Nada es algo
Dicen que hubo un partido en El Arcángel. El Córdoba y el Numancia perpetraron una actuación deprimente, repartiéndose los puntos en un pleito sin sustancia entre dos equipos atenazados por sus propios miedos y deficiencias. Los sorianos llegaron con la idea de proteger su portería y esperar que les cayera algo más que el punto de salida. Si no se llevaron más fue porque no lo intentaron con el vigor ni las piezas adecuadas. Cuando ya al final salieron a escena Valcarce y Kike Sola pisaron el área de Kieszek y dieron algún sustillo. Los anfitriones iban a por la tercera victoria consecutiva en casa, todo un logro en los tiempos que corren. No la lograron porque no encontraron el modo de combatir al Numancia, Ni siquiera estuvieron cerca. Las relaciones blanquiverdes con el gol siguen siendo problemáticas. Mantener la portería a cero les valió para conseguir un punto que sirve de algo: quedarse fuera de los últimos cuatro puestos, que conducen a Segunda B. Hay que seguir remando.
Con dos arriba. Así, con decisión. ¿Rodri o Piovaccari? Pues que estén los dos, como en esos partidos que se torcieron en semanas anteriores y que acabaron, en algunos casos, remendándose a última hora. Con el equipo fuera de la zona de descenso -aunque lo suficientemente cerca como para sentir la amenaza-, Carrión optó por reforzar la vanguardia guiado esta vez no por la desesperación, sino por la convicción. La posibilidad era golosa. Estaba en juego la tercera victoria consecutiva en El Arcángel, donde hay una deuda pendiente -desde hace mucho- con la afición, pero sobre todo se veía de frente la opción de igualar los números con un Numancia que pasa por ser un equipo de zona media. El Córdoba actual, después de haberlo pasado francamente mal, se da por satisfecho con alejarse del peligro y evitar que la gente hable de él como un grande venido a menos, una entidad a la deriva que deja en manos de la suerte una buena parte de su hoja de ruta. Está quitándose esa incómoda etiqueta y nadie puede negarle que se esfuerza en el empeño. Esta semana pasada presentó su proyecto deportivo y señaló al hombre que lo dirigirá: Álex Gómez. Ahí hay un plan. Esa medida disipó en buena parte el ambiente enrarecido que durante todo este año, tras la marcha de la presidencia de Carlos González, se propagó entre el cordobesismo. Ahora toca tapar los agujeros en el campo y salir adelante del mejor modo que se pueda. Están en ello. Les cuesta y se avecinan meses duros.
Salir con más delanteros puros no significa atacar más ni mejor. Eso se pudo comprobar durante una primera parte en la que apenas ocurrió nada en el área numantina. Tampoco es que sucediera algo especialmente relevante en la meta de Kieszek, pero eso parecía importar menos a los sorianos, que iban básicamente a lo que iban. El Córdoba se encontró con los problemas de siempre a la hora de elaborar sus jugadas ofensivas. Las acciones a balón parado, con Javi Lara siempre en plan protagonista, eran lo más destacado en la formación de Carrión, que no se encontró nada cómoda. El Numancia amontonó gente en el centro del campo y tocó bien la pelota, sobre todo en zonas intrascendentes. Tenían disciplina, al eterno Julio Álvarez y una consigna clara por parte de Arrasate: protegerse. Que siempre es más fácil si el adversario no pega fuerte o se queda en el amago, que es lo que básicamente le sucedió al Córdoba.
Todo pudo cambiar a los doce minutos, en un pase magistral al hueco de Javi Lara que agarró en carrera Piovaccari para irse solo hacia el portero. Un poco escorado, pero con clarísimas opciones. El árbitro detuvo la acción señalando un fuera de juego que no existía. Rodri y Álfaro se movieron por la zona de ataque con más ardor que sentido y el Numancia pasó el tiempo sin sentirse demasiado agobiado. Tuvo incluso sus llegadas, alguna con peligro para el Córdoba. Ruiz de Galarreta se encontró en el corazón del área con un fenomenal pase atrás de Marc Mateu, pero cuando se disponía a engatillar se encontró con que Bíttolo, que iba embalado por detrás, se tiró al piso para sacarle la pelota del pie al delantero rojillo.
El intermedio llegó en medio de sensaciones raras. En la grada, bajo un sol que pegaba duro, el personal cantaba reclamando la presencia de Sasa Markovic. Carrión introdujo al serbio en la segunda parte, en lugar de Federico Piovaccari, que apenas había entrado en juego durante el primer acto. Era evidente que el Córdoba, blandorro y sin inspiración creativa, necesitaba un zarandeo. En la grada, mientras tanto, ya estaban calentitos. Un incidente con la seguridad del estadio -la retirada de un bombo del sector de animación de Incondicionales- soliviantó a la zona de fondo y el malestar se contagió al resto, conectando con el minuto 54 y la clásica pañolada contra los rectores de la entidad.
A poco menos de media hora, y con el partido plano, los técnicos buscaron una reacción. Carrión retiró a un intrascendente Alfaro para meter a Bergdich, un tipo del que puede esperarse cualquier cosa, para bien o para mal. Arrasate movió sus peones con un doble cambio: introdujo a Valcarce, un titular habitual, y a Kike Sola, ese delantero que sonó para el Córdoba varias veces pero que -como tantos otros- terminó recalando en otro lugar. Con el agrio aroma de la decepción sobrevolando El Arcángel, Carrión miró el banquillo y tomó la determinación de hacer debutar en Segunda División a Sebas Moyano, que disfrutaba en el banquillo de su primera convocatoria con el primer equipo. El punta de Villanueva del Duque, de 19 años, saltó al césped con la fogosidad que se le supone a alguien de su edad y condición. El público lo recibió con una cariñosa ovación, que sirvió para templar un ambiente turbio.
A los ochenta minutos, Rodri sacó un disparo lejano de zurda que fue entre los tres palos. Lo detuvo bien Aitor. Hubo un sector de la grada que gritó uy con cierta guasa. A esa acción replicó el Numancia con un trallazo altísimo de Pablo Valcarce. Así iba todo. Dos equipos ramplones bajo el sol de Córdoba sin muchos argumentos que ofrecer más allá de estar ahí, a lo que surja. Y no pasó nada. Entre el miedo y las taras, el Córdoba-Numancia derivó en un auténtico truño. Los blanquiverdes, al menos, pueden roer el punto con el ansia de un perro hambriento. Es lo que hay.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA, 0: Pawel Kieszek, Antoñito (Sebas Moyano, 73'), Caro, Héctor Rodas, Domingo Cisma, Bíttolo, Javi Lara, Luso, Alfaro (Bergdich, 61'), Piovaccari (Markovic, 46') y Rodri.
NUMANCIA, 0: Aitor, Unai Medina, Casado, Carlos, Calvo, Capilla, Escassi, Ruiz de Galarreta, Julio Álvarez (Pablo Valcarce, 61'), Nacho (Kike Sola, 61') y Mateu.
ÁRBITRO: Díaz de Mera (Comité Castellano-Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Alfaro y Luso y a los visitantes Calvo, Julio Álvarez y Casado.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 30 del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 11.246 espectadores.
0