Jesús Escribano: “La reanudación de la competición la veo lejana”
La competición, parada por completo. Todos los deportes echaron el freno de mano hace prácticamente tres semanas. El Cajasur CBM, que estaba y está en la pugna por la permanencia, jugó su último partido en la División de Honor Plata Masculina el pasado 7 de marzo, cuando venció a un rival directo como el Amenábar Zarautz (29-23) en el Pabellón de Fátima. Desde entonces, los jugadores granates no saben lo que es untar sus manos en resina y coger de nuevo un balón en competición para seguir dando alegrías a los aficionados cordobeses. “Sabíamos que este tramo de la competición iba a ser muy favorable para nosotros porque íbamos a jugar contra equipos que estaban abajo”, afirma Jesús Escribano, entrenador de los cajistas, a CORDÓPOLIS.
En este caso, el entrenador granate adquiere un papel distinto en este estado de alarma, ya que, por su trabajo, es considerado como personal esencial en la lucha frente al coronavirus. “Tiene sus ventajas y sus inconvenientes, porque para mí el confinamiento es menor. Aun así, da un poco de reparo porque tengo hijos pequeños y pareja y muchas veces piensas si voy a meter en casa al virus”, asevera. Escribano intenta dar normalidad a la situación dentro de su familia y señala que “estoy intentando explicarle al hijo mayor, de cuatro años, el tema del virus y a la pequeña, intentando entretenerla de la mejor manera posible”. Los jugadores, según confirma el propio técnico del cuadro califal, siguen unos entrenamientos organizados desde el cuerpo técnico, pero sigue faltando ese plus que da la competición. “Al final, es un trabajo que está muy condicionado porque no puedes salir de casa. Me imagino que todos los estarán haciendo, algunos por obligación y otros por gusto, pero estoy seguro de que los están haciendo porque son gente responsable pero tienen una limitación muy grande”, agrega el preparador a CORDÓPOLIS.
Los ejercicios mandados a los jugadores no hubieran tenido cabida de no ser por la aparición del Covid-19, que obligó al parón de una competición donde al Cajasur CBM le aguardaba un tramo idóneo para sacar puntos. “Sabíamos que el tramo final de la competición iba a ser muy favorable para nosotros porque jugamos en casa con ARS Palma del Río y Zarautz, que eran los dos últimos, pero ahora venían Bordils, Zamora y Ciudad Real, que estaban abajo. Ahí sabíamos que íbamos a sacar puntos, es una pena (el parón) porque estábamos contentos con lo que habíamos hecho hasta ahora y sabíamos que ahora venía la parte más favorable del calendario”, explica el entrenador del Cajasur CBM. El punto flaco de los granates, sumado a las bajas de Ricardo Amérigo y Ramón Fuentes, estuvo en las lesiones y en algunos partidos a domicilio, donde “no habíamos rendido como esperábamos”, pero “a nivel de puntos estábamos muy contentos”, lo que les permite estar fuera del descenso y de la promoción de descenso.
La reanudación de la competición, según expone Jesús Escribano, es algo muy cercano a la utopía, al menos, si se quiere continuar con la liga como si nada hubiera pasado, como si el virus no hubiera existido. “Me cuesta mucho trabajo imaginar el escenario de la reanudación. Tengo perfectamente claro que el 12 de abril, cuando termine el estado de alarma, si es que acaba, seguramente no se va a volver a la normalidad absoluta”, manifiesta el entrenador del equipo cordobés, a lo que añade que “me cuesta imaginarme que, a mediados de abril, podamos viajar a Madrid o Barcelona. Se me hace muy complicado que la competición se pueda reanudar”.
Restan nueve jornadas para el final, donde el Cajasur CBM jugará cinco partidos en el Pabellón de Fátima y otros cuatro fuera de casa. “Al ser una categoría amateur, sería muy complicado para nosotros que nos pusieran jornadas dobles por semana. La reanudación la veo lejana, no sé qué interés puede tener la Federación en reanudar la competición”, agrega un Escribano que ve en la emergencia nacional la pauta a seguir para el organismo organizador. Contar la primera vuelta o contar los puntos hasta el momento pueden considerarse como soluciones, aunque también existe la de dejar la temporada como desierta, sobre lo que Escribano argumenta que “es una lástima que un año de competición quede en blanco. El problema es dónde pones el punto y final a la temporada”. El tiempo, el estado de alarma y el virus dictaminarán sentencia.
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