Buena parte del futuro del boxeo cordobés tiene su núcleo de acción en la Torrecilla. Allí se encuentra la sede del club José Gutiérrez 'Guti', el cual lleva ya casi una década centrando sus esfuerzo en la progresión de los más pequeños. Una filosofía liderada por el histórico púgil cordobés que da nombre a la entidad, y que la ha convertido en una verdadera referencia de la disciplina, tanto a nivel andaluz como nacional. Entre sus cuatro paredes, como se ha dicho, se está gestando la savia que traerá los éxitos futuros a la ciudad, los cuales se están impregnando del presente y el pasado más dorado en clave califa. Y solo hace falta un vistazo a uno de sus entrenamientos para darse cuenta de ello. Por allí pasan algunos de los actuales competidores más destacados, al tiempo que estos se nutren de las enseñanzas de su propio técnico, además del aroma a historia que reside en cada costado del recinto. Cada pared está plagada de pósteres e imágenes de boxeadores que han engrandecido, de una forma u otra, dicha disciplina. Imposible no engancharse.
Fue en el año 2013 cuando se fundó el club, justo después de que José Gutiérrez, fundador y actual presidente y entrenador, pusiera fin a su etapa como seleccionador nacional femenino. La crisis propició el declive de dicha modalidad a nivel estatal, aunque su mente, como lo había hecho durante toda su vida, seguía respirando boxeo. Tras su vuelta a Córdoba, tomó la decisión de poner en marcha el club, al que bautizó con su propio nombre dado su prestigio y su reconocimiento en la ciudad. “En agosto hacemos nueve años y aquí estamos para fomentar el boxeo en Córdoba y sacar grandes campeones”, puntualiza José Gutiérrez.
A nadie se le escapa, y él mismo lo reconoce, que hay una vertiente de ocio muy fuerte dentro del club. No todos se apuntan (ni sirven, como es lógico) para competir, por lo que no son pocos los jóvenes que simplemente acuden semana tras semana para disfrutar del deporte. Motivación. Destreza. Agilidad. Esas son algunas de las enseñanzas que se aplican en el día a día de un entrenamiento, las cuales sirven tanto para la competición como la para vida diaria. Esfuerzo. Disciplina. Confianza. Unas zapatillas, unos calzones, los guantes y a liberarse de todo. Disfrutar.
En ese minucioso e intenso trabajo, la recompensa ha llegado también en forma de éxitos. La otra vertiente por la que se apuesta. Como decíamos al principio, el futuro pasa por ahí. Y es en la categoría femenina, donde José Gutiérrez tiene una amplísima experiencia, donde el club se ha convertido en auténtica referencia nacional. Es más, a día de hoy tiene a dos púgiles que, en sus propias palabras, son “las dos mejores de la historia en categorías infantiles”. Son los casos de Noelia Gutiérrez y Candela Carnerero, recientes subcampeonas de Europa. “El futuro del boxeo son las edades tempranas”, resalta, al tiempo que explica que “hoy en día la Federación está haciendo un gran trabajo a edades tempranas, con muchas competiciones que antes no se hacían”. En el caso del club de boxeo José Gutiérrez 'Guti', se empieza a la edad de siete años, y muchos ya nunca abandonan. Además, en lo que respecta a las féminas, Guti incide que tienen “a las mejores, y eso quiere decir algo. Tenemos que hacer mucho hincapié en el boxeo femenino, porque está despuntando”.
El esfuerzo no se negocia, pero también hay cabida para la diversión. Al fin y al cabo, se trata de un deporte. Las decenas de niños y niñas que acuden a entrenar semanalmente aprenden y disfrutan, al tiempo que ganan en otros muchos valores vitales. En estos casos, además, alejados de la competición propiamente dicha. Todo se hace con el máximo respeto y seguridad, atendiendo al nivel de cada uno. “Este club tiene esa fama de que la gente que viene se lo pasa muy bien, hay muy buen ambiente. Vuelvo a repetir que aquí no se pega nadie. Aquí se viene a aprender y boxear, y nada tiene que ver con los competidores”, agrega.
Es el pan de cada día de una entidad que ya va camino de la década de existencia. La ambición sigue haciéndose fuerte. Sin duda, esa es su excelencia. Aprender y disfrutar. Son cada vez más los adeptos que se atreven a probar, y la mayoría ya no lo dejan. Entre juegos de pies, saltos a la comba, crochets y jabs. Y como desafío: el ring. Es así como cada jornada comienza un nuevo asalto a la ilusión.
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