El año de 80.000 cordobeses sin beber agua del grifo inspira una herramienta sobre todos los riesgos de sequía para la población

Entre abril de 2023 y abril de 2024, 80.000 vecinos del norte de la provincia de Córdoba no pudieron beber agua de sus grifos. Azotaba entonces una época de sequía, como en el resto de la provincia, a la que sumaron otros factores que tenían que ver con los recursos hídricos disponibles en los embalses y con la contaminación que llegaba a estos. El resultado fue que, primero no llegaba agua a sus grifos y, cuando llegó, en un año no pudieron beberla ni utilizarla para cocinar y otras necesidades. Porque la sequía que afectó a la población fue mucho más que la falta de lluvia y, esa experiencia, está siendo objeto de una investigación para crear una herramienta web que dé a conocer a la ciudadanía en cada momento los factores de riesgo que le pueden dejar sin agua.

El grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología de la Universidad de Córdoba (UCO), trabaja actualmente en este proyecto, que se centra en la sequía, precisamente cuando este 17 de junio se conmemora el Día contra la Desertificación y la Sequía. El caso del norte de Córdoba sin agua potable durante un año se está analizando como “caso piloto” para desarrollar una herramienta web accesible para el usuario y, a través de ella, “poder ver qué va a pasar de aquí a seis meses, poder tener un pronóstico y que usuarios, ganaderos, etcétera, puedan tener más información y llegar a tener un pronóstico estacional” sobre el agua disponible.

Quien explica el objeto del proyecto es Rafael Pimentel, uno de los investigadores que lo lleva a cabo. Como él, siete ingenieros desarrollan esta herramienta para aportar información sobre la sequía a la población. “Cuando hablamos de sequía solemos referirnos a que no hay precipitaciones, pero eso hay que combinarlo con la escasez, es decir, cuando no hay recursos hídricos para el día a día. Eso es lo que pasó en el norte de Córdoba: había sequía meteorológica, no llovía, y eso se combinó con niveles de agua en el embalse de Sierra Boyera que no eran suficientes”.

Y se ha visto que a esos dos factores -la falta de lluvia y la escasez de recursos hídricos en los embalses-, hay que añadir un tercer componente cuando se habla de sequía para la población: la calidad del agua. En el norte de Córdoba, cuando el agua de Sierra Boyera se agotó, se hicieron obras de emergencia para trasvasar agua desde el embalse de La Colada. “Pero se vio que estaba contaminada y no era potable”. No podían beber el agua que salía por el grifo.

Incluir la calidad del agua para determinar la sequía para una población

De ahí que “hay que incluir la calidad del agua en la definición de esa sequía que afecta a la población”. Por tanto, lluvia, recursos en embalses y calidad del agua se aunarán en la herramienta que está desarrollando este grupo de investigadores. “La calidad del agua marca que la población pueda o no pueda ser abastecida”. Porque, como en el caso de los 80.000 vecinos del norte de Córdoba, recuperaron el suministro de agua potable cuando hubo lluvias que llenaron el embalse donde el agua no estaba contaminada y era potable.

Para realizar el proyecto, que está en una fase inicial, la idea pasa por desarrollar esta especie de servicio climático sobre la sequía para periodos estacionales del año y, si la duración del proyecto lo permitiera, descender hasta ofrecer “un pronóstico suestacional”.

Además del análisis de datos e información, los investigadores van a trabajar sobre el terreno, incluso obteniendo información de los vecinos, hablando sobre su experiencia y la demanda de información que creen que les sería útil.

Se trataría de aunar el pronóstico del tiempo sobre lluvias, con los recursos hídricos embalsados y cuantificar en un mapa las potenciales zonas de contaminación y la posibilidad de contaminar los embalses a partir del curso del agua. Inferir, al fin y al cabo, lo que ha ocurrido en el norte de la provincia cordobesa, como experiencia de la que aprender y obtener una herramienta que aporte información a la población sobre la sequía que pueden padecer.