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Persistencia contra adversidad: los deportes minoritarios en tiempos de Covid-19

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Jesús Ventura

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Volver a empezar. La vida tal y como la conocemos cambió de la noche al día. La crisis sanitaria que conllevó el Covid-19 trajo consigo un confinamiento que obligó a paralizar toda la actividad económica del país. Con ello, el deporte pasó a un segundo plano, obligando a todos los profesionales a guardar cuarentena durante seis meses. Esto impidió que realizaran su trabajo y la vuelta se ha hecho mucho más dura de lo previsto. Sin embargo, los deportes minoritarios han levantado la voz en busca de soluciones rápidas y eficaces ya que su salud económica depende directamente de sus socios. Por lo que si no hay un protocolo que salvaguarde la salud de sus componentes, las posibilidades de que no reactiven su actividad son muy altas, aunque hay disciplinas que han sobrellevado esta situación mejor que otras.

Por un lado, el Club Esgrima de Córdoba sabe que el mes de marzo fue un punto de inflexión, ya que dieron por perdida la temporada. Su presidente Carlos Ramírez admite que “solo hay aportaciones económicas por parte de los tiradores, todos pagan su cuota mensual que va al alquiler de la zona deportiva y otra parte a los entrenadores que realizan la actividad”, por lo que sin la ayuda de los socios, este deporte se hubiera extinguido. Más tarde, este periódico quiso saber cómo estaba la situación del bádminton de la mano de Miguel Muñoz, vicepresidente del Club Bádminton Córdoba. El dirigente señala que la situación dentro de este club está realmente controlada. “Aunque falten algunas subvenciones casi íntegras por pagar, tendríamos liquidez para afrontar posibles gastos de limpieza y desinfección”, aclara Muñoz. Por otro lado, el histórico Kodokan, casa de talentos como es el caso de Julia Figueroa, vive momentos de incertidumbre debido a la situación realmente complicada que está acaeciendo. “Crucemos los dedos y esperemos seguir otros treinta y tantos años más”, apunta su presidente Francisco José Prados.

Mientras tanto, el tenis de mesa sigue viviendo entre luces y sombras. A pesar de que se habían alcanzado los resultados óptimos antes de que llegara la pandemia, el presidente del club Córdoba 81, Juan Ortiz, admite que se siente preocupado ante el futuro incierto que sobrevuela a este deporte y echa de menos “algún que otro patrocinio” para que la situación económica de esta entidad modesta siga siendo rentable en un plazo corto de tiempo. Entretanto, el rugby cordobés se encuentra ilusionado ante este nuevo panorama, puesto que la afición a este deporte está creciendo cada vez más. Uno de los equipos más importantes de la provincia, el Mezquita Rugby Club, tiene la necesidad de apretarse el cinturón, pero su presidente Fran Colmenero afirma que “el futuro para el club es bastante alentador, cada vez son más los jugadores que se unen”.

Y es que, a diferencia del rugby, el hockey está viviendo una de sus peores épocas. El club Estudiantes 87 de Puente Genil se encuentra en una tesitura complicada ya que la incertidumbre sobrevuela su futuro a corto plazo. Su presidenta Eva López admite que los problemas económicos son protagonistas en el día a día del club. “Nosotros necesitamos mucho más que en otro momento”, explica la pontana a CORDÓPOLIS. Sin embargo, el béisbol cordobés es la posición contrapuesta al hockey. La entidad Benamejí Béisbol lleva cultivando la cultura de este deporte desde los años 80 entre la sociedad cordobesa. Su presidente, Juan Espejo, dirige al club con un peso importante en el panorama internacional, mientras que, por suerte, el Covid-19 apenas les ha dañado. “El futuro será bueno siempre y cuando podamos competir en la temporada 2021, ya que, de no ser así, podríamos padecer un menoscabo en nuestras expectativas de futuro”, explica Espejo.

Siguiendo esta línea, el boxeo cordobés ha podido recuperar su normalidad, aunque dentro de las normas estrictas para salvaguardar la salud de todos sus integrantes. Por ello, el Club de Boxeo 'Guti' está en horas altas después de suspender su actividad allá por el mes de marzo, aunque su gerente José Gutiérrez admite que vio peligrar su gimnasio debido al Covid-19. Sin embargo, esta entidad consiguió levantar cabeza debido a sus fieles. “Un club como el nuestro se mantiene en pie gracias a los socios”, afirma el presidente. Por otro lado, el voleibol mira al futuro con mucha incertidumbre. El Salesianos, con Elisa Torronteras como coordinadora de la sección, tiene como objetivo potenciar la cantera para paliar ese déficit económico que sumergirá con el paso del tiempo, aunque tener el apoyo de una institución siempre es beneficioso para ambas partes. “Tenemos la suerte de ser parte del colegio y no un club independiente y eso nos hace poder tener una coordinación muy estrecha para tener todo a punto para el inicio”, asevera Torronteras.

Por su parte, el Mountain Bike es un deporte desconocido para la población y su futuro es tan incierto como el de los demás minoritarios. El club de Aguilar de la Frontera Tortugas Cojas afronta un nuevo año competitivo con mucho temor a lo desconocido ya que esta misma temporada no pudieron realizar actividades y no contaron con diferentes subvenciones. “Ya eran tiempos difíciles antes de esta pandemia para el deporte provincial y, sobre todo, el deporte base que es al que más tiempo le dedicamos en nuestro club”, apunta su presidente Carlos Ríos. Mientras tanto, el Club Arqueros Córdoba-Villafranca ha conseguido reanudar su actividad e incluso conseguir trofeos a nivel nacional. Juan Francisco Navarro, presidente y miembro del club, consiguió un segundo puesto en el Campeonato de España y resalta el horizonte despejado que tiene esta entidad. “El futuro a nivel de club lo veo positivo, somos una familia reducida pero muy comprometida”, admite el gerente.

Asimismo, la natación cordobesa sigue la misma tendencia que el tiro con arco y afronta un futuro muy prometedor. El club más destacado dentro de la provincia califa es el Navial y mira al horizonte con mucho optimismo. Su presidenta, Celia García, asegura estar “con muchas ganas de sacar la temporada para delante con trabajo e ilusión”, aunque el Covid-19 ha hecho que las costas se disparen debido a que los gastos de limpieza en Vista Alegre han corrido a cargo de esta entidad. Por otro lado, la gimnasia rítmica está con la ilusión de volver a resurgir sobre el tapiz y el Club Liceo está preparado para ello. Su fundadora, Marisol Lozano, admite que esta disciplina pronto volverá a la normalidad. “El deporte cordobés necesita más apoyo de todas las instituciones y más ahora que estamos atravesando estos momentos tan difíciles”, explica una Lozano que resume a la perfección la realidad actual de todas las entidades minoritarias en esta provincia. Los clubes necesitan una inyección económica para que sus socios puedan seguir desarrollando de su hobbie favorito dentro de las necesidades sanitarias pertinentes. Y en CORDÓPOLIS todos han tenido su hueco.

Deportes minoritarios antes y después del Covid-19

La esgrima y el “espíritu cansado” de los deportes minoritarios

La inquietud del bádminton ante un futuro incierto

El Kodokan (judo), cuna de campeones en un tiempo complejo

La dura realidad del tenis de mesa

El rugby y el “apretarse el cinturón” en tiempos de pandemia

El hockey ante la necesidad de subsistir

El béisbol, un deporte con historia en Benamejí

El boxeo, ante un asalto decisivo

El Salesianos y su voleibol de futuro

Una dura y tensa subida para las Tortugas Cojas (mountain bike)

El Club de Arqueros Córdoba-Villafranca, con esperanza en medio de la tormenta

Con ganas de volver a resurgir sobre el tapiz

El Club Navial, con optimismo hacia el futuro

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