024 aún no puede ser por mi edad, pero me encantaría que fuese en 2028. Si lo consigo, el siguiente paso sería meterme a boxeadora profesional, y si no, esperar, pasar a profesional en un futuro y conseguir los máximos títulos que pueda”.

Es consciente de su gran potencial, de la gema en bruto que tiene en sí misma. “Pienso que tengo mucha fuerza para el peso que soy, y que me salen a veces esquivos naturales que ni yo sé como los he hecho”, cuenta entre risas. Es el talento, el trabajo y el esfuerzo diario saliendo a relucir. A su referente, Katie Taylor, la define como una boxeadora “súper rápida, muy disciplinada y humilde, y eso me gusta mucho”. Además, siente un vínculo especial con ella ya que “su padre es también su entrenador, y es como que me veo reflejada y me gustaría ser como ella. Me gusta mucho su estilo de boxear y el cómo es fuera del ring”.

Entre bromas, confiesa que, como referente, prefiere a Katie antes que a su padre, pero sabe que, en el fondo, ambos son pilares fundamentales en los que fijarse de cara al futuro de su ya brillante trayectoria deportiva. Por lo pronto, el próximo mes de marzo tiene una nueva revancha con el Campeonato Europeo, esta vez ya en categoría Joven, donde espera quitarse esa espina que aún tiene clavada “y ser campeona de Europa ya por fin”. Además, espera “conseguir todos los campeonatos a los que vaya y ganarlo todo”. Una ambición sin límites ni precedentes que le llevará a lograr tantos éxitos como ella misma se proponga. El talento y el trabajo están ahí. Y tan solo tiene dieciséis años. Noelia Gutiérrez, apunten su nombre. 2028 queda a tan solo cinco años.

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