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Una extraña emoción: Reyes contra el Sevilla

Reyes, en la Ciudad Deportiva del Córdoba | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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Quién se lo iba a decir. En la noche del viernes, El Arcángel será escenario de un partido de fútbol de lo más peculiar, un acontecimiento desbordante de anécdotas, paradojas, casualidades y preguntas trascendentes. Se espera un campo lleno -va camino del séptimo cartel de “localidades agotadas” consecutivo- para ver a dos equipos en situación de descenso: uno, el cordobesista, puede salir; otro, el sevillista, no se resigna a decir adiós sin repartir unos cuantos puñetazos. Que se lo pregunten a Zaragoza o Granada, que han sido víctimas en las últimas semanas de la furia postrera de los cachorros de Nervión. Entre ellos estuvo un día José Antonio Reyes, que después de componer una hoja de servicios impresionante en el fútbol profesional se quedó en blanco este verano y fue el fichaje más impactante del mercado invernal.

Vino con un objetivo declarado: “Salvar a un histórico como el Córdoba”. Está en ello y los planes van saliendo. Pero para que no se tuerzan debe ocurrir algo: que el Sevilla Atlético caiga derrotado en El Arcángel. Y el utrerano, una leyenda del club sevillista, está directamente implicado. “Reyes estará el viernes”, aseveró José Ramón Sandoval en declaraciones a Canal Sur. Así que ya saben los cámaras a quién tienen que enfocar.

No es la primera vez que José Antonio Reyes (Utrera, 1983) se mide al que fue su equipo de nacimiento futbolístico. Lo ha hecho nueve veces ya, todas en Primera División. Una con el Real Madrid, sufriendo una derrota en el Sánchez Pizjuán (2-1). Fue la primera vez y estuvo en el campo diez minutos, sustituyendo a Guti. En seis ocasiones lo hizo con la camiseta rojiblanca del Atlético de Madrid y una de ellas fue la final de la Copa del Rey 2010 en el Camp Nou, que ganaron los hispalenses por 0-2.

En las otra cinco se produjeron se produjeron dos victorias, dos empates y una derrota para el Atlético de Reyes. En su etapa final, en el Espanyol, volvió a cruzar el camino con su equipo de formación. Dos veces: derrota por 6-4 en el Pizjuán y victoria en Montjuic por 3-1. Aquel día, el 29 de enero del año pasado, Reyes marcó un gol. El segundo -el otro fue con el Atlético en 2011- y el último que le ha hecho en su vida al Sevilla. ¿Hasta el viernes? En eso confían tanto Sandoval como el cordobesismo, que ha encumbrado al extremo internacional como uno de los referentes básicos en la resurrección deportiva del equipo.

Reyes lleva diez partidos jugados en el Córdoba. Solo se perdió el último, en Pamplona ante Osasuna (1-1), donde no pudo estar por una lesión que sufrió en la jornada anterior en El Arcángel ante el Lorca. Aquel día le cosieron a patadas, una circunstancia habitual desde que irrumpió en Segunda División un futbolista cuya superior calidad técnica encuentra su mejor -y casi único- antídoto en los marcajes brutales de los adversarios. Solamente ha disputado un partido completo y Sandoval le dosifica del mejor modo para que llegue en un estado óptimo a los partidos determinantes. Y no hay ninguno que lo sea más que el de este viernes ante el filial del Sevilla, el equipo en el que se formó Reyes.

Hace casi 18 años, en la temporada 2000-01, el jugador disputó un partido en Segunda División. Tenía por entonces 17 años y Caparrós le alineó media hora frente al Getafe. Cuando contaba 16, Marcos Alonso le sacó cuatro minutos en La Romareda, convirtiéndole en el más joven de la historia del Sevilla en debutar en la élite. Era un niño maravilla, al que etiquetaron en 1996 como el mejor futbolista cadete del mundo y que acabó componiendo un historial futbolistico (Sevilla, Real Madrid, Atlético de Madrid, Espanyol, Arsenal, Benfica, selección española) que ha desembocado en el Córdoba y en una Liga que le deparará una extraña emoción. Jugará contra un grupo de chavales entre los que, seguro, alguno habrá crecido con un póster suyo en la habitación.

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